“Básicamente un artista popular no entiende la política. Porque está cortado por otro patrón y tiene una involucración con la política muy ligada a los símbolos, casi como de fantasía”. No es la primera vez que Alejandro Rozitchner, asesor intelectual del gobierno de Mauricio Macri, dispara frases provocativas. Esta vez su plataforma fue Terapia de noticias, el programa que conduce el periodista Diego Sehinkman en el canal televisivo de La Nación, donde dio ese llamativo punto de vista sobre el rol de los artistas en la política y ante la consulta de “por qué Cambiemos no seduce a los artistas” se despachó con una serie de apreciaciones que terminaron salpicando a Luis Alberto Spinetta.
–¿Spinetta tocaría para Macri? –le preguntó el periodista.
–Supongo que no, porque el nivel de prejuicio del mundo artístico, el nivel de ignorancia y de resentimiento es enorme. Yo lo adoré, fue tal vez mi amigo más cercano en la vida, para mí era un genio absoluto... mi sensación al conocerlo fue estar en presencia de Dios. Yo soy ateo, pero para mí Dios son los Beatles, Spinetta, son las cosas que me generan la sensación de lo sagrado y lo más valioso del mundo. La obra de Luis y su personalidad me parecieron siempre increíbles, y disfruté mucho de su amistad y él también me valoraba a mí, para mi sorpresa. Y cuando hablábamos de temas políticos yo sabía que él tenía simpatía... por familia y por tradición era más bien radical. Pero como todo artista popular y todo artista demagógico tenía una relación con lo masivo un poco extraña. No sé si por conveniencia o por seducción.
Más allá de apostrofar a Spinetta con un término difícil de aplicar a su conducta en el arte y en la vida –al público argentino se le pueden ocurrir varios términos sobre el Flaco, pero difícilmente aparezca el de “demagogo”–, Rozitchner ahondó en la cuestión apuntando, como es usual en el elenco de Cambiemos, al kirchnerismo. El funcionario relató que “él había estado con Néstor y yo le decía ‘pero Luis, es todo mentira, estos tipos están haciendo tal y tal cosa’, y él decía ‘bueno, no hablemos’, pasábamos a otro tema”. Allí es donde lanzó la frase del comienzo.
En rigor, Spinetta se relacionó con el kirchnerismo en una oportunidad, por la invitación al ciclo “Música en el Salón Blanco”, por el que pasaron artistas como Jaime Torres, Juan “Tata” Cedrón, Atilio Stampone, Juan Carlos Baglietto, Luis Salinas, Víctor Heredia, Ariel Ramírez, Teresa Parodi, León Gieco, Alejandro Lerner, Miguel Angel Estrella, Lito Vitale Trío, Eduardo Falú y Domingo Cura. El 4 de marzo de 2005, Néstor Kirchner insistió conque en la foto el que estuviera sentado en el sillón de Rivadavia fuera el Flaco. Y Luis Alberto luego señaló: “Le dije al presidente que lo veo muy valiente y muy romántico, pero no uno victoriano, inoperante, sino un romántico impulsivo”. Más allá de la política, Spinetta detalló que prefería mantenerse alejado de lo mediático. “No quiero ser un polichinela que anda de medio en medio, prefiero ser como un pintor o un escritor, que produce y genera y exhibe cuando su obra está terminada”, explicó.
Que Spinetta se concentrara en la creación no significa que fuera un ser apolítico, que “no entendiera la política” o se relacionara con ella desde la fantasía o lo simbólico. En 1989 integró el cartel de los músicos que tocaron para la campaña del radical Eduardo Angeloz. Pero su participación más activa en lo político y social no tuvo color partidario, y fue rescatada en los últimos meses, ante la falta de respuestas satisfactorias del gobierno de María Eugenia Vidal a los docentes bonaerenses. En las redes circularon fotos y videos de la visita que el músico realizó a la Carpa Blanca emplazada frente al Congreso Nacional: Spinetta tocó un par de canciones, se puso guardapolvo blanco, se colgó el cartel “Hoy somos todos docentes” y se abrazó con los dirigentes en lucha. Aun con esa expresada simpatía por Kirchner, en los últimos años de su vida dedicó más tiempo de militancia a expresarse a favor de la educación pública y por las campañas de Conduciendo a Conciencia.
Hace poco, Rozitchner –conocido por realizar un “Taller de Entusiasmo”– dejó clara su posición con respecto a la educación: “Los docentes gustan decir que quieren que sus alumnos desarrollen pensamiento crítico, como si lo más importante fuera estar atentos a las trampas de la sociedad. Es un enfoque ineficaz. ¿Cómo hacemos que la educación les sirva a los chicos? ¿Cómo hacemos para que la educación les de a los chicos algo que los haga más felices, capaces y productivos?. Lo que propongo es que los docentes asuman el desafío de desarrollar el entusiasmo de sus alumnos, las ganas de hacer, el interés por algo, las ganas de avanzar y de crecer”.
La charla televisiva del filósofo no se limitó a señalar de prejuiciosos, ignorantes y resentidos a los artistas que no comulgan con el ideario de Cambiemos. Ante el interrogante de “¿por qué el gobierno no es capaz de seducir a los artistas?”, explicó: “Capaces de seducir algo tenemos, porque hemos ganado las elecciones. Pero no tengo respuesta. Hay que observar el tema con cautela y con respeto y tratar de ver de qué manera se puede comunicar mejor eso o contactar con gente con la que no hemos sabido contactar, no sé.”
–¿Si estuviera Spinetta ahí, qué le dirías? –preguntó Sehinkman.
–Le contaría las cosas sensacionales que está haciendo este Gobierno, y cómo este es un gobierno revolucionario que trabaja en contra del sistema y está haciendo una Argentina nueva, y él algunas cosas las escucharía con incredulidad y de a poco lo iría convenciendo, aunque sea un poquito.
“Yo soy muy reacio a invitar artistas a la Casa Rosada y a involucrarlos ideológicamente, por respeto y porque no me parece muy trascendente”, detalló Rozitchner, antes de volver sobre sus polémicas declaraciones sobre el pensamiento crítico: “Desde que empecé a escribir tengo una observación del pensamiento crítico que no es convencional. En general cualquier persona que quiere caracterizar lo que es la inteligencia, o cualquier docente que quiera expresar de modo claro su objetivo, habla del pensamiento crítico como de la principal cualidad de la inteligencia. (...) Yo creo que la crítica es una de las funciones de la inteligencia pero de ninguna manera es la reina de la inteligencia. Como sociedad nos hemos asentado demasiado en el pensamiento crítico.”