“No se queden esperando un milagro” - Néstor Kirchner

La Soberanía nunca fue obra de milagros.

Al igual que cualquier otro concepto es una construcción cultural. Ideas que suscribimos, pasan desapercibidas o rechazamos. Amor, Honestidad, Libertad, Solidaridad, Justicia, Sabiduría, Lealtad son organizadores abstractos de las percepciones del mundo que habitamos. También esclavitud, servidumbre, codicia.¿Apenas ideales que se instalan en la mente y guían los pensamientos?¿Ensueños o pesadillas personales guiados por pastores de emociones en rebaño? Mucho más.

Desde las cavernas, el destino humano nace del consenso social acerca de ciertas ideas y valores. La metamorfosis de percepciones y emociones en ideas y valores caracteriza a la condición humana pero, no es de la materia de los sueños. Nace de cultivos colectivos. Se sustenta sobre hechos materiales y elecciones de semillas. Se nutre del trabajo cotidiano, las alegrías y penas, los esfuerzos y convicciones.

Algunos conceptos se fortalecen del coraje para afrontar desastres naturales y enfrentar a saurios o mamíferos depredadores. Otros, se alimentan de miedos, del egoísmo y el odio.

Las gestas establecen designios, abren oportunidades, despejan caminos. Las estampidas de furia y pánico los desandan. Pequeños gestos confirman grandes acuerdos o magnifican incertidumbres.

Nuestros mensajes relatan y transmiten acciones y actitudes que increpan o adormecen conciencias, modelan comportamientos y, finalmente se proyectan como elecciones y decisiones sociales y políticas.

Comunicación y valores

“A mayor intensidad de reproducción de mensajes, mayores probabilidades de lograr adhesiones” y “las publicidades con ideas similares se refuerzan mutuamente” son casi teoremas de comunicación social. Como consecuencia, las empresas de publicidad que venden su capacidad de lograr apego a personajes, productos y hábitos de consumo, miden tendencias según la potencia y alcance de sus mensajes y utilizan contenidos ideológicamente afines. 

No es ilícito. Solo exterioriza el vínculo directo entre los principios éticos vigentes en una sociedad y la comunicación masiva, directa y subliminal, redes incluidas.

Asimismo, suele reconocerse que ninguna Democracia sobrevive sin los valores que sustentan a los Derechos Humanos.

Sin embargo, demasiados Estados democráticos han renunciado a regular la comunicación pública. Ceden así, parte significativa del poder conferido por el Pueblo a sus representantes; ya que la comunicación en manos del mercado y los poderes corporativos será controlada por quienes no dudan, cuando responde a sus intereses, en distorsionar valores humanistas e incluso, a gestionar injusticias.

Basten como ejemplos: el constante desaliento al fortalecimiento de la matriz productiva y la defensa de los recursos naturales; el silencio ante la usurpación del Paraná o la que se ejerce - cruel ironía simbólica - sobre una mujer llamada Milagro.

Logos

Nada casual que Heráclito designe a “la ley del ser” con el término “Logos”. Ni que, más tarde, los estoicos nombren “Logos” al destino o razón mundial. La comprensión que los distintos modos del ser fundan, ejercitan y constituyen al “Destino” y la “Razón mundial” incluye a la comunicación humana, como transmisora de ideas y valores. La “Razón mundial” se modela diferente con información veraz o engañosa.

No es igual reclamar la libertad de los presos políticos que plantear como “Libertaria”, una oferta de esclavitud que establece (a fuerza de billetera) alguno de los sospechosos consensos que hoy, amenazan al planeta, especie humana incluida.

Después del fin de la segunda guerra mundial, Elías Canetti predijo que todavía Veremos que existen religiones de caza y guerra”.

Para verlas y para cuestionarlas, resulta imprescindible incorporar voces al coro mediático.

Voces que desplieguen propuestas concretas de respeto a la libertad, la justicia y la paz que fundamentan los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, definidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Voces dispuestas a convocar la más amplia participación popular sobre temas puntuales y urgentes como la distribución de la riqueza, la salud y la educación.

Voces que debatan, por caso, las condiciones establecidas por los organismos financieros internacionales y que las transforman en entidades de condicionamiento político y jurídico de las Soberanías nacionales, sin asumir responsabilidad alguna de resultados sobre tantos destinos.

Un intenso debate colectivo ofrecería, cuanto menos, la ocasión de gestar nuevos milagros pues sin duda, como plantea Noam Chomsky “… la respuesta a estas cuestiones está en gran medida en manos de gente como ustedes y yo”.

* Antropóloga UNR