Campo de Mayo es la principal guarnición militar del país. Son más de 5000 hectáreas, con vegetación frondosa y áreas de casi imposible acceso. Durante los años del terrorismo de Estado, 5000 hombres y mujeres estuvieron secuestrados allí: trabajadores, militantes, estudiantes, madres, padres e incluso niñes. Un número muy pequeño de ellos sobrevivió y dio testimonio del horror. Las investigaciones apuntan a la existencia de cinco centros clandestinos de detención dentro de un gran campo de concentración. Podría haber otros espacios que hayan sido usados para alojar y torturar detenidos. Parte de esos espacios –-como el Campito-– fueron destruidos para impedir su posterior reconocimiento. En los últimos meses aparecieron imágenes aéreas --a las que accedió PáginaI12-- que muestran cómo estaba dispuesto el lugar en los meses más álgidos del exterminio. Después de un reclamo de años de sobrevivientes, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, el gobierno de Alberto Fernández avanza en la creación de un espacio de memoria en el que se podrá rendir homenaje a los miles de detenidos-desaparecidos que por allí pasaron.
“De chico iba a Campo de Mayo porque me llevaban. No es un lugar que vea como ajeno”, reconoce Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación y a quien le tocó el viernes último comunicar la decisión de avanzar con el sitio de memoria en Campo de Mayo. Hijo de Horacio “Chacho” Pietragalla y de Liliana Corti, fue apropiado cuando una patota de la dictadura asesinó a su mamá y restituyó su identidad en 2003. “Poder transformar ese lugar y poder ir reconstruyendo lo que allí pasó va a ser emblemático”, le dice a este diario.
Según el decreto que firmó Alberto Fernández el viernes, dos parcelas de Campo de Mayo quedarán en poder de la Secretaría de Derechos Humanos para construir un espacio de memoria. La idea es que incluya un sitio cubierto que funcionará como centro de interpretación para contar qué pasó en Campo de Mayo a través de los testimonios y los archivos, que tenga un laberinto de la identidad para relatar cómo es la labor de Abuelas de Plaza de Mayo para encontrar a los nietos y a las nietas robados y que los tres aviones que se usaron para los vuelos de la muerte sean preservados en ese lugar. Se construirá, además, un memorial que recuerde a las víctimas que por allí pasaron.
Las tareas de investigación ya comenzaron y también se está trabajando con universidades públicas en los anteproyectos para la construcción del espacio. En la Secretaría se entusiasman con la posibilidad de que algunas de las etapas ya estén terminadas y puedan ser inauguradas el 24 de marzo de 2023, cuando se cumplan 47 años del golpe de Estado.
Un aliciente
Iris Pereyra de Avellaneda estaba invitada al acto del viernes en el que se hizo el anuncio. Pero avisó que no podía estar: estaba en Jujuy visitando a Milagro Sala.
“Estamos muy contentos porque se ha dado un paso que nos ha costado lágrimas de sangre”, le dice Iris a PáginaI12 desde Jujuy. El 15 de abril de 1976, ella fue secuestrada junto con su hijo Floreal “Negrito” Avellaneda. Estuvieron cautivos en el Campito. A ella después la trasladaron al penal de Olmos. Al “Negrito” lo torturaron hasta matarlo. Su cuerpo apareció el 14 de mayo de ese año en las costas uruguayas. Era el día en que cumplía 16 años.
“Queremos que nuestra voz se tenga en cuenta”, dice la vicepresidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH) y remarca que son muy pocos quienes sobrevivieron al horror de Campo de Mayo. “La jueza Alicia Vence nos dio una lista de 129 sobrevivientes", cuenta y pide que, en un futuro, el Campito pueda ser un sitio de memoria. Por el momento, será una de las zonas preservadas y donde se harán excavaciones para determinar si existen restos. “La lucha continúa, pero, por lo menos, nos han dado un aliciente”.
Los centros clandestinos
Para marzo de 2022, la Dirección Nacional de Sitios y Espacios de Memoria –-que está a cargo de Lorena Battistiol Colayago-- tiene previsto señalizar todos los lugares que funcionaron como centros clandestinos en Campo de Mayo.
Por el momento, son cinco los espacios que se consideran como un lugar donde hubo personas privadas de su libertad: el Campito o Los Tordos, Las Casitas, la Prisión de Encausados, el Hospital Militar de Campo de Mayo –que también funcionó como una maternidad clandestina– y el Aeródromo Militar Agrupación de Aviación de Ejército 601. Este último lugar fue señalado por conscriptos mayormente. En estos momentos, está concluyendo en los tribunales de San Martín un juicio por los vuelos de la muerte en Campo de Mayo. Se prevé que en febrero comiencen los alegatos de la fiscalía. Cuando el juicio finalice, se podrá disponer de los tres aviones usados para arrojar personas vivas a las aguas para ser preservados en el espacio de memoria.
“El decreto preserva todas las áreas que deben ser preservadas. Debería ser entendido como un cuidado que antes no se tenía”, evalúa Marcelo Castillo, presidente del Archivo Nacional de la Memoria (ANM). Castillo es quien desde el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) lideró la investigación sobre Campo de Mayo.
Castillo habla de la “complejidad represiva de Campo de Mayo”: un espacio enorme con múltiples lugares usados para mantener a personas cautivas. En la actualidad, se están analizando testimonios para determinar si al menos otros dos lugares funcionaron como centros clandestinos en ese predio. El juicio por la megacausa de Campo de Mayo está también en sus tramos finales. En su alegato, la auxiliar fiscal Gabriela Sosti definió a la guarnición militar como un “infierno a cielo abierto”.
Las fotos
En enero de este año, un avión sobrevoló Campo de Mayo. Llevaba a bordo una tecnología llamada Lidar que permite escanear un terreno y detectar si hubo movimientos de tierra. Es una aproximación para saber si pueden haber existido enterramientos clandestinos.
Antes de hacer esa tarea, el EAAF pidió planos del lugar para terminar de entender dónde había construcciones y cuáles eran terrenos donde podrían existir fosas clandestinas. Los expertos tenían una imagen aérea de 1974, antes que el Campito comenzara a funcionar como centro clandestino.
Mariana Maurer, directora de programas en la Dirección Nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa, pidió información al Ejército pero los planos de esos años no aparecían. Averiguó en la Fuerza Aérea y apareció una imagen aérea de septiembre de 1976, cuando el centro clandestino estaba en pleno funcionamiento. “Son fotos de cuando El Campito estaba activo. Van a ser importantes para las investigaciones sobre enterramientos y para los sobrevivientes que declaran. Cuando vean la estructura, el recuerdo va a ser más vívido y van a poder aportar nuevos elementos”. explicó Maurer a este diario.
Desde 2006, el EAAF trabaja en la zona de Campo de Mayo. En los primeros tiempos lo hizo de la mano del sobreviviente Juan Carlos “Cacho” Scarpati, quien desde 1979 aportó información clave para entender el funcionamiento de ese campo de concentración, y con la Secretaría de Derechos Humanos, especialmente con Stella Segado. Las fotos halladas en poder de la Fuerza Aérea coinciden con los planos que había hecho Scarpati, remarca Castillo.
Justicia simbólica
La Secretaría de Derechos Humanos empezó un proyecto de investigación y relevamiento sobre el funcionamiento de Campo de Mayo, que pretende contar la historia de la guarnición, la represión a los trabajadores, el funcionamiento de los centros de detención y la maternidad clandestina. El otro gran objetivo es reconstruir las historias de vida de los desaparecidos y construir una nómina de los represores que actuaron en ese campo de concentración.
En simultáneo, encargó al Instituto de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM) la proyección arquitectónica del espacio de memoria. Después de un cuatrimestre con charlas con nietos y nietas nacidas en Campo de Mayo, con Iris Avellaneda, con la agrupación que lideraba Scarpati y con académicos, los estudiantes presentarán este miércoles 20 anteproyectos. Se espera que para fin de año se hayan escogidos los tres trabajos que guiarán las tareas en el terreno.
En esas jornadas les preguntaron qué esperaban de Campo de Mayo. “Empezar a pensar un lugar para que les podamos ir a hacer un homenaje a nuestros desaparecidos”, respondió Lorena Battistiol Colayago, la directora de Sitios de la Secretaría de Derechos Humanos. Su padre, Egidio Battistiol, y su mamá, Juana Colayago, permanecieron allí secuestrados. Su hermano/a nació también en ese lugar. Desde Abuelas de Plaza de Mayo, ella fue una de las impulsoras de la denuncia en Naciones Unidas cuando Macri quiso crear una reserva natural en Campo de Mayo.
“Para mí es justicia simbólica que el decreto del Presidente comience derogando el decreto de Macri que tanto daño nos hizo”, dice Battistiol Colayago. “El resto es laburo desde el amor, como ‘las viejas’ nos enseñaron”.