“Contar una historia sobre el horror de la dictadura militar en un país sudamericano”. Esa es la principal inquietud que atravesó al director español Rafael Russo para materializar su segundo largometraje. Bajo esa premisa, escribió y dirigió El Año de la Furia, una película hispano-uruguaya que se sitúa un año antes del golpe de estado que ocurrió en Uruguay en 1973. Puede verse a través de HBO Max.

Nacido en Madrid, pero de padres argentinos, Russo cuenta, en una entrevista por zoom que brindó junto a Joaquín Furriel y Martina Gusmán, que siempre se sintió vinculado a la realidad político y social latinoamericana. Fue por eso, y por su interés como creador, que decidió explorar cómo Uruguay fue poco a poco deslizándose hacia el totalitarismo. “Se han hecho ya muchas películas sobre las dictaduras latinoamericanas, pero sobre Uruguay se han hecho menos”, cuenta. Además, dice que “todas por lo general suelen responder a un mismo patrón, que es contar el horror de lo que ocurrió, por eso, esta vez el reto estaba en buscarle un ángulo diferente”. 

Desde su visión, "la antesala del horror", es "mucho más interesante que contar el horror en sí". “Como escritor, a mi lo que me interesa y realmente me motivan son las historias humanas, indagar en lo luminoso y lo oscuro que cada persona tiene. Y yo creo que eso hay en todos los proyectos que escribo”, agrega.

Protagonizada por Furriel, Alberto Ammann, Daniel Grao y Gusmán, acompañados por Maribel Verdú, Miguel Ángel Solá y Daniel Freire, la película se sitúa en 1972, cuando la sociedad de Montevideo palpitaba la dictadura que se avecinaba. En ese contexto, Diego (Ammann) y Leonardo (Furriel), dos guionistas de un programa de humor en la televisión uruguaya, tienen una lucha interna cuando deciden mantener el tono satírico político de su programa frente a las presiones de sus superiores por miedo a las represiones que ejercen los altos mandos militares sobre el programa. 

En el bando opresor se sitúa Rojas (Grao), un teniente del ejército, quien encuentra en Susana (Gusmán) alguien en quien “ahogar su culpabilidad”. Entre ellos se teje uno de los vínculos principales de la película, atravesados por el miedo y contradicciones de la misma condición humana. “Susana es un personaje que se construye prácticamente sin diálogo, desde un lenguaje corporal, las miradas y la relación con los otros personajes”, explica Gusmán.

A nivel general, la película de Russo retrata una serie de relaciones profesionales, pero también amorosas y de compañerismo, que se ven atravesadas por la gran tragedia que avanzaba. Y aunque la El año de la furia presenta un abanico de personajes muy amplios, para Furriel, todos comparten una especie de solidaridad emocional implícita: “la película muestra que, todos a su manera, quieren vivir mejor, con más amor, menos violencia y menos miedo”.

Fundamentalmente, la originalidad de la película radica en contar la antesala del horror no sólo desde el lado de los oprimidos, sino también del de los opresores. Introducir, por ejemplo, el punto de vista de un militar de medio rango que es usado por sus superiores para cruzar la línea moral de la tortura, y cómo ese hombre convive con sus demonios. “Me parecía que contar todo eso desde un abanico de personajes lo suficientemente amplio y rico que diera una visión bastante completa de lo que significó vivir esos años, era un ángulo novedoso y diferente para abordar una película”, analiza Russo.

“Yo creo que lo más importante que tiene El año de la furia es la mirada que ofrece el director de un determinado un contexto social. Me parece, además, que el guión está encarado de una manera novedosa”, complementa Furriel.

En un mismo sentido, Gusmán destaca que lo más significativo y distintivo del film fue “mostrar lo de la antesala del horror, porque si bien tenemos un montón de películas que hablan de la dictadura, me parece que El año de la furia hace hincapié sobre este momento donde nadie se imaginaba la tragedia que iba a venir”. Además, se trata de un proyecto que, según cuenta, “la interpela mucho” por su propia historia. “Si bien todo transcurre en Uruguay, hay muchas similitudes con lo que ocurrió en la Argentina y a mí es algo que me toca muy de cerca, por ser de la de generación de los hijos de desaparecidos y por tener padres que militaron en la década del 70. Por lo tanto la política, durante toda mi infancia, fue algo muy fuerte. Me atravesó mucho en toda mi construcción como persona”.

En cuanto a la actualidad que presentan los temas que atraviesan la película todos coinciden y aseguran que sin dudas hay resonancias: “A nivel político estamos viendo el auge de los extremismos, de los fascismos, en general de la intolerancia en sí”. Russo considera que la libertad de expresión vuelve a estar amenazada de una forma diferente. “De alguna manera, el fascismo es un virus que ha mutado. Tiene una cara diferente, pero en el fondo sigue siendo lo mismo”, afirma. Y agrega: “nosotros, como creadores, sentimos ese tipo de presiones con las redes sociales, por ejemplo, o los linchamientos mediáticos, que son los nuevos enemigos con los que tenemos que lidiar. Y si bien estamos hablando de contextos diferentes y en niveles diferentes de gravedad, hay ciertos temas sobre los que uno piensa mucho antes de pronunciarse. Y eso yo creo que no es bueno ni sano. Tiene que ver con un clima de intolerancia general que hay en todo el mundo”.

De la misma manera, Furriel destaca que “después de una pandemia que expuso lo peor del sistema capitalista, empezamos a ver de una manera muy evidente que el miedo, la violencia, y la censura se despierta mucho más rápido de lo que uno desearía”. Además, entiende que “en los tiempos que vivimos es una película entretenida para seguir ejercitando la memoria y para apelar a todos los sentimientos y valores que nos han llevado a los logros más virtuosos que tenemos y no los más oscuros, lamentables, más autoritarios y violentos”. Y concluye el actor: “Creo que todos los que formamos parte de El año de la furia tratamos de decir: ‘che, esto no pasó hace tanto como para no estar atentos a que no nos puede volver a pasar. Estemos lúcidos’.