El cuento del tío, “una frase tan argentina como el mate”, es el título que Nacho Guggiari eligió para nombrar a su ópera prima: en ella hay un cuento, un tío y una estafa. “No tiene traducción precisa y eso me encanta”, detalla a PáginaI12 el cineasta.

En coproducción de Gancho y Cooperativa Mental, con el apoyo del INCAA y el programa de Impulso Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, El cuento del tío es el primer largometraje que Guggiari encara como guionista y director a lo largo de toda su carrera. El estreno en cines, al que define como “el sueño cumplido de toda la vida”, fue el jueves pasado. “Quise hacer una película que ocupara ese espacio que está entre el mainstream y el cine de autor. El cuento del tío cuenta con un guión clásico, un final sorpresivo, pero con cierta firma y estética de autor”, expresa Guggiari sobre la propuesta.

Se trata de una comedia negra que cuenta con las actuaciones de Luis Ziembrowski, Alejandra Flechner, Mónica Villa, Martín Slipak, Silvia Pérez y la participación especial de Jorge D’Elía. Completan el elenco Sandra Criolani, Jonatan Nugnes, Patricia Calisaya, Gonzalo Alvarez, Danny Veleizán y los debuts cinematográficos de Ailén Maciel y María De Cousandier. Todos ellos forman el cuadro completo que satíricamente refiere a la cena navideña (y las pasiones familiares que despierta), la avivada argenta, el patriarcado y cierta lógica aspiracional de la clase media. Es decir, elementos que resuenan en el inconsciente colectivo y que Guggiari toma de referencia, así como también el encuadre y tono de Esperando la carroza, el clásico argentino que narra las peripecias que atraviesa una familia. “Además de la presencia de Mónica, la peli tiene una cuestión familiar y argenta que quizás la acerque. Pero ni punto de comparación, lo de Doria es y será siempre palabras mayores”, asegura.

Lo cierto es que en la película hay un tío millonario de la familia que muere accidentalmente. Sus parientes especulan con su herencia. Pero de repente, a las 12 en punto suena el timbre y una mujer se presenta como la esposa del difunto. Ante la posibilidad de perderlo todo, el jefe de la familia, esconde el cuerpo y obliga a los demás a simular el secuestro del tío para pedir un rescate. Alrededor de ese plan hilarante gira toda la película. Como premisa en la dirección, para Guggiari “todo el protagonismo lo tienen los actores. Esta era un film en el que yo no podía brillar mucho desde la dirección de cámaras”, detalla.

En relación al proceso de producción de la película, el director cuenta que se enfrentó a limitaciones que lo llevaron a tomar decisiones obligadas: “al tener que filmar todo en tres semanas, planificamos al detalle cada uno de los planos y transformamos una locación real prácticamente en un estudio, acustizando el espacio y construyendo parrillas de luz cenital”. Eso es lo que ocurre, afirma, “cuando uno no cuenta con grandes presupuestos para filmar y hay que aprovechar hasta el último centavo”. Sin embargo, destaca que, en ese trabajo a pulmón, “estar con actores consagrados y otros que se darán a conocer fue un placer porque aportaron una energía que fue vital para este proyecto”.

-¿Como surgió la idea de hacer la película?

-La idea se me vino gracias a un sueño. Me suele pasar que sueño argumentos o escenas. En él, una familia rodeaba a un hombre muerto en el suelo, y Monica Villa decía: “Nos vamos a llenar de plata”. Me levanté, lo escribí y en poco tiempo tenía una primera versión.

-¿Qué desafíos se te presentaron a la hora de encarar el proyecto?

-Primero y como siempre, conseguir fondos. Para hacer una primera película hay tres maneras: o te la báncas vos, conseguís fondos privados, o (como terminó sucediendo en mi caso), ganás el concurso Ópera prima del INCAA. Después, filmar en sólo tres semanas fue una cuestión que también limitó mucho el proyecto. Y, por último, trabajar con tantos actores a la vez y que cada uno de sus personajes tuviera un arco individual, además del arco propio del relato. Me gustan las películas con muchos personajes, pero cada uno de ellos debe tener una función y ser reconocible.

-¿Sobre qué te interesaba hacer foco?

-Creo que la película es de género, es una comedia, pero no por ello es una peli liviana. Me gustaba bordear temas como el machismo, la discriminación y la hipocresía. Además, el lado oscuro de las familias siempre fue una temática que me interesó.

-¿Qué implicó ser el guionista y director de la película?

-Un sueño cumplido. Hasta hace unos años, tenía en casa un cassette de audio donde mi hermana con 6 años me preguntaba que quería ser cuando fuera grande y yo le respondía “películas”. Y ella, que supongo pensaría que nunca iba a suceder, me decía “¿y si no fueras a hacer películas, ¿qué harías?”. Y yo obstinado le volvía a responder “películas”. Y, claro, hacer ficción es complejo y laborioso, pero es lo que quiero hacer el resto de mi vida.