El fiscal Leonel Gómez Barbella, que investiga el asesinato de Lucas González, pidió este martes el procesamiento con prisión preventiva de los seis policías porteños acusados de encubrir el crimen del chico de 17 años. El fiscal considera que dos comisarios, un subcomisario y otros efectivos de la Comisaría 4D de Barracas se encargaron de encubrir a sus compañeros Gabriel Isassi, Fabián López y José Nieva, los policías que dispararon, con acciones que "no se presentaron solas ni aisladas sino en el seno de un entramado articulado". Además, Gómez Barbella solicitó al juez Martín del Viso que procese a los efectivos también por las torturas infligidas tanto sobre Lucas como sobre sus tres amigos detenidos ilegalmente. Lucas tenía una quemadura de cigarrillo en su mano, datada en la autopsia en horas cercanas a la balacera policial.
Los seis policías en cuestión son los comisarios Juan Romero y Fabián Alberto Du Santos, el subcomisario Roberto Inca, el inspector Héctor Cuevas y las oficiales Lorena Miño y Micaela Fariña. Todos ellos ya están en prisión, acusados por los delitos de "falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin las formalidades de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave". Ahora, el fiscal pidió a Del Viso que dicte las prisiones preventivas y que los procese formalmente, agregando a esos delitos el de "imposición de torturas".
En tanto, a Inca, Cuevas, Fariña y Miño, Gómez Barbella les añadió la imputación por "falso testimonio agravado", ya que los tres declararon como testigos ante la Policía Federal luego del crimen y sostuvieron la versión del "enfrentamiento". Mientras tanto, el juez todavía debe resolver el pedido de detención de otros ocho agentes porteños que operaron en el lugar la mañana del 17 de noviembre, después de la balacera.
Encubrimiento
La primera intervención policial del 17 de noviembre que consta en el informe de la División de Transcripciones e Informes Judiciales de la Policía porteña es de las 9:42 de la mañana. Allí se solicita por radio una ambulancia del SAME con "prioridad" no para el chico baleado sino para "personal policial lesionado a raíz de colisión". También se solicita una ambulancia por un "enfrentamiento armado" para Alvarado y Perdriel. Hasta ese lugar había llegado el Suran de los chicos, conducido por Julián con Lucas baleado junto a él. Ahí comenzó la intervención de los agentes acusados por el encubrimiento. Isassi, López y Nieva se quedaron en Iriarte y Vélez Sarsfield, donde el Nissan Tiida de la brigada de civil interceptó al Suran. Allí les dispararon y ninguno de los tres agentes se acercó a Alvarado y Perdriel, por lo que todo lo que ocurrió allí fue obra del resto de los policías.
A las 9:50, consta en el informe, se procede a "la detención de tres masculinos, uno de ellos con herida de arma de fuego". Seis minutos después aparece la primera versión formal: "La Suran realiza maniobras imprudentes, la brigada inicia maniobra para poder detenerla, el acompañante exhibe arma de fuego". Recién a las 11:23, una hora y media después, se da intervención al Juzgado de Menores N°4, aún con la versión del "enfrentamiento".
El fiscal considera que, en ese tiempo, con un perímetro de 200 metros cerrados al paso, los agentes que llegaron al lugar después de los hechos se dedicaron a crear "una pantalla de licitud a la maniobra ilícita que se pretendía enmascarar". A las 10 en punto del miércoles aparece una modulación en la que ya consta que Julián tenía cédula azul y que el auto no era robado. A las 11:14 se comunica que hasta ese momento no se había encontrado arma de fuego en el auto de los chicos. La réplica del arma aparecería cinco horas después, pasadas las 16 del miércoles.
Torturas
La quemadura de cigarrillo encontrada durante la autopsia del cuerpo de Lucas entre el pulgar y el índice de una de sus manos fue datada por los médicos en aproximadamente 36 horas antes de su fallecimiento. Lucas murió en el Hospital El Cruce de Varela pasadas las 17 horas del jueves 18. El fiscal cree que, "mientras agonizaba", al chico lo quemó alguno de los policías mientras esperaba la ambulancia.
Pero la acusación de torturas no se limita solo a Lucas. En el caso de Julián y Joaquín, los dos chicos que fueron detenidos en Alvarado y Perdriel --Niven logró escapar y luego se presentó por su cuenta en la comisaría--, el fiscal sostuvo que los agentes les arrojaron "frases abominables, racistas, cargadas de odio, discriminatorias y estigmatizantes". En sus testimoniales, los chicos declararon que los policías les dijeron cosas como que había que "pegarles un tiro en la cabeza a estos villeros" o les preguntaban "¿dónde tenés la falopa?" o "¿dónde está el arma con la que mataste a tu amigo?".
Eso sin contar sus detenciones ilegales. Según el fiscal, Julián y Joaquín, los dos menores de edad, estuvieron esposados durante cerca de dos horas en la calle y ocho horas más dentro de un patrullero. Recién después de ese lapso fueron trasladados al Instituto Inchausti, donde pasaron la noche. Además, los chicos denunciaron que fueron esposados de forma violenta contra el piso y que a uno de ellos incluso le rompieron la ropa. Para el fiscal, "en el marco de semejante vivencia, es obviamente y a las claras un modo de tortura".