Independiente logró un triunfo por el que no había hecho demasiado, pero el acierto del recién ingresado Carlos Benavídez en el quinto minuto de descuento le permitió ganarle 2-1 a Talleres, que con esta derrota dejó pasar la chance de ser subcampeón. El conjunto cordobés mereció más, pero una distracción en el arranque y el error del final le terminaron saliendo carísimo.

Talleres pareció sentir el impacto de haber perdido la final de la Copa Argentina ante Boca el miércoles en Santiago del Estero. Sin chispa, como apagado y sin imaginación, el conjunto de Medina careció de su dinámica habitual y quedó expuesto ante un rival que se limitó a defenderse con orden y dejó de lado cualquier ambición ofensiva. Amparado por la ventaja lograda casi desde el vestuario, Independiente se adecuó perfecto al desarrollo que más le convenía y llevó adelante el plan que los cordobeses le permitían.

Entonces, el trámite se tornó anodino y sin emociones, con Talleres buscando el ataque sin muchas ideas y con Independiente tirado atrás, dispuesto a defenderse sin pensar en el arco rival. Así pasó la primera media hora del juego, hasta que por fin Independiente pudo salir del asedio y manejar un poco más el balón en el último cuarto de hora del primer tiempo.

Empujado por su gente, Talleres siguió insistiendo y consiguió generar situaciones frente al arco de Sosa, pero entre el arquero y el palo le impidieron el empate. Sin embargo, tanto insistió la T que Mateo Retegui aprovechó un cabezazo de Esquivel para aparecere por el segundo palo y anotar el empate.

Envalentonado por el empate cerca del final, el equipo de Medina se fue con todo en busca del triunfo que le daba el subcampeonato, pero falló en la puntada final. Y entonces apareció Benavídez, que había ingresado un puñado de minutos antes en un cambio con más intención de ganar tiempo que de modificar la historia, para recibir la asistencia de Márquez y definir cruzado ante la salida de Herrera.