Todas las violencias que padeció Guadalupe Medina en sus últimos minutos de vida quedaron expuestas en el juicio oral por su femicidio. Tenía 12 años cuando su cuerpo fue encontrado boca abajo y con signos de abuso en una construcción abandonada de villa Banana, el 25 de mayo de 2016. Ayer, su familia pudo obtener la justicia que reclamó desde el primer día. El único acusado, Sergio Saravia, de 30 años, fue condenado a la pena de prisión perpetua, por los delitos de abuso sexual seguido de muerte en concurso ideal con femicidio.
Desde el primer momento del debate, los querellantes del Centro de Asistencia Judicial (CAJ) hablaron de un hecho al que enmarcaron como "la máxima expresión de la violencia machista". Los abogados Valentín Hereñú y Jorge Haurigot, quienes representaron a la madre de Guadalupe, recordaron que la niña "fue violada y ahorcada hasta la muerte por un hombre que la usó como un objeto".
Si bien restan los fundamentos del fallo unánime que dio a conocer ayer el tribunal integrado por los jueces Nicolás Vico Gimena, Ismaél Manfrín y Rodolfo Zvala -que se entregarán a las partes en los próximos días-, Hereñú interpretó la sentencia: "El tribunal entendió que la conducta de Saravia encuadra al mismo tiempo en esas dos figuras penales", indicó sobre la condena por abuso sexual seguido de muerte en concurso ideal con femicidio. Para el abogado, se trata de una decisión que se tomó teniendo en cuenta que el hecho ocurrió "en un contexto de violencia de género, y es un logro", aseguró.
Antes de que fuera imputado Saravia, hubo tres jóvenes acusados en la causa, sindicados como miembros de la banda del Pandu. Dos años después, Saravia estaba por ser condenado por otro caso de abuso sexual cuando se advirtió que ese suceso tenía muchas similitudes con lo sufrido por Guadalupe. La abogada Martina Guirado, que en ese momento era parte del equipo del CAJ, tenía ambos expedientes como querellante y empezó a atar cabos. Cuando se hizo el cotejo de material genético, arrojó resultado positivo y Saravia quedó como único acusado por el femicidio de Guadalupe.
Tanto el fiscal Alejandro Ferlazzo como los querellantes describieron el entono vulnerable en el que ocurrió el hecho. Guadalupe "vivía en un barrio empobrecido, donde las condiciones de vulnerabilidad marcan la vida de las personas, en especial, la de niñas, niños y adolescentes", aseguraron.
Tras escuchar el fallo, la madre y las hermanas de la nena lloraron. Una de ellas se avalanzó contra el imputado, antes de ser retirada de la sala. Guadalupe era una de las seis hermanas Medina, que además tienen un hermano más chico. Ayer por la tarde, las mujeres volvieron al mismo barrio, movilizadas por el resultado tras cinco años en los que no bajaron los brazos en el reclamo de justicia.