El pasado día 9, el secretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa, Francisco Cafiero, firmó en Moscú un acuerdo con su par ruso por el que oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas argentinas podrán perfeccionar sus conocimientos en los marcos de las similares de la Federación Rusa. Es la primera ocasión en que un convenio de estas características es suscripto por ambos países. Hasta ahora, los efectivos argentinos se recapacitaban o profundizaban sus conocimientos países como Estados Unidos, Alemania, Italia o España, todos ellos integrantes de la OTAN o en los vecinos como Brasil y Chile. También en el Perú donde los integrantes de la Fuerza de Submarinos de la Armada se entrenan dado que, luego de la tragedia del ARA-San Juan, la Argentina carece de unidades de la especialidad.
El convenio permite que integrantes de las FFAA de los dos países puedan incrementar sus conocimientos en las sedes respectivas.
El acuerdo, trabajado desde hace un año y medio por los dos ministerios, se suscribió por el encabezado por Jorge Taiana, luego de la aprobación de la Cancillería, espacio institucional que guía los emprendimientos exteriores del área de Defensa.
Aunque el acuerdo firmado con Moscú es similar a los suscriptos con otros países, la importancia política del mismo es indudable. Las fuerzas de la Federación Rusa desfilan encabezadas por la tricolor nacional acompañada por la bandera del Ejército fundado por León Trotsky, en respeto por las durísimas luchas emprendidas durante la Segunda Guerra Mundial. Por cierto que las condiciones ideológicas han mudado decisivamente: el ministro de Defensa de Moscú se persigna al estilo ortodoxo al encabezar una parada militar en la plaza Roja.
Se mantiene una realidad geopolítica: en los días que corren tropas rusas están desplegadas en la frontera con Ucrania, mientras que sus similares de Kiev son apoyadas por la presión de los efectivos de la OTAN liderados por los Estados Unidos. Aunque la Argentina mantiene su equidistancia ante estos eventos, es destacable que el gobierno nacional sostenga una posición de independencia para procurar espacios de perfeccionamiento castrense.
El acuerdo negociado por Cafiero y llevado por Taiana para la aprobación del presidente Alberto Fernández, pone en marcha otro mecanismo: la instancia del espacio político-estratégico del acuerdo de relaciones de Defensa entre ambos países suscripto durante la gestión de la ministra Nilda Garré durante la presidencia de Néstor Kirchner. Serán los jefes de las Fuerzas Armadas, en diálogo con sus pares rusos los que tomarán las decisiones acerca de que especialidad será capacitada. La decisión tomada con el acuerdo implica ampliar el campo de autonomía nacional en la materia; es un pequeño paso, pero así se comienza el sendero donde se caminan diez mil. No puede dejarse de apuntar que, en estos días de pandemia, Rusia suministró a la Argentina las vacunas Sputnik y que un fondo financiero ruso visitó recientemente al presidente de la República.
El perfeccionamiento de la instrucción, tanto como el aprovisionamiento de armas, constituyen puntos de la posible y relativa autonomía que la Argentina debe preservar tanto como aumentar en la medida de lo posible. El acuerdo negociado con Moscú constituye una muestra de esa orientación nacional.