Este año ha sido histórico para la cultura y la lengua italiana, pese a la pandemia que durante casi más de un año impidió frecuentar museos, teatros y cines, hacer muestras de arte, conciertos o exposiciones. Hace algunos meses las cosas fueron cambiando lentamente y los italianos conmemoraron finalmente los 700 años de la muerte de uno de los más distinguidos literatos de la península y padre de la lengua italiana: Dante Alighieri. En todo el país se hicieron exposiciones alusivas a Dante, entre otras en Forlí (noreste de Florencia) y en Roma.
Nacido en Florencia en 1265 (entre mayo y junio, no se sabe la fecha exacta), Dante murió a los 56 años en la noche del 13 al 14 de setiembre de 1321 en Ravenna, al noreste de Forlí. Ahí había ido a vivir en 1318, luego de haber residido brevemente en ciudades como Verona y Forlí, escapando de las persecuciones desatadas por los enfrentamientos entre las dos facciones que se disputaban el poder en el centro de la península: los güelfos, que apoyaban al papado de Roma que dominaba todo el centro de Italia, y los gibelinos, que se oponían al Papa.
Aunque su fama mundial se debe a sus escritos y sobre todo al más importante de todos ellos, la Divina comedia, hay que recordar que Dante perteneció a una familia güelfa con un cierto nivel económico: su padre era una suerte de banquero y usurero de la época. A los 12 años, fue acordado su matrimonio con la joven Gemma Donati, de una importante familia de Florencia, con la que se casó a los 20 años. Tuvieron al menos tres hijos. Después del matrimonio, Dante comenzó a participar como caballero en algunas campañas militares que Florencia emprendió contra otras ciudades enemigas como Pisa y Arezzo. Desde 1290 se volcó a la vida política, entre otras cosas fue miembro del Consejo del Pueblo de Florencia y años después miembros del Consejo de los Cien y embajador, siempre como miembro del partido güelfo. Sin embargo, era un enemigo acérrimo del papa Bonifacio VIII, a quien teóricamente defendían los güelfos, porque este consideraba la obra literaria de Dante como el emblema de la decadencia moral de la Iglesia. En 1302 Dante fue condenado en ausencia al exilio perpetuo de Florencia y si lo arrestaban, debía ser quemado en la hoguera. Pero esto nunca ocurrió gracias a que él escapó y vivió en distintas ciudades.
La casa de Dante en Florencia
De aspecto muy simple, con paredes de ladrillos de piedra y una pequeña torre, la casa de Dante ha quedado semiescondida en una Florencia medieval rodeada de callecitas estrechas y edificios que se fueron construyendo a los largo de los decenios. Actualmente es un museo, el Museo Casa de Dante, donde al parecer el poeta nació y creció, muy cerca de la Plaza de San Martino y de la Torre medieval de las Castañas (una de las más antiguas y mejor conservadas de Florencia).
La casa de cuatro pisos ha sido restaurada pero no siguiendo la tradición de respetar el diseño original, probablemente porque estaba demasiado destruida. En las paredes internas -no así en las externas-, en efecto, ya no se ven los ladrillos originales sino un revoque nuevo. Quedaron como originales los marcos de las puertas y ventanas, las escaleras, las vigas de madera del techo, entre otros. Según otras versiones, el actual museo no sería la verdadera casa de Dante, que estaba pegada a ésta pero que fue destruida con el tiempo.
La casa fue propiedad de la familia de Dante hasta muchos años después de su muerte. Sus hijos, que se habían ido a vivir a Ravenna con el padre, volvían poco a Florencia. La casa se fue degradando con el tiempo. En torno al 1850 se habló de la posibilidad de que fuera comprada por el municipio pero el hecho ocurrió años después. Recién en 1911, el gobierno de la ciudad de Florencia decidió restaurarla y recuperarla.
La Divina comedia
Dante escribió poesías, rimas, sonetos, novelas, tratados sobre temas políticos. Entre los muchos títulos se destacan La vita nova (La vida nueva) considerada una especie de novela autobiográfica, pero también otro texto considerado casi un manifiesto: Donne che avete l’intelletto d’amore (Mujeres que saben lo que es el amor) y las poesías dedicadas a Beatrice, una joven casada pero que al parecer inspiró a Dante en muchos de sus escritos. Dante perteneció a un movimiento de poetas florentinos llamado Stil Novo, que sostenían un nuevo estilo poético pero también una nueva concepción del amor y de la mujer.
La Divina comedia fue sin duda la obra más impresionante del escritor florentino. Una obra muy creativa en la que Dante describió detalladamente lo que para él era Infierno, Purgatorio y Paraíso. Aunque algunos de sus escritos fueron en latín, la lengua culta de la época, poco a poco introdujo palabras de su lenguaje florentino cotidiano llegando a crear un verdadero idioma que después se difundiría por todo el país, sentando las bases de la lengua italiana. Y la Divina comedia fue el mejor ejemplo. Muchas de las palabras que usó Dante siguen siendo parte del lenguaje italiano, aunque algunas pueden haber cambiado de sentido.
Y la parte más llamativa y emblemática de la Divina comedia está dedicada al Infierno donde reina Lucifer (el diablo). Al parecer, Dante se basó en fuentes geográficas de origen griego-árabe, cristiano y hebreo para hacer la descripción de los tres lugares en los que se desarrolla su obra.
El Infierno según él, es una profunda cavidad en forma de embudo que se abre bajo Jerusalén y llega al centro de la Tierra. Está constituido por nueve círculos: cuanto más abajo se va, peores son los castigos. Cerca de la superficie están los menos castigados como los lujuriosos, glotones y avaros. Los últimos son los traidores y los fraudulentos. En el texto, Dante camina acompañado por el poeta romano Virgilio, que vivió entre el año 70 AC y el 19 AC, pero al que consideraba su maestro y guía. Juntos atraviesan la Puerta del Infierno y van visitando los distintos círculos del Infierno relatando mágicamente lo que ven en cada uno.
Los pecadores que se arrepienten pueden pasar al Purgatorio, pero siempre deben expiar sus culpas. Al Purgatorio van pecadores acusados de arrogancia, envidia, ira, pereza, avaricia, avidez, lujuria: los siete pecados capitales. El Paraíso no forma parte de la tierra según Dante sino que es un mundo inmaterial dividido en nueve cielos, varios de los cuales toman sus nombres de los cuerpos del espacio como Luna, Mercurio y Sol, entre otros.
La exposición de Forlí
Representar y sintetizar la obra maestra de Dante Alighieri no es simple. Pero algunas de las exposiciones realizadas en estos meses dieron interpretaciones muy interesantes. “Dante, la visión del arte” fue el título de la muestra realizada en el Museo San Domenico de Forlí hasta el 11 de julio. Participaron más de 300 obras provenientes de museos de Francia, Italia, Vaticano y España, entre otros países. Se trató de “un viaje en el arte presentando los artistas que se han inspirado en el desafío de interpretar la potencia visionaria de Dante Alighieri”, explicaron los organizadores. Según el experto Gianfranco Brunelli, la Divina comedia es un “gran código de la cultura occidental, de historia, política, teología, filosofía, ciencia, derecho, poesía y prosa”. Por eso “algunos caracterizan a Dante no sólo como el padre de la lengua italiana sino como un poeta, apóstol del pueblo y profeta de la nación”.
Para otro experto, Mario Finazzi, la Divina comedia inspiró también a numerosos artistas contemporáneos, desde la Segunda Guerra Mundial y hasta hoy, como por ejemplo el pintor siciliano neorrealista de fama mundial Renato Guttuso, que pintó “Casella Purgatorio” inspirándose en Dante. Guttuso también diseñó todas las imágenes que acompañaron la publicación en 1970 de la Divina comedia de parte de la editorial Mondadori.
Entre las muchas obras presentadas en Forlí estuvieron un óleo del 1570 del pintor Giorgio Vasari titulado “Seis poetas toscanos”; una escultura de Pablo Picasso, “El bufón”, de 1905; y otra escultura de Antonio Canova, “La creación del mundo” de 1822.
El “Infierno” en Roma
Una de las exposiciones más impresionantes es sin duda “Infierno”, inaugurada en la Scuderie del Quirinale de Roma el 15 de octubre, que expone más de 200 obras de arte inspiradas en la Divina comedia, provenientes de 80 museos de Italia, Vaticano, Francia, Reino Unido, España y Alemania, entre otros países.
La primera parte de la exposición está concentrada en pinturas medievales, del Renacimiento y de épocas posteriores en las que se presenta un Infierno tremendo, donde los pecadores están muriendo hervidos en una cacerola, otros cuelgan cabeza abajo de un árbol, otros están enterrados de pie y solo la cabeza sale al aire. Son realmente obras impactantes que dan una idea también de la desesperación que sentía la gente en esas épocas sobre el futuro. En algunos cuadros se ve a Dante y a Virgilio que atraviesan la Puerta del Infierno y caminan juntos, tal como cuenta el poeta en la Divina comedia. La puerta del Infierno estuvo presente en la exposición con una copia en yeso de la famosa obra del escultor francés Auguste Rodin, cuyo original era en bronce y el autor nunca pudo terminar antes de su muerte en 1917.
Con el Infierno, Dante quería “indicar a la humanidad el camino para liberarse de las miserias y los horrores, y hacia la felicidad y la salvación”, aclararon los expertos de la Scuderie del Quirinale. Según el Director de la Scuderie del Quirinale, Matteo Lafranconi, Dante trata de dar un “impulso moral y un mensaje de renovación” con acciones de redención individual y social , moral y política para “reencontrar la forma de la humana felicidad”.
La segunda parte de la muestra en cambio está dedicada al “Infierno” en el mundo contemporáneo, comenzando por la revolución industrial, y los efectos físicos de los trabajos forzados sobre los obreros y de los efectos del uso del carbón sobre el ambiente. Pero también alude al “Infierno” creado por las guerras, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y las realidades de esa época como los campos de concentración. Una pintura gigantesca del francés Boris Taslitzky, “El pequeño campo de Buchenwald”, en Alemania, de 1945, muestra esqueletos y personas-esqueletos vestidas con la ropa a rayas de los campos de concentración. La parte dedicada al mundo moderno termina con dos obras pequeñas, un cuadro y una pequeña escultura, ambas sobre el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York ocurrido en 2001.
Curiosamente, los que pertenecen a un mundo distinto de Europa o Estados Unidos, que conocen muy bien el “infierno” contemporáneo porque han pasado por dictaduras, persecuciones, guerras, conflictos étnicos, hambre, pobreza, desocupación, cambios climáticos, que han costado muchas más vidas que las Torres Gemelas, no estuvieron representados en la muestra.