Coco, el mono carayá de al menos cinco años que fue encontrado en condiciones de abandono durante un allanamiento en la Ciudad de Buenos Aires, se recupera con el paso de los días en manos de su cuidadora Silke Lienhard, voluntaria de la ONG Pájaros Caídos. 

Coco fue rescatado de un armario sin luz, agua ni ventilación, en una casa del barrio porteño de Belgrano, que había sido denunciada varias veces por organizar fiestas hasta pasada la madrugada. "Lo recibimos arrastrándose, casi sin poder moverse y hecho un bollito. Lo primero que hicimos fue darle un ambiente calmo y empezamos de a poquito a darle la comida que le corresponde a su especie", narró Clara Correa, presidenta de la organización.  Coco fue hallado sin dientes y con el cuerpo mayoritariamente atrofiado por una mala alimentación, pesando casi seis kilos menos de lo que debería pesar.

Si bien se trata de una ONG especializada en el rescate de aves, sus integrantes no dudaron en acudir ante el aviso emitido por la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental de un animal en riesgo.

"Con él tuvimos una conexión inmediata, se acercaba mucho a mí y creo que se siente muy a gusto conmigo. Yo trato de transmitirle paz y tranquilidad", contó Silke Lienhard, voluntaria del centro. Y agregó: "Nunca me imaginé que iba a tener un mono en mi casa, pero se dio así y me siento honrada de poder ayudarlo". “Lo que han hecho con Coco, es crueldad pura", lamentó.

Mejoras

Asimismo, la especialista se mostró optimista respecto a la recuperación del animal, que con el transcurso de los días ha mostrado pequeñas mejorías: "Lo noto en su mirada, que es impactante. Los primeros días tenía los ojos desorbitados, ahora veo una mirada más pacífica, tranquila y sin miedo", contó Silke.

"El día que llegó yo lloraba porque pensé que no tenía chances, pero en estos días está mejorando y pienso que puede haber un milagro con él", señaló la voluntaria y adelantó que el lunes próximo Coco tendrá una interconsulta con veterinarios del Bioparque Temaikén para evaluar las multiplicidad de afectaciones físicas y psicológicas, y analizar la viabilidad de su trasladado a un centro de rehabilitación para animales con discapacidad, en la Fundación ONG Carayá, en la provincia de Córdoba.

Animales en cautiverio

En Argentina existen cinco especies de primates y todas están en peligro de extinción, según la Asociación de Primatología Argentina (Aprima).

Además, a pesar de ser un mono aullador, Coco no tiene la hiperactividad característica de su especie y no hace más que ruidos roncos, por lo que cabe la posibilidad de que "tenga incluso las cuerdas vocales cortadas".

Los aullidos del carayá -ensordecedores cuando se está en presencia de muchos de ellos- tienen una relevancia vital en el ecosistema y para quienes lo estudian.

Al respecto, el presidente de Aprima, Martín Kowalewski, aseguró que si se pierden estos aullidos, se pierden "nuestros avisadores naturales".

"Nosotros los llamamos 'sindicalistas del monte', porque se transformaron en la voz del territorio. Cuando se calla el monte, cuando no se escuchan sus aullidos, es porque algo malo está por pasar o ya pasó", expresó el especialista. Pese a que su estado "probablemente mejorará" -según contó Kowalewski- Coco ya no podrá volver a su hábitat natural, al no poder trepar un árbol ni saber vivir en comunidad, por lo que quedó "condenado de por vida a depender de los humanos".

"Muchas personas que con la pandemia se sintieron encerradas tomaron conciencia de lo que es condenar a un ser vivo al encierro. Si podemos cambiar eso y empezar a considerar a los animales como seres sintientes y no como cosas, no habrá sido en vano tanto maltrato", concluyó la rescatista Silke.