Otra vez una balacera alteró el ánimo de los  vecinos de Génova al 2400, en el barrio de Empalme Graneros, no sólo porque ocurrió cuando se iniciaba el horario comercial en una zona muy transitada, sino porque en la esquina de Génova con De Angelis se encuentra enclavado el Club Reflejos, donde se realizaban los últimos preparativos para recibir a los niños y niñas del barrio que acuden a la colonia de vacaciones. Por otra parte, Un joven de 20 años que había sido baleado en el pecho en pasaje 703 al 2100 el domingo al anochecer murió en el Hosptial Eva Perón donde estaba internado. La víctima fue identificada por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) como Isaias Nahuel Ponce.

Marcelo Antonelli , el presidente del club Reflejos, remarcó que el de ayer no fue el primer caso de balaceras en esa cuadra. “Esta mañana, cerca de las 8, se escucharon los estallidos y enseguida nos dimos cuenta que era un tiroteo como estamos acostumbrados en esta cuadra. Cerrando el año ya es la décima balacera. Esto ya no nos llama la atención”, afirmó el referente barrial.

En declaraciones a LT 8 el directivo aseguró que “las balaceras vienen siendo normales en esta cuadra. Siempre ocurre en la misma zona, aunque las cápsulas quedan desparramadas en distintos lugares. Ya estamos acostumbrados. Ocurren estos hechos, llega la policía y cierran la calle. Toman medidas, trabajan los peritos y se van”.

“Esta vez parece que dispararon desde un auto. Fueron muchísimos disparos. Más de once seguro. Pero lo que más preocupa es que los tiros son para abajo”, sostuvo Marcelo, quien agregó que por estos días el Club Reflejos “tiene mucho movimiento de gente porque se está organizando la pileta de la colonia de vacaciones y de los programas provinciales y municipales que son sin cargo”.

Este último hecho se registró poco después de las 8 en una de las zonas más populosa y transitada de Empalme Graneros. El ataque fue contra el portón de acceso a una vivienda. Las primeras informaciones señalan que en el inmueble impactaron nueve balas.

Los registros de hechos de violencia revelan que en noviembre se produjeron dos ataques a balazos en esa misma zona. El primero fue el 24 de noviembre contra un local de tatuajes. Y a sólo 300 metros de ese lugar, el blanco fue un negocio de venta de ropa de bebé. En el local de tatuajes estaba entonces  su dueño, que se encontraba arreglando un ventilador de pared. "De repente sentí una ráfaga, me tiré al suelo y sentí algo muy caliente en la cara. Cuando me toqué tenía sangre, y cuando me miré al espejo me di cuenta de que tenía una esquirla en la cara", había relatado.

"Dos segundos antes (del ataque a tiros) estaba afuera fumando un cigarrillo. Ni idea quién fue. No tengo problemas ni bronca con nadie. Hace cuatro años que estoy en este local y 10 años que tatúo", había agregado. Y por último afirmó: "Ya tenía turnos dados para diciembre, pero no puedo vivir así. Voy a tener que cerrar el local".

A solo 300 metros del ataque al local tatuador se había producido la segunda balacera, esta vez contra un local de ropa que estaba cerrado. La persiana baja del local de ropa para bebé quedó agujereada por la ráfaga de disparos. A diferencia de otras, esa vez el ataque había llegado con una nota intimidatoria y contundente. El mensaje, con nombre y apellido, reza que se comunique urgente con un número telefónico porque "la próxima lluvia de balas".

Por su parte los vecinos aseguran ayer que la saga de ataque fue algo que estuvo presente en gran parte del año y que lo ocurrido este lunes fue el más osado y peligroso ya que fue a plena luz del día y a una hora en que la actividad comercial comenzaba a desplegarse. Además, por el lugar pasan varias líneas del transporte y había gente en las paradas de colectivos.