La llegada de Mario Vargas Llosa a la Academia Francesa despertó el rechazo de buena parte de la intelectualidad de ese país. Así quedó de manifiesto este jueves con una solicitada publicada en el diario Libération, en el que muestran su "estupefación" ante una "decisión" que "presenta graves problemas éticos".
El Nobel peruano es la primera persona que no escribe en francés que es incorporada al cuerpo que vela por el idioma. Vargas Llosa vivió en París en su juventud y habla el idioma. Sin embargo, lo que se cuestiona no son sus dotes literarias.
El profesor César Itier, la directora de investigaciones del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo (IRD) Evelyne Mesclier, la profesora de la Universidad de París Valérie Robin Azevedo, la investigadora Sylvie Taussig y el antropólogo Pablo del Valle son los firmantes del texto que recuerda el reciente apoyo del autor de La casa verde al candidato presidencial chileno José Antonio Kast, al que definen como un "nostálgico defensor de la dictadura militar de Pinochet".
También critican a Vargas Llosa por su apoyo a Iván Duque en Colombia, que “acabó con los acuerdos de paz firmados en 2016” con las FARC y que reprime “a disparo limpio”. En el historial político del escritor no obviaron su adhesión a Keiko Fujimori en las recientes elecciones perunas.
Al respecto, apuntaron que la hija del exdictador Alberto Fujimori “hace campaña por la destitución del nuevo presidente", en alusión a Pedro Castillo. "Grupos de ultraderecha atacan físicamente a personalidades políticas de centro izquierda y centro derecha. Algunos piden un golpe de Estado. Vargas Llosa ha jugado un papel activo en la llegada de este caos a Perú haciendo una campaña sin reservas en favor de Keiko Fujimori, a la que presenta como último obstáculo contra el comunismo”, añadieron.
Entre las críticas al novelista figuran su posición respecto de la Argentina: los firmantes resaltaron que en 1995 pidió "enterrar el pasado" en relación a los crímenes de la dictadura militar.
En otro pasaje la crítica se centró en la presencia de Vargas Llosa en los Panamá Papers, que probaron que el Nobel tuvo sociedades en paraísos fiscales con las que pudo evadir impuestos.
En tal sentido, afirmaron que sumar al autor de Los jefes en la Academia “mancilla la imagen de Francia en América Latina, donde sus posturas extremistas son bien conocidas y suscitan un fuerte rechazo”. La llegada de Vargas Llosa a un sillón de académico “amenaza con legitimar posturas que pisotean los valores de la democracia a los que Francia quiere asociarse, como la libertad de expresión, la aceptación de resultados de sufragios y el derecho a defender causas sin arriesgarse a perder la vida”.