Martha Argerich, Anna Netrebko, Plácido Domingo, Charles Dutoit, Roberto Alagna, Herman Cornejo. Estos podrían ser algunos de los nombres más altisonantes previstos para el año que viene. Con producciones nuevas, reprogramaciones, retornos y alguna que otra idea original sobre una impronta de programación que más que conservadora se revela algo perezosa y en general poco cultivada, el Teatro Colón presentó su temporada 2022.
En busca del tiempo perdido, el gran clásico argentino apuesta otra vez a la normalidad en pandemia y anunció una temporada con siete títulos de ópera, cinco ballets y un ciclo de conciertos de Martha Argerich con invitados especiales, además de diecinueve conciertos de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, diez recitales dentro del ciclo Grandes Intérpretes Internacionales, cinco conciertos de la Orquesta Estable, solo tres para la serie Colón Contemporáneo y las reapariciones del Centro de Experimentación del Teatro Colón y la Ópera de Cámara. También se anunció el regreso de Colón para Chicos, que hará trabajar a los chicos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en producciones de óperas y ballets.
A ojo de buen cubero se delinea enseguida una temporada que retoma mucho de lo que la pandemia y sus circunstancias postergaron y sobre todo prolonga el recurso a títulos afirmados dejando poco margen para el riesgo. En este sentido, la temporada lírica es un buen ejemplo. Aferrándose al inefable Giacomo Puccini, la serie de ópera comenzará en marzo con nueve funciones de La boheme y culminará en noviembre con nueve de Tosca. La primera es una nueva producción del Teatro, con la soprano cuyana Verónica Cangemi y el tenor albanés naturalizado italiano Saimiur Pirgu encabezando el elenco de cantantes. La segunda retoma la producción de Roberto Oswald y tendrá como protagonista a la estrella rusa Anna Netrebko.
Entre mayo y junio habrá diez funciones de Nabucco de Verdi, con la dirección musical de Carlos Vieu, después de El cónsul, de Giancarlo Menotti, con la puesta en escena de Rubén Szuchmacher que debutará a principios de mayo. En agosto, una nueva producción de L’elissir d’amore, de Gaetano Donizzetti , le agregará más tuco a una temporada que para septiembre anuncia un doble programa con Los siete pecados capitales, de Kurt Weill, y El castillo de Barbaazul, de Bela Bartok, en una producción de la Ópera Nacional de Gales, y para octubre planea El pescador de perlas, de Georges Bizet, en una coproducción del Colón con el Gran Teatro de Lodz (Polonia).
Bajo la dirección de Paloma Herrera, el Ballet Estable del Teatro Colón anunció para abril su Giselle con coreografía de Gustavo Mollajoli y la participación de Natalia Osipova (Royal Ballet) e Isaac Hernández (English National Ballet) como invitados. Entre fines de julio y comienzos de se pondrá en escena un programa mixto compuesto por Sinfonietta de Leoš Janáček, con coreografía del checo Jiří Kylián, y Carmen de Georges Bizet, con una nueva coreografía de Alejandro Cervera.
En septiembre le tocará a La fille mal gardée de Ferdinand Hérold con coreografía de Sir Frédérick Ashton, en noviembre Romeo y Julieta de Sergei Prokofiev, con coreografía de Kenneth MacMillan y la participación especial de Herman Cornejo (American Ballet). El cierre de temporada será con La viuda alegre, la célebre opereta de Franz Lehár, con coreografía de Ronald Hydn y la participación del italiano Roberto Bolle, como bailarín invitado.
Entre el 12 y el 20 de agosto Martha Argerich animará su propio ciclo. La legendaria pianista regresará al Colón para compartir conciertos con invitados, entre los que se estarán el director de orquesta Charles Dutoit y la actriz Annie Dutoit-Argerich -hija de ambos-, los pianistas Dongo Hyek Lim, Paolo Bortolameolli y Sergei Babayan, además de la joven directora venezolana Glass Marcano. A puro fervor canoro, el ciclo Grandes Intérpretes Internacionales, anuncia recitales del experimentado tenor español Plácido Domingo (abril), la soprano Ainhoa Arteta y la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera (mayo), el tenor Roberto Alagna (junio), el contratenor Jakub Józef Orliński y el tenor Michael Schade (agosto) y la soprano Anna Netrebko junto a su marido, al tenor Yusif Eyvazov (nvoembre), y la presentación del escritor italiano Alessandro Baricco con su show Sul Tempo e sull´Amore (octubre).
La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, que maneja Enrique Arturo Diemecke, tendrá entre los directores invitados a Alejo Pérez (mayo), Baldur Brönimann (junio), Josep Vicent (julio), Ligia Amadio y Edo de Waart (octubre) y Federico Jusid (noviembre), y entre los solistas a los violinistas Xavier Inchausti (junio) y Noa Wildschut (septiembre); los pianistas Javier Perianes (marzo), Khatia Buniatishvili (agosto), Ingrid Fliter (octubre) y Sergio Tiempo (diciembre); el oboísta Néstor Garrote (mayo), el guitarrista Pablo Sainz Villegas (julio), el clarinetista Andreas Ottensamer (septiembre) y el acordeonista Iñaki Alberdi (noviembre).
La Ópera de Cámara reaparece reformulada como “espacio de colaboración y trabajo entre artistas jóvenes y consagrados”, según se lee en la información anticipada por el Teatro. Gianni Schicchi de Giacomo Puccini, en la versión de cámara de Carlos Calleja (abril en la sala de CETC), Le convenienze ed inconvenienze teatrali de Gaetano Donizetti, con dirección escénica de Pablo Maritano (junio en el Teatro de la Ribera) y Mujercitas de Mark Adamo, con la dirección musical de César Bustamante (diciembre en la sala de CETC) son los títulos anunciados. Si bien no se detalló el elenco de cantantes para cada producción, no es difícil suponer que se convocará a estudiantes del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
En el marco del ciclo Colón Contemporáneo se anunció el Concierto para violín de György Ligeti con Francesco D'Orazio como solista (mayo), la Sonata Concord de Charles Ives por el pianista Joonas Ahonen, y el Ballet Mécanique de George Antheil que se presentará junto al estreno en Argentina de la Fantaisie Mécanique de la compositora surcoreana Unsuk Chin. El Centro de Experimentación del Teatro Colón reabrirá sus puertas con la puesta en escena de Ocho canciones para un rey loco, de Peter Maxwell Davies (marzo) y continuará su actividad a lo largo del año con ciclos creativos de video ópera, radioteatro, residencias de compositoras e intérpretes, diálogos en torno a la creación interdisciplinaria y Talleres coreográficos.
Doce recitales para el tradicional ciclo gratuito de
música de cámara en el Salón Dorado y cinco conciertos de la Orquesta Estable, suman
lo propio a una temporada que por sobre el optimismo de la cantidad debe asumir
un desafío clave para justificar su presencia: el de reestablecer la relación
con un público más amplio y no por eso ligero.