El sector de Ciencia y Tecnología exhibió signos de recuperación muy marcados. De manera reciente, el ministro Daniel Filmus anunció que para 2022 se invertirán 4.500 millones de pesos con el propósito de relanzar el programa de Acceso al espacio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). Esa partida incluirá la fabricación de vehículos experimentales y de los lanzadores Tronador II y III, capaces de colocar en órbita a satélites de 750 kilos. El desarrollo espacial como objetivo estratégico se suma al reflote de Pampa Azul: la iniciativa que reúne las voluntades de siete ministerios y busca desarrollar nuevos conocimientos para conservar y aprovechar los recursos del Mar Argentino; así como también a la revitalización del Programa Raíces, que articula la repatriación de los científicos y científicas en el exterior. A diferencia de 2019, en que solo retornaron tres, ya son 79 los cerebros que volvieron al suelo local.
El fortalecimiento del desarrollo espacial, marítimo y el regreso de recursos humanos fugados en tiempos menos felices constituyen tres políticas de Estado que durante los mandatos kirchneristas habían sido fuertemente impulsadas y durante la administración macrista fueron desguarnecidas. Una clave subyacente para el nuevo impulso es la Ley de financiamiento de CyT, que prevé un incremento progresivo de la función CyT del presupuesto nacional hasta conquistar el 1 por ciento del PBI en 2032. Como resultado, el año que viene pasará de 0,28 a 0,31 por ciento: en vez de recibir 7 mil millones de pesos, la cartera percibirá 23 mil millones. Con ese paisaje de fondo, el aire fresco para el sector se caracteriza por la incorporación de más investigadores al Conicet. Si durante el macrismo los ingresos habían disminuido a 450, en 2021 las incorporaciones treparon a 820, con lo que se batió el récord de los 12 mil científicos y científicas en la carrera.
Asimismo, se creó el Plan de Fortalecimiento de los Recursos Humanos de los Organismos de Ciencia y Tecnología, para sumar por concurso a mil científicos más; y se logró la incorporación de las y los profesionales y técnicos y técnicas de la Carrera del Personal de Apoyo a la Investigación y Desarrollo del Conicet al régimen previsional especial para las y los investigadores científicos. El rol de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+I) también se torna fundamental en todo el engranaje de financiamientos de proyectos y actividades.
Los problemas de la gente
El gobierno de Alberto Fernández tiene la voluntad expresa de colocar a la ciencia y a la tecnología al servicio del país. Desde su discurso, el Ejecutivo “no solo busca apoyar la CyT, sino que procura apoyarse en la CyT” para orientar las acciones hacia la consolidación de un modelo de desarrollo basado en el conocimiento. Así lo expresa el ministro Daniel Filmus en diálogo con Página 12: “El gobierno de Alberto y Cristina planteó como un eje central la posibilidad de cambiar la matriz productiva del país. Parte de ello tiene que ver con el aporte de la ciencia y la tecnología para generar transferencia que permita incrementar las cadenas de valor para los productos primarios”. Buena parte de esa transformación, en 2021, se vincula con la apuesta por la transición energética, con el litio y el hidrógeno verde a la cabeza.
En esta línea, desde la concepción del ministro, se debe transformar el histórico esquema exportador de productos primarios por uno de sustitución de importaciones, que además se proponga exportar productos sofisticados con un mayor valor agregado. Bajo esta premisa, las relaciones con otros ministerios son medulares. “Impactar en la economía a través del conocimiento es el eje central del MinCyT. Por eso sostenemos conversaciones periódicas, tanto con Matías Kulfas como con Martín Guzmán, con el único propósito de resolver los problemas de nuestra gente. No solo se financian las ciencias duras, sino también las sociales, bastante menospreciadas durante el mandato anterior”, sostiene Filmus. El Programa “Ciencia y Tecnología contra el hambre” o los proyectos de economía popular y cannabis medicinal se alinean en este sentido.
El Conicet por buen camino
Durante la pandemia, la articulación entre el Conicet y las universidades fue clave para el aprovechamiento de las capacidades instaladas en la elaboración de barbijos a partir de telas antivirales, la fabricación de tests para detectar la presencia del virus o de anticuerpos en el organismo, así como también, el desafío tomado por diversos grupos alrededor del país para concretar el diseño de una vacuna anticovid ciento por ciento argentina.
“Después de los cuatro años de macrismo y dos años de pandemia, nos estamos empezando a recuperar. Fundamentalmente, la Ley de Financiamiento nos permite ir incrementando el presupuesto año a año, por lo que habilita la chance de planificar”, dice Ana Franchi, la presidenta del Conicet. Y continúa: “Por otro lado, nos pusimos al día con la compra y entrega de equipamiento adeudado desde 2016, y avanzamos en la construcción de 20 edificios nuevos que se construirán a partir de 2022 para que los científicos y científicas desarrollen sus tareas en ámbitos más adecuados. Incrementamos el estipendio de las becas: hoy un becario cobra 82 mil pesos”.
El salario de los investigadores e investigadoras de carrera quizás constituya la principal cuenta pendiente. Franchi no le escapa al asunto y apunta: “Se han otorgado tres jerarquizaciones salariales para los investigadores; aún no alcanza, lo sabemos, pero vamos por buen camino en la recuperación de todo lo perdido entre 2015 y 2019”. Otra de las cuentas pendientes históricas es la federalización del sistema. La asimetría que existe entre las provincias es uno de los conflictos que desde el Conicet les preocupa revertir. “El centro del país concentra más del 80 por ciento de todos los recursos humanos de CyT. Por lo tanto, comenzamos con ingresos especiales a la carrera que se vinculan con fortalecer a las diferentes provincias. San Juan, La Pampa, Chaco y Catamarca definirán sus temas estratégicos y en función de ello se realizará la incorporación de los recursos humanos en las jurisdicciones. También buscaremos solucionar las vacancias temáticas que, a su vez, son centrales para el país, como pueden ser las ciencias forestales o las ciencias del mar”, describe Franchi.
Argentina 2030
La ciencia y la tecnología, al igual que otras áreas sensibles como la educación, requieren de políticas de Estado que puedan sostenerse en el tiempo. En las décadas anteriores, los gobiernos kirchneristas impulsaron los planes estratégicos de CyT de cara al 2010 y al 2020. Sin embargo, cuando había que trazar los lineamientos del Plan 2030, la gestión macrista no lo hizo. “Durante el macrismo, el país se quedó sin plan para la ciencia y la tecnología. Nosotros nos proponemos votar como ley el plan Argentina 2030. Para ello, iniciamos debates con las provincias, las universidades, con la comunidad científica, con el Consejo Económico y Social y con muchos actores más”, sostiene Filmus. A partir de este mes, en espacios de diálogo abiertos y plurales, se discuten los desafíos que se deberán afrontar con miras a la próxima década. Un modelo de desarrollo federal y soberano será, una vez más, el horizonte.