El contundente resultado de las elecciones legislativas en Córdoba, con un triunfo amplísimo de Juntos por el Cambio, aceleró las especulaciones sobre el futuro de la provincia y de su gobernador. Si bien Sebastián Puechagut, Director de la Consultora Explanans, marca que no hay que anticiparse, que la madurez de la ciudadanía hace que no vote de la misma manera en elecciones legislativas que en ejecutivas, ya se empiezan a tejer todo tipo de conjeturas y el camino hacia el 2023 está en marcha.
Uno de los puntos que genera polémica es el posicionamiento nacional del gobernador cordobés. Para una importante dirigente de Hacemos por Córdoba la proyección nacional de Schiaretti es “declamativa”: “Basicamente sirve para opacar la paliza de Juez. El objetivo es que se hable de su proyección nacional y no de las elecciones que pasaron”.
En el peronismo cordobés conviven dos miradas. Por un lado, quienes creen que el balance no es del todo negativo ya que se pudo “romper” la polarización nacional y “robarle” la banca en el senado al Frente de Todos. En este sentido, Puechagut explica que “en un contexto de total polarización, mantener 3 bancas (dos en diputados y una en el senado) no está mal. Son votos que van a valer mucho a la hora de las negociaciones legislativas”. Por otro lado están quienes, dentro del espacio, sintieron el golpe: “Esperábamos más, por lo menos poder mantener las tres bancas en diputados”, reconoce un dirigente del espacio.
“En la escuela de mi barrio, históricamente peronista, casi perdemos. Habíamos ganado por 50 votos en las PASO y casi nos la dan vuelta. Pensamos que convocando a la gente que no había ido a votar en septiembre se podía levantar, pero no nos eligieron”, lamenta un militante territorial del peronismo en la capital provincial.
Está claro que la elección de HpC no fue buena teniendo en cuenta las expectativas que el propio espacio había creado. Sobre todo por la centralidad que tuvieron en campaña las figuras de Juan Schiaretti y de Martín Llaryora, intendente de la Ciudad de Córdoba y el nombre que suena más fuerte para la gobernación en 2023.
Historia reciente del cordobesismo
En julio de 1999 José Manuel de la Sota asumió la gobernación cordobesa y cortó más de 15 años de seguidilla radical. El Ministro de Producción de aquel gobierno fue el contador Juan Schiaretti. Empezó allí un ciclo de más de 20 años en el que ambos alternaron como primeros mandatarios de la provincia, en una armonía no exenta de tensiones. Hace unos años parecía que Unión por Córdoba (sello que duró 20 años, ahora convertido en Hacemos por Córdoba) podía durar varias décadas más en el poder. Pero el azar y las desgracias también marcan la historia: el 15 de septiembre de 2018 José Manuel de la Sota murió en un trágico accidente automovilístico. Hasta ese momento su nombre sonaba como posible candidato presidencial de la unidad del peronismo en 2019. Se empezaban a ventilar las reuniones que había mantenido con dirigentes como Máximo Kirchner o la misma Cristina Fernández de Kirchner. La visión que tenía del futuro no era la misma que la de su socio.
Del 2015 al 2019 Schiaretti tuvo un trato amistoso con Mauricio Macri, con el que incluso compartió algunos pasos de baile. Jamás lo combatió, nunca creyó necesario involucrar a Córdoba en la disputa por el proyecto de país. Luego fue uno de los pocos gobernadores peronistas que no apoyó la candidatura de Alberto Fernández. A dos años de la asunción de AF y a pesar de que las inversiones que llegan desde Nación a la provincia superan las de cualquier otra gestión, la postura del gobierno provincial no ha cambiado. En ese marco se dieron las declaraciones del gobernador en los últimos días, en las cuales opinó que tanto el kirchnerismo como el gobierno de Macri habían fracasado y chocado el país y que actualmente existe un “empate de debilidades”.
El partido cordobés
La idea de Córdoba como un ente autónomo del resto del país no es un invento del actual peronismo cordobés. El ex gobernador radical Eduardo Angeloz ya había hablado de la provincia como una “isla”. Sí es cierto que fue José Manuel de la Sota quien acuñó el término cordobesismo. Por su parte, el actual gobernador habló en los últimos días del “partido cordobés”.
Lo cierto es que la idea de Córdoba como isla se termina cuando se analizan la suba de la pobreza y la indigencia en la provincia durante el gobierno de la alianza macrista-radical y la pandemia: Según el INDEC, en el Gran Córdoba, en el primer semestre de 2017 la pobreza era de 30,7% y la indigencia del 7,8%, mientras que en el primer semestre de 2021 la pobreza fue de 46,6% y la indigencia de 10,8%.
Por otro lado, el “cordobesismo” instaló la idea de la provincia como polo industrial. En los últimos días, el gobernador compartió los festejos de los 60 años de la Unión Industrial de Córdoba con Martín Llaryora y Luis Juez. Luego del festejo tuiteó que “en estos últimos 20 años hemos sido capaces de aunar esfuerzos. Ese trabajo mancomunado es lo que nos permite avanzar industrialmente, logrando nuevas radicaciones industriales pese a las dificultades que le toque atravesar a nuestra Patria argentina” .
En los hechos lo que se observa es que Córdoba es, cada vez más, una provincia con una economía agroganadera: según un informe elaborado por el Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES) la industria era hasta el 2013 el sector de mayor tamaño, mientras que en el 2019 ya se encontró en el tercer lugar, luego del sector agropecuario y el comercio. Esto trae aparejado problemas en cuanto a la cantidad y la calidad del empleo. La industria emplea más y mejor que el agro en relación a su producción. De esta manera, el malestar laboral en Córdoba se calculó en el primer semestre del 2021 en 57,7%.
Hacemos por Córdoba fue virando en los últimos años desde un armado plural con una fuerte identidad peronista hacia una mezcla de conservadurismo político y desarrollismo económico (anclado en la obra pública y el complejo agroganadero) con una identidad marcadamente cordobesa en oposición al resto del país, especialmente a Buenos Aires. La disputa, para Schiaretti, ya no se da al interior de Córdoba contra el radicalismo o el macrismo, sino que se da hacia afuera contra el resto del país. “Yo no le digo más peronismo. No le quedan ideas, le queda geografía. Por eso lo del partido cordobés”, opina Valeria Brusco, docente universitaria e integrante de la Red de Politólogas (proyecto que busca promover, visibilizar y potenciar el trabajo de las mujeres dedicadas a la Ciencia Política latinoamericanista). Así se explica que el blanco preferido del gobernador en la última campaña haya sido el gobierno nacional y no Juntos por el Cambio, que fue por lejos la fuerza más votada.
La tercera vía: la liga de gobernadores
Parece que fue lejos y hace mucho tiempo, pero en 2019 existió una coalición que se llamó Consenso Federal. Sus figuras fueron Sergio Massa, Miguel Pichetto, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Esa experiencia fracasó: Massa se sumó a las filas del Frente de Todos y Pichetto fue candidato a vicepresidente de Mauricio Macri. Lavagna y Urtubey terminaron conformando la fórmula de la coalición, que no gravitó electoralmente: superó apenas el 6% de los votos. Hoy todo esto es historia pero el sueño presidencial de Schiaretti parece persistir.
En esa clave puede entenderse su enorme presencia en la última campaña legislativa. Las candidatas eran Ellas (Alejandra Vigo y Natalia de la Sota, dos dirigentes con apellidos pesados) pero la centralidad la terminó teniendo Él. Esto fue una sorpresa ya que no es habitual ver al gobernador con tantas apariciones públicas en tan poco tiempo. El esquema comunicacional del gobierno cordobés no lo tiene a Schiaretti como orador asiduo ni suelen darse dispositivos de conversación directa ni mediada con la ciudadanía. Las obras de gobierno se cuentan vía una altísima inversión en pauta publicitaria. Así se explica el blindaje mediático del que goza el gobierno provincial por parte de los grandes medios.
Todo indica que el sueño de Schiaretti es armar una liga de gobernadores que pueda disputar la presidencia en el 2023. Lo cierto es que los gobernadores peronistas, algunos más críticos que otros, hoy se encuentran dentro del FdT. En este sentido, un dirigente del peronismo cordobés opina que ““el gringo” va a avanzar solamente si ve terreno fértil, si ve que otros gobernadores lo pueden acompañar. En ese sentido fue muy buena la jugada del gobierno nacional de poner a Manzur como Jefe de Gabinete, con eso ganaron apoyo en el interior del país”. En la misma línea opinan distintos dirigentes del interior cordobés. Por su parte, Brusco explica que “lo de Schiaretti presidenciable tiene poco sustento. No se sabe si es un proyecto de verdad o es la salida posible que tiene”. Otro importante analista también cree que que la nacionalización de la figura del gobernador es un “gesto” para darle un horizonte “épico” al peronismo cordobés, en un movimiento que le sirve para ordenar hacia adentro su fuerza.
Por su parte, los gobernadores opositores, en su gran mayoría, pertenecen a JxC y es impensable que luego de la última performance legislativa cambien de bando. “Hoy no hay lugar para una fuerza más. Está la extrema izquierda, la extrema derecha, JxC, que es una derecha maquillada, y estamos nosotros con el FdT. No hay lugar para nadie más”, analiza un dirigente peronista de Córdoba cercano al gobierno nacional, que lo ve a Schiaretti más cercano a JxC que al peronismo nacional: “Pichetto en el 2019 ocupó el lugar que debería haber ocupado él”.
Quedan dos años en donde Schiaretti se jugará su futuro sabiendo que necesita al gobierno nacional para gestionar la provincia y mantenerse fuerte para ordenar su sucesión en Córdoba.