La misión de Boca de clasificarse a la Copa Libertadores por sumatoria de puntos tuvo otro obstáculo complejo. Newell's, con orden y entusiasmo, le complicó el camino al éxito al equipo de Sebastián Battaglia.
El local fue el que tuvo la iniciativa del juego la mayor parte del tiempo, pero careció de la profundidad necesaria para hilvanar situaciones de riesgo. Como los rosarinos se cerraban bien por el centro, Boca buscó sorprender por la costados, aunque pocas veces lo hizo con criterio.
Eduardo Salvio fue el que más cerca estuvo en el primer tiempo, con un cabezazo que encontró bien ubicado al arquero Macagno. Los envíos aéreos hacia el centro del área eran el recurso que utilizaba Boca para tratar de desnivelar. El visitante, por su parte, construyó la acción más clara al final de esa etapa, y Rossi tuvo que exigirse para evitar el gol de Juan Garro.
La falencia principal de Boca radicaba en la organización de juego ofensivo, y en ese aspecto el que fallaba seguido era el chico Zeballos. Como Almendra y Ramírez tampoco podían aparecer, todo desembocaba en las acciones individuales de los laterales o los delanteros para tratar de generar peligro.
Newell's sorprendió al inicio de la segunda parte, y el joven Giani estuvo cerca del gol al conectar la pelota con la cabeza, pero Rossi estuvo atento para evitarlo. Battaglia decidió el ingreso de Villa por Zeballos en esos primeros instantes, para tratar de imprimirle mayor movilidad en la zona de elaboración de juego en ataque.
En esa búsqueda también ingresó el colombiano Cardona para ubicarse como el volante más libre, con la responsabilidad de habilitar con precisión a los hombres más adelantados.
El palo le negó el gol a Rojo, luego de un cabezazo, y el capitán volvió a estar cerca con un remate de lejos. Boca, con poca inventiva, no pudo llegar a la victoria y le apuesta todo a la Copa Argentina.