Con once días de diferencia, Estados Unidos vivió dos hechos que consolidan la sensación creciente de vulnerabilidad en su población ante el uso indiscriminado de armas. No tienen relación entre sí pero producen sentido en la misma dirección. El 19 de noviembre fue absuelto pese a matar a dos personas y herir a una tercera el joven Kyle Rittenhouse. Lo reivindicó el expresidente Donald Trump y una legisladora republicana presentó un proyecto de ley para otorgarle la medalla de oro del Congreso. El 30 del mismo mes, el alumno de escuela Secundaria, Ethan Crumbley, asesinó a cuatro compañeros y mandó al hospital a otros seis, además de una profesora en un pueblito de Michigan. Hoy está detenido y uno de los cargos que pesa sobre él es por terrorismo. El primero tenía 17 años cuando disparó con un fusil de caza el 25 de agosto de 2020 contra manifestantes antifascistas. Un jurado determinó que actuó en defensa propia. El segundo de apenas 15 ingresó en la Oxford High School con la pistola de nueve milímetros Sig Sauer que había comprado su padre en el último Black Friday. En el diario personal que llevaba en su mochila anticipó que iría a cometer el homicidio múltiple.
La frontera
Con estos hechos convive la interminable guerra explícita contra la inmigración. La ultraderecha alimentó la percepción de que en la frontera sur con México hay un grave problema. Pero no son los indocumentados que llegan con lo puesto la más seria amenaza a la seguridad nacional. Estados Unidos no ocupa una posición envidiable en el ranking de países tranquilos para vivir. En 2021 se ubicó en el puesto número 122 de paz global. Podría considerarse un lugar peligroso para moverse y sobre todo para estudiar. Las masacres de alumnos se dan a menudo. Incluso su posición empeoró con respecto a 2020 cuando se encontraba 120°. Las estadísticas son del Índice de Paz Global (Global Peace Index) que publica el Institute for Economics and Peace.
Biden restablece medida migratoria de Trump
En EE.UU no todo es lo que parece. Del American Dream solo quedan restos arqueológicos. Al menos para la mayoría de los inmigrantes, hoy sometidos a una nueva vuelta de tuerca de la política expulsiva que empareja a todas las presidencias. Joe Biden acaba de restablecer una medida de su antecesor que obligaba a los migrantes a permanecer en México hasta tanto se definiera su status legal. El gobierno de Andrés López Obrador (AMLO) impuso ciertas condiciones – vacunación masiva y más rapidez en el acceso a abogados – pero no pudo modificar la situación de fondo. La inmigración es observada como un lastre a ambos lados de la frontera amurallada por Washington. Sus protagonistas, miles de familias enteras, son un grave problema para el jefe de Estado demócrata. También para el de Morena (el Movimiento de Regeneración Nacional mexicano).
Cuando Rittenhouse atacó a balazos con un fusil AR-15 en Kenosha, Wisconsin, a Joseph Rosenbaum, Anthony Huber y Gaige Grosskreutz – el único sobreviviente de los tres –, el jurado que evaluó la conducta del primero no juzgaba un hecho inesperado. Al contrario. La cultura de las armas está naturalizada. El menor que apuntó y mató había viajado 32 kilómetros desde su casa en Antioch, Illinois, para cruzar a un estado vecino. Tuvo todas las ventajas para desplazarse que no tienen los migrantes cuando con sus pocos petates quieren atravesar el muro en la frontera con México.
Rittenhouse asesinó a dos personas, fue absuelto después de permanecer solo 87 días detenido y en poco tiempo más lo elevaron a la categoría de nuevo héroe nacional desde la ultraderecha. Trump lo recibió en su residencia de Palm Beach. Dijo que es “un buen joven” y que “nunca debería haber sido juzgado”. Se quedó corto comparado con su aliada, la legisladora ultramontana del partido Republicano, Marjorie Taylor Greene.
La política de Georgia que adhiere a la teoría de QAnon presentó un proyecto para concederle la medalla de oro del Congreso que recibieron en el pasado desde el Dalai Lama a Nelson Mandela o los rescatistas del 11 de septiembre de 2001. Argumentó que fue porque Rittenhouse intentó “proteger a la comunidad de Kenosha, Wisconsin, durante un motín de Black Lives Matter (BLM)”. Otros representantes eligieron brindarle una pasantía en sus despachos del Congreso cuando se enteraron que el 19 del mes pasado había zafado de una condena.
La nueva figurita de la derecha ultraconservadora le dio una entrevista exclusiva a la cadena Fox News, propaladora del ideario más reaccionario en EE.UU y aliada de Trump. El presentador Tucker Carlson lo hizo sentirse muy cómodo. Lo describió como “un chico dulce” y aquel “tipo de persona de las que le gustaría tener más en su país. No es especialmente político. Nunca quiso ser el símbolo de nada”.
La Fox estrenaría un documental este mes sobre el juicio. En Estados Unidos y después de la balacera de Rittenhouse - que el jurado evaluó fue en defensa propia -, ciertas armerías promovieron sus ventas montadas en el nombre del tirador de Kenosha. Un negocio en apariencia redondo estimulado por la segunda enmienda de la constitución. El justiciero le dijo a Carlson en la entrevista que no es racista y adhiere al movimiento Black Lives Matter (BLM). Pero otros medios estadounidenses publicaron que en su página de Facebook, más que a esa organización, elogiaba a otra que tiene una sigla idéntica. Se llama Blues Lives Matter. En español: Las vidas azules importan. Un grupo creado por oficiales de la policía de Nueva York en 2014.
El asesino múltiple de Michigan será juzgado como adulto y, a diferencia de Rittenhouse, no le espera un destino de figura televisiva. Apenas dos años menor que el tirador de Kenosha al momento de los hechos, recibió 24 cargos de la fiscal de Michigan, Karen McDonald. El más duro de todos es por terrorismo. Crumbley da con el arquetipo del joven formado en la cultura del uso indiscriminado de armas. Su madre Jennifer, de 43 años, le escribió una carta abierta a Trump en noviembre de 2016 cuando ganó las elecciones presidenciales. Según The Daily Beast publicó en su blog: “Como mujer y agente de bienes raíces, gracias por permitirme tener el derecho a portar armas. Esto me permite estar protegida si le muestro una casa a alguien con malas intenciones. Gracias por respetar esa Enmienda”.
El alumno presuntamente inocente que amaba el juego de Minecraft y quería ser arqueólogo será juzgado como adulto por la gravedad de sus actos. La fiscal declaró: “Estoy absolutamente segura, después de revisar la evidencia, de que fue premeditado”. Los padres de Crumbley, Jennifer y James, también podrían enfrentar cargos en la justicia. Su hijo no disparó contra chicos que “provienen de padres inmigrantes ilegales” y que “no les importa aprender” como describía su mamá en las redes sociales a alumnos de otras escuelas. Mató a sus propios compañeros de estudio. Si el incidente con cuatro niños asesinados y varios heridos no es suficiente para revisar nuestras leyes de armas, no sé qué es” se preguntó la fiscal McDonald.