El papa Francisco pidió “una humanidad sin muros de separación” en su segundo día en Chipre. Como parte de su gira de cinco días el pontífice busca llamar la atención a los países europeos para que flexibilicen sus políticas migratorias en favor de las personas que llegan desde Medio Oriente y África. A su vez, el Papa denunció los "campos de concentración" en los que se ubican los refugiados.
"Acostumbrarse es una enfermedad grave"
"Mirándolos a ustedes veo los sufrimientos del camino, los que han sido vendido, explotados, que se han quedado en el camino. Es la historia de una esclavitud universal", afirmó el Papa. "Lo peor es que nos estamos acostumbrando a eso. Acostumbrarse es una enfermedad grave que no tiene antibiótico. Tenemos que ir contra el vicio de acostumbrarnos", lamentó Francisco.
Desde la capital chipriota Nicosia, Francisco continuó su gira por el mediterráneo donde también tiene prevista una visita a Grecia."El Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido", planteó el pontífice.
"Nos lamentamos de los campos de concentración de los nazis, de
Stalin... hermanos y hermanas, está sucediendo hoy, en las costas
cercanas", aseveró Bergoglio.
Chipre cuenta con cerca de 1.2 millones de habitantes. Dentro de la Unión Europea (UE) es el país con mayor proporción de migrantes. En lo que va de 2021 aumentó en un 40 por ciento la cantidad de personas que llegaron ese país en comparación con el mismo periodo de 2020. De acuerdo con el pontífice, Jesús llama a los creyentes a evitar la resignación de "vivir en un mundo dividido, en comunidades cristianas divididas, sino a caminar en la historia atraídos por el sueño de Dios, que es una humanidad sin muros de separación, liberada de la enemistad, sin más forasteros sino sólo conciudadanos".
"No podemos callar"
Para Francisco, la problemática migratoria “es el sufrimiento de hermanos y hermanas y no podemos callar. Dieron todo lo que tenían para subir a un barco de noche, sin saber si llegarán". En este sentido, lamentó que "se ponen alambres de espinas para no dejar entrar al refugiado, el que viene a pedir pan, hermandad, ayuda, alegría, que está huyendo del odio y se encuentra delante de un odio que se llama alambre de púas".
El pontífice además denunció que el Mediterráneo se está transformando "en el mayor cementerio del mundo". "No podemos callar y mirar para otro lado en esta cultura de la indiferencia", afirmó el Papa. Está previsto un plan de reubicación de 50 migrantes que serán llevados de Chipre a Roma con el respaldo del Vaticano. La iniciativa busca involucrar a otros países europeos.
"Como gesto de atención del papa hacia las familias y personas migrantes durante este viaje a Chipre, en las próximas semanas serán acogidos 12 refugiados" confirmaron desde el Vaticano. Las familias que viajarán a Roma estaban sentadas en las primeras filas de los bancos de la iglesia, donde estaban familias de Camerún, Congo y Siria. Hasta enero y febrero se espera que lleguen un total de 50 refugiados a la capital italiana.