“Uno de los primeros trámites que anhela hacer un joven al adquirir la mayoría de edad, es obtener su licencia de conducir. Este simple acto, brinda el sueño de su libertad para desplazarse en la ciudad en su propio auto o de quien se lo preste. Lo curioso es que, en ciudades como Barcelona, los jóvenes en los últimos tiempos no sacan su carné de conducir; muchos ya no lo tienen en mente como una prioridad, ya que prefieren trasladarse de otra forma”. 

Esta descripción la escuchamos del arquitecto Jaume Barnada, quien trabaja en la oficina de Ecología Urbana del Ayuntamiento de Barcelona. Una ciudad que impulsa, desde hace muchos años, una política continua y estratégica de “monumentalización” de su periferia y “funcionalización” de su centro”.

En la ciudad de Catamarca, en la última reunión del Plan Estratégico Integral, se esbozó una idea de crear en el área central cinco supermanzanas, como una solución a los problemas que nos aquejan. Los catalanes inventaron las supermanzanas y es una marca que muchas ciudades del mundo la toman, adaptándola a su realidad. Por lo tanto, decidimos hablar con el mencionado profesional, quien trabaja en esta área de Barcelona, en una tarea coordinada y transversal entre urbanismo, proyectos, medio ambiente, vialidad, plan urbano, etc.

Que las supermanzanas de la ciudad de Catamarca sean una realidad para los vecinos, debe comenzar por el convencimiento del intendente de turno del salto cualitativo que hay que dar; pensando en un proyecto consensuado a largo plazo. 

En nuestro país, las gestiones municipales suelen ser fundacionales. Quien llega al poder no toma en cuenta las decisiones acertadas de la gestión anterior y los funcionarios plantean propuestas que son dramáticas para la vida de la gente. Todavía nos falta el ejercicio cívico de mirar a futuro para encarar los desafíos de los problemas de la ciudad. Según Jaume Barnada, “el camino es plantear un trabajo urbanístico estratégico, continuado y pensando siempre en variables a corto, mediano y largo plazo”.

Está aceptado que, en la gestión de una ciudad, el paradigma del momento es el “ecologista” y que hasta hace un tiempo era el “economicista”, pero lo que hay que tener en cuenta es que siempre la estrategia debe mantenerse. Y esto se puede leer, quizás, estableciendo un consenso al entender el Modelo de ciudad que tenemos; ya que la estrategia se mantiene en el tiempo y la ciudad se transforma de manera continua.

Concretamente, ¿qué son las supermanzanas? Como dice Jaume Barnada: “hay muchas definiciones; quizás, una sea el saber vivir de una manera próxima a tu lugar de residencia y eso comporta un método distinto de vivir: que te permita, caminando desde tu vivienda, tener cerca una escuela, un centro sanitario, un mercado, espacios verdes, etc. Y esta utopía de la proximidad, no se concreta en un día de gestión de gobierno”.

Hay un error común que sostiene que crear supermanzanas es eliminar el tráfico en el interior de ellas y, en realidad, lo que se hace es restringirlo. El problema no es una cuestión de tránsito, ya que una supermanzana también lo tiene. Es más que eso: es un Modelo urbano distinto, mas próximo a lo que llamamos la vida cotidiana. Según Barnada, “es lógico que el cien por ciento de los ciudadanos no esté de acuerdo, pero quien lo experimenta, le cambia la calidad de vida”.

Las “supermanzanas”, una marca del Modelo Barcelona, tiene su parentesco con la “ciudad de los quince minutos” impulsada por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Son aproximaciones a lo mismo: a ejercer el derecho de la vida cotidiana; que cerca de tu casa tengas todo para vivir en proximidad. Todo esto, como decimos siempre, en una mirada integral del abordaje de los problemas urbanos territoriales.

“Los autos son una situación insana, son máquinas que contaminan el aire, atropellan a la gente y causan atascos urbanos; la manera de volvernos más innovadores es no movernos y eso son las supermanzanas”, expresa Barnada. 

En Bogotá le llaman “barrios vitales”, y lo inteligente es adaptarlo a la realidad de cada ciudad. ¿Por qué tendrían que ser cinco supermanzanas las que se propongan para el área central de Catamarca? Tal vez, hay que buscar un sistema básico estructural en el centro histórico que tenga la capacidad de ir absorbiendo paulatinamente más supermanzanas. Las calles y plazas deberían transformarse en ejes ambientales y esto se podría implementar rápidamente, venciendo la resistencia del vecino con el diálogo.

Las supermanzanas no están patentadas y la mirada es participativa. Es un modelo abierto que se va perfeccionando; que sirve a Barcelona y que en otra ciudad puede fracasar si no se adapta a su realidad con estrategias marcadas. En Catamarca, en veranos con siestas hipercalientes, un plan de sombras puede servir, por caso.

Está claro que vamos perdiendo el espíritu de vecindad. Como pasa en muchos lugares del mundo, no estamos haciendo ciudad, sino operaciones inmobiliarias. Debemos recuperar algo tan simple como volver a caminar: un principio innovador en la ciudad contemporánea, que nos permitiría volver a humanizarla.

*Arquitecto