Este domingo será un día de fiesta para los hinchas de Independiente: el estadio pasará a llamarse Libertadores de América - Ricardo Enrique Bochini, merecido reconocimiento al ídolo máximo del club. El Bocha, dijo, jugará en la previa del Independiente-San Lorenzo, por la penúltima fecha de la Liga Profesional, en un partido entre viejas glorias de ambos equipos.

Asignar el apellido Bochini al estadio es un demorado y merecido acto de justicia. “Me fallaron muy feo dos veces: una cuando se hizo mi partido homenaje, en el que me robaron mínimo 20 mil entradas, y otra cuando la gente votó mi nombre para ponerle al estadio y manipularon la votación a último momento para que perdiera. En la primera era Sande el presidente; en la segunda, Comparada”, lamentó Bochini en su muy buena biografía Yo, El Bocha, escrita por el periodista Jorge Barraza.

Durante la gestión de Julio Comparada se hizo una votación a través del diario Olé. El nombre que ganó fue Estadio Libertadores de América. “Participó solamente el 0.1% de los hinchas de Independiente”, escribe el historiador y ex dirigente rojo Claudio Keblaitis en su recomendable Querida visera, libro de reciente aparición en el que cuenta la historia del primer estadio de cemento de Sudamérica. La diferencia en el resultado de la elección, agrega Keblaitis, fue de sólo 23 votos. Un acto injusto que con un poco de tacto se solucionaba.

Comparada venía de ganar las elecciones de 2005 con el 55 por ciento de los votos. Pero al asumir declaró al club en convocatoria de acreedores. Su gestión fue pésima. Decidió la demolición del legendario estadio para construir uno faraónico. Los números se lo impidieron. No alcanzaba ni la venta del pase de Sergio Agüero al Atlético Madrid (más de 23 millones de euros) ni la de Oscar Ustari (8 millones) al Getafe. “Hay que imponer la marca Independiente”, decía Comparada, empresario y producto -en lo dirigencial- de Julio Humberto Grondona, entonces presidente de la AFA. Las cosas iban de mal en peor. Se buscaron proyectos acordes a la realidad del club y del país. Se presentaron obras en Costa Salguero. Todo lujoso. Un modelo Mauricio Macri-Boca pero con resultados adversos.

Las obras las llevaría a cabo el estudio de arquitectura Cabillón, Pomar, Lombardi. Unas 35 mil localidades, museo y concentración en un mismo lugar. Pero “de buenas a primeras fue desvinculado del proyecto el arquitecto Luis Cabillón, quien acusó al arquitecto Rodrigo Fernández Prieto, amigo de Comparada, de ejercer lobby de parte de ese estudio para sacarlo del medio. Hubo acusaciones cruzadas, Cabillón alegaba que se le habían impuesto nuevas condiciones inaceptables y desde la dirigencia se decía que el trabajo del arquitecto no se ajustaba al presupuesto. El costo del estudio Fernández Prieto también cambió y ya ascendía a 18 millones de dólares. Cabe acotar que meses después (en mayo de 2007) se llegó a un acuerdo para evitar demandas y el estudio de Cabillón se reincorporó para trabajar en conjunto”, cuenta Keblaitis.


Desprolijidades a montones. Sin embargo, Comparada continuó al frente de un club cada vez más endeudado. Hacer la nueva cancha costó más de 50 millones de dólares. Se inauguró con una fiesta el 25 de noviembre de 2008. Fue entonces lo de la votación. Hubo una multitud, partido con viejas glorias y alegría. Comparada volvió a ganar e Independiente recuperó la localía. Pero el nuevo Libertadores de América no tenía ni baños, salvo unos químicos inutilizables. Era un gigante a medio camino. Los días de lluvia no se podía entrar ni salir sin embarrarse. Los hinchas ingresaban a través de escombros. Fue tan mala esa época que apareció Javier Cantero y en diciembre de 2011 ganó las elecciones. Entre ambos hundieron aún más a Independiente.

Queda a favor de Cantero que haya dudado desde siempre del resultado de la encuesta por el nombre del estadio. Sus reclamos para ponerle Ricardo Enrique Bochini no tuvieron eco. Pero al menos logró que oficialicen Bochini a la calle Cordero, donde está la entrada principal. Después llegó lo del descenso y una crisis en lo institucional y lo deportivo.

Para tener una idea de lo que significó y significa Ricardo Enrique Bochini para Independiente hay que ser hincha. Pero si no también están sus números: 715 partidos oficiales y 108 goles. Nadie jugó tantos partidos en el club ni tuvo más títulos. Cinco Copas Libertadores (1972, 1973, 1974, 1975 y 1984), tres Interamericanas (1973, 1974 y 1976), dos Intercontinentales (1973 y 1984), dos torneos de Primera División (1983 y 1989) y dos Nacionales (1977 y 1978). El Rojo fue su único equipo oficial. Y, además, fue el ídolo de Diego Maradona, quien contó que cuando era pibe iba a la cancha a verlo jugar.

Este domingo volverá a sonar, como en los viejos buenos tiempos de ese lado de Avellaneda, la música única de la hinchada que entonará los ya clásicos “Sólo le pido a Dios / que Bochini juegue para siempre / juegue para Independiente / para toda la alegría de la gente” y el “Bo Bochini / Bo Bochini”. Las nuevas generaciones podrán sentir y entender por qué es tan importante la justicia.