El viernes a las 19, el artista y fotógrafo Norberto Puzzolo concretará la donación de su célebre obra Las sillas (1968) y será uno de quienes reciban, en el Museo Nacional de Bellas Artes (CABA), el Premio Nacional a la Trayectoria Artística, edición 2020/21. No es el primer rosarino en ganarlo, pero sí el único oriundo de esta ciudad entre los 8 artistas distinguidos este año. Aunque no sería exacto lo de "único", ya que Puzzolo adjunta a su obra la serie completa de los afiches que editó la imprenta de Pedro Berger para cada muestra del Grupo de Arte de Vanguardia que integró el Ciclo de Arte Experimental.
Con texto de catálogo por Juan Pablo Renzi, la experiencia Las sillas tuvo lugar del 27 de mayo al 8 de junio de 1968 en el interior del salón a la calle del local comercial de Entre Ríos 730, en Rosario, inaugurando el Ciclo de Arte Experimental del GAV. Materialmente, consistió en unas sillas plegables comunes de madera, pintadas de amarillo y puestas en hileras, dando al exterior, sobre una alfombra roja. Conceptualmente, era una platea donde sentarse a mirar, a través de la vidriera (que había sido encuadrada de ambos lados por el artista con un doble marco de chapadur pintado de blanco), lo que pasaba afuera en la calle. Mientras tanto, Vietnam vencía a EEUU y Cuba hacía la revolución.
En la primera edición de los Premios Trayectoria, en 2018, recibió este galardón otra santafesina, Noemí Escandell, lamentablemente fallecida al año siguiente; y en la segunda, de 2019, Graciela Carnevale, ambas ex integrantes del GAV. Carnevale lo obtuvo con otro rosarino, Eduardo Serón (fallecido en 2021). Los premios se otorgan en el Salón Nacional de Artes Visuales en reconocimiento al recorrido de ocho artistas argentinos vivos, que obtienen una pensión vitalicia del Estado Nacional por su aporte destacado a la cultura y donan una obra al Bellas Artes a su elección. El jurado estuvo formado por María Florencia Battiti, Tomás Bondone, Carina Cagnolo, María Teresa Constantin, Andrés Duprat, Patricia Viel y Mariana Marchesi, directora artística del MNBA. Con curaduría de Marchesi, en las salas 37 a 40 del primer piso, se exhibirán las obras de Anahí Cáceres, Alicia Herrero, Leandro Katz, Alina Neyman, Luis Pazos, Alfredo Prior, Norberto Puzzolo y Dalila Puzzovio, que a partir de ahora pasarán a integrar la colección del Museo. Con entrada gratuita, la exposición de las obras donadas podrá visitarse desde el próximo sábado 4 de diciembre hasta el 27 de febrero de 2022.
El sábado pasado, en su casa, en diálogo con Rosario/12, Norberto Puzzolo reflexionó sobre esa donación. El MNBA tiene obras fotográficas suyas, entre otras su Retrato de Bárbara (1986), del que también posee una copia el Instituto de Arte de Chicago. "El Museo tiene otras obras mías, tiene papeles emulsionados, tiene la digital de las piedras, tiene ese autorretrato en cinco partes... tiene varias obras de fotografía. Entonces me pareció bien que estuviera esta, por supuesto es una foto histórica de la vidriera y cinco sillas. Y le agregué los afiches de todos nosotros porque me pareció interesante que estuviéramos todo el grupo, que también es un homenaje al grupo. A mis compañeros, algunos ya fallecidos: Lía, Mimí, Eduardo Favario que fue muerto... Martha Greiner está trabajando, viste que está haciendo algunas cosas", comentó.
Contó Puzzolo que una colección privada suiza adquirió Las sillas, bajo la misma forma: un registro fotográfico (no la famosa foto de Favario, otra) y otras cinco de las quince sillas que el autor guardó. "Me gustaba que estuviese en el Museo Nacional una obra de mi juventud, el comienzo de esa vanguardia, fue la primera obra del Ciclo de Arte Experimental. Yo recién salía del taller de Juan Grela, o estaba... Era muy jovencito. En aquel momento había una actitud incipiente de mirar la calle", recordó. "Empezaban a gestarse movimientos, que después fueron no solamente frustrados sino acabados con sangre y fuego. Pero había una movida desde el punto de vista de nosotros, de la gente que estaba haciendo obra, de abandonar ese lugar cómodo del artista incluso mimado, porque nosotros éramos mimados por la prensa, por la revista Primera Plana, Análisis, de Buenos Aires, es decir... abandonar esa posición y empezar a mirar qué ocurría afuera de la sala de exposición. Esa obra fue una cosa de un joven, es una manera tímida de empezar a ver cómo arrancábamos con la calle... a mí me pegó mucho tener que trabajar solo, porque creo que todas esas obras son firmadas por uno, son de autoría propia, Las sillas son mías; pero esa obra se generó a través de las reuniones, las charlas, la interacción... es decir, nadie me dijo hacé esto o hacé esto otro. Pero creo que no surgen de la nada. Nos reuníamos en el taller que le decíamos el taller de las chicas. Eran Lía Maissonave, Mimí Escandell, Graciela Carnevale y Lito Fernández Bonina, en la calle Tucumán (al 1000), el edificio antes de llegar a la esquina de San Martín. El grupo de Favario, Renzi, Gatti y Bortolotto era otro; Naranjo y Boglione tenían un taller juntos; Elizalde y Ghilione; yo estaba por la mía, había otro muchacho Escriña... yo tenía 17, 18 años, los otros eran más grandes. ¡Y eran reuniones hasta la madrugada!"; se asombró.
"Y yo entraba a trabajar a la imprenta a las 7 de la mañana. Tengo muy buen recuerdo de mi patrón en la imprenta, Pedro Berger, que me incitó a estudiar primero con Dasso, después con Grela... que me daba permiso para ir a exponer, me imprimía los afiches... La imprenta me imprimió el afiche para mi muestra. Y gustó, les gustó a todos y dijimos por qué cada uno no elige un color, cada uno su foto... Acá hay marcas de cuando rompemos con Di Tella. En las primeras decía 'Auspiciado por el Instituto Di Tella', y después empieza 'Ciclo de Arte Experimental'. Ya habíamos roto con Romero Brest. Rompemos con Romero y se le devuelve la plata que había dado para el ciclo. Las primeras tres fueron en Cuadros Publicidad, ahí en la cuadra de la Universidad. Tenía la agencia atrás y tenía todo ese local adelante vacío. Ahora hay una oficina pública. Está tal cual como se ve en algunas fotos, la puerta en el medio y las dos persianas a los costados... Mimí ya expuso en la galería Melipal. Y Graciela creo que en otro local de la Melipal. No queríamos que fuese en el circuito del arte. Era una ruptura con las instituciones. Para los consagrados de ese momento, sacando Grela, que nos daba mucha manija, y Slulittel que era el coleccionista, para los demás éramos unos loquitos lindos. 'No sé, hay un puto de pelo largo que está haciendo unas sillas...'. Y una cosa muy importante: estamos hablando de los años 60, en el grupo había mujeres, y éramos de igual a igual. Me parece tan importante a la distancia, a la realidad de hoy, a la revolución actual que para mí es la gran movida de esta época", comparó Puzzolo.