Con un nuevo pescadazo en el Congreso, cooperativas de pescadores artesanales de Santa Fe y Buenos Aires le reclamaron al gobierno políticas de apoyo para poder producir y comercializar. “Hoy nuestra situación es gravísima. Los costos que tenemos aumentan permanentemente, pero los frigoríficos nos pagan cada vez menos por el kilo de pescado, aunque lo exportan en dólares”, denunció José Ramírez, presidente de la cooperativa de pescadores de Villa Constitución. Además de la relación desigual con los intermediarios de la cadena de producción, los pescadores están muy afectados por la bajante histórica del río Paraná.

Este es el cuarto pescadazo que hicieron en el año, todos por la misma situación de crisis, la más grave que se recuerde para el sector luego de un año y medio de bajante. Ramírez apuntó que si bien con pescadazos anteriores lograron ser recibidos por el gobierno, en ese encuentro sólo llegaron a formular sus demandas, pero nunca se armó una mesa de trabajo.

“Necesitan más acompañamiento del estado, acompañamiento de la secretaría de Agricultura familiar. Porque cuando hay granizo y se arruina la soja, hay subsidios para los productores; cuando hay sequía y se afecta el engorde de las vacas, hay subsidios para los productores, pero para la pesca artesanal nunca hay acompañamiento”, señaló Rafael Klejzer, director Nacional de Políticas Integradoras y referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular.

Los pescadores artesanales se organizaron dentro de la UTEP en años recientes. Son al mismo tiempo pequeños productores y trabajadores informales, cuentapropistas. En general trabajan en forma familiar, con poco más que un bote y elementos básicos para la pesca.

Como los frigoríficos les dan un trato de proveedores, no les reconocen derechos laborales. Por otra parte, como no tienen capital ni equipamiento para acopiar e industrializar la pesca, los intermediarios les imponen el precio de compra. “Por el kilo de sábalo hoy nos están pagando entre 35 y 40 pesos cuando el mismo kilo es exportado a 600 pesos, aportándole nada más que frío como valor agregado”, señala Ramírez.

Con la bajante, su producción cayó en picada --Ramírez habla de volúmenes diez veces más bajos que en épocas normales--. “Encima, por lo poco que pescan reciben un mal pago”, dice Klejzer.

Si bien en algunas localidades han logrado constituir cooperativas y crecer, la crisis actual les impone dificultades extras, incluida la de pagar a un contador para tener los papeles al día y acceder a las líneas de créditos destinadas al sector cooperativo.

En la plaza ofrecieron boga, sábalo, patí y bagre a mitad de lo que se paga en los comercios porteños. Por eso frente al Congreso se vieron largas colas desde temprano.

La posibilidad de producir para el mercado interno y abastecerlo de manera directa es una salida propuesta por los pescadores, hoy imposible de concretar por falta de medios.

Para el cuarto pescadazo,  una cooperativa de pesca se juntó con otra que tiene vehículos con cámara de frío y llegaron a CABA con el apoyo de la UTEP. Ésta es la principal metodología de reclamo que tienen hoy los productores de la economía popular. Con los feriazos hacen visible que, con los apoyos necesarios, podrían no sólo generar y sostener puestos de trabajo, sino poner a disposición de los consumidores alimentos a bajo precio.