Contener a la tropa y avanzar en el armado definitivo, las misiones que se impuso Cristina Fernández de Kirchner en estos días, tras las dudas que surgieron el martes sobre la solidez de la estructura política que venía hilvanando en la provincia de Buenos Aires, apoyada en intendentes, La Cámpora y el Partido Justicialista, cuando los jefes comunales faltaron al acto que iba a sellar esa alianza táctica. Tres días más tarde la zozobra pasó aunque el panorama todavía es inestable. La reunión que iban a mantener esta tarde los “rebeldes” en Escobar se levantó a la espera de un llamado conciliador de la ex presidenta, que prometió recibirlos “de a uno” para escuchar sus demandas y dar una respuesta. Ellos le piden que sea candidata. Ella todavía prefiere no apurar definiciones.
Uno de los intendentes que el martes marcó distancia con el armado que encabezan el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, y el diputado Máximo Kirchner dijo que se siente “más cerca de CFK” que de la candidatura alternativa que propone Florencio Randazzo pero que “la forma de construcción política no puede ser la misma que antes de 2015” porque “cambiaron muchas cosas en el medio”. “Si ella quiere conducir, va a conducir, pero no puede hacerlo por teléfono”, manifestó a PáginaI12 en estricto off the record el dirigente de un populoso partido del conurbano .
Fernández de Kirchner recogió el guante. El jueves por la noche recibió a dos de los jefes comunales más cercanos, Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), quienes se encargaron de difundir un mensaje entre sus pares: se trabajará por la unidad, si no se consigue habrá primarias, nadie tiene la puerta cerrada en el espacio que se está conformando y la lista no va a definirse en un cuarto cerrado. Estas promesas alcanzaron para que se levante el encuentro previsto para esta tarde en Escobar, donde una veintena de intendentes pensaba plasmar en una foto la lista de demandas que habían bocetado en la semana.
La excusa oficial para el faltazo del martes pasado había sido la presencia en la platea de dirigentes de mucha imagen negativa, como el titular de MILES Luis D’Elia y el ex vicepresidente Amado Boudou. Detrás de ese motivo subyacía la necesidad de endurecer la posición cuando se entra en la recta final de cara al cierre de listas, en poco más de un mes. Sin embargo, no está, por ahora, en el ánimo de este grupo de dirigentes romper con CFK o acercarse al espacio que articula Randazzo. “Nosotros reconocemos la conducción de Cristina, que es irremplazable. Pero pedimos que ese reconocimiento sea, a su vez, reconocido. Ya no somos soldados, queremos ser socios”, graficó uno de ellos.
Ariel Sujarchuk, que en Escobar iba a ser el anfitrión de la reunión que se levantó, resumió claramente la posición: “Muchos vamos a trabajar para que las elecciones internas no sucedan y que haya síntesis de todos los grupos. Para eso, los extremos deben deponer actitudes, cambiar viejos métodos. No se puede seguir construyendo bajo los mismos esquemas, con los amigos de siempre. Los candidatos deben expresar lo antes posible su vocación de serlo, no es buen tiempo para especular”, planteó, oficiando de vocero del sector que aúna al grupo Fénix (referenciados en Gustavo Menéndez, de Merlo) y el Esmeralda (encolumnados atrás de Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora).
La ex mandataria, a través de sus interlocutores, envía señales positivas.
“Es necesario reagrupar nuestro espacio a partir de un protagonismo bien claro de Cristina en esta conducción. La gente nos pide poner un freno al neoliberalismo y que vayan compañeros en las listas con entereza y fidelidad, porque a partir de octubre viene un segundo ajuste del Gobierno”, dijo Ferraresi. “Cristina es la única que ordena a todos en el peronismo. Es la única que te pone a todos los intendentes en fila y la única que mide porque en la calle la gente me pregunta por Cristina, no me pregunta por el Fénix ni el Esmeralda”, completó Secco. Pero ella todavía no define si será candidata o no.