El twit de Cristina Fernández llamó la atención: la mostraba regalando a Lula da Silva un cuadro de Evita con la bandera de Brasil de fondo. La artista detrás de la obra es Marina Olmi, quien este jueves inaugurará una muestra en Zero 618 Art Gallery (Av. Caseros 528) en torno a sus diversos abordajes sobre la imagen de Eva Perón. Olmi, una artista profundamente militante, suele trabajar las figuras icónicas del peronismo en diversos entornos, desde el Renacimiento hasta naves espaciales. Olmi vivió durante muchísimo tiempo en España y regresó al país inspirada por los discursos de Cristina Fernández de Kirchner durante su presidencia. Desde entonces trabaja en esta serie de cuadros y la muestra en Zero 618 incluirá “las Evitas de 2010/2011 que es la serie del Renacimiento, las de 2014 con los ñoquis para todos, Evita amasando, Evita haciendo contorsiones, toda esa etapa muy divertida y transgresora”, anticipa la artista.
“La muestra busca romper la solemnidad, porque Evita era una mujer como todas, que seguramente lloraba como todas, amaba con locura y jugaba con Perón en el cama, y se preocupaba por cosas como todas. Y eso no es sólo para quitarle solemnidad a Evita, sino a nosotros mismos, un modo de ser menos caretas y poder hablar desde lo que somos, ser más vulnerables, que es una forma de sanar y aceptar cómo somos y quiénes queremos ser”, plantea Olmi.
La clave de lectura de sus obras en torno a la figura de Evita puede encontrarse en su etapa “renacentista”, donde la pintó emulando a la Venus. “Tiene que ver con ella como energía femenina, transformadora, y su lucha, está en todos lados, está en el Renacimiento como el origen de la mujer, la belleza y el amor, para mí simboliza todo eso”.
-También ubicás a Evita en el espacio.
-Puse a Evita, Perón y Néstor en el espacio por varias razones. Primero porque en 2019, poco antes de las elecciones que ganamos, sentí mucho el cambio de era que se venía, donde se manifestó mucho el espacio exterior. Para mí tanto Evita, como Perón o Néstor, y tantos otros, de algún modo siguen vivos en otros planos y actúan en este. Sentí que eran nuestros aliados estelares y aunque no estén en la Tierra con nosotros, sentí que estaban ayudándonos desde sus naves. Es un poco humorístico, y al mismo tiempo para mí también es verdad. Creo absolutamente en esto. Tengo percepciones y me baja mucha información de otras realidades que parecen ciencia ficción o delirantes, pero me doy cuenta que son posibles, que las siento en un lugar de certeza, que no son fantasía ni imaginación, que son una percepción real. Me pareció sano pensar además que ellos están ayudándonos desde las naves, del mismo modo que nuestros ancestros están ayudándonos. Tengo una idea de que todo puede ocurrir al mismo tiempo, porque el tiempo es circular.
-¿Qué simblismo imbuís en la figura de Evita?
-Puse en ella a todas las mujeres y nuestros roles y personajes: amas de casa, amantes, locas, divertidas, equilibristas, y sobre todo energías capaces de transformar todo. Es como un gran homenaje a la mujer, a la energía femenina que transforma, soporta y sigue luchando, que pone la mejor cara porque a pesar de todo lo que sostiene, hace y lucha, siempre tiene resto para seguir. Y algo que sigue intacto en nuestra esencia que siempre está limpio para dar.
-Justo hace unos días fue lo del cuadro a Lula, ¿cómo fue eso?
-Tres días antes de que llegara Lula terminé de pintar el cuadro y no sabía cómo se lo podía entregar. Terminé de pintar la bandera de Brasil detrás del Eva Hula, que es lo que yo patenté y decreté patrimonio de la humanidad. Cristina lo vio y decidió regalárselo a Lula. Para mí es un honor inmenso. No tengo palabras para explicar lo que significó para mí, por todo lo que puede generar en el inconsciente de los pueblos. Siento un agradecimiento enorme a Cristina, que siempre sabe ver, y es la persona más inteligente y generosa.
-¿Qué motivaba tu deseo de acercarle ese cuadro a Lula?
-Durante la pandemia al ver la política de Latinoamérica, la de este país, y comprender mucho mejor los hilos que mueven las cosas, cobré más consciencia de la importancia de que más que lo local, es América Latina unida. Hay líderes aliados, hermanos nuestros, trabajamos en la misma dirección, con los mismos valores y principios. Entonces me pareció una linda manera de colaborar, haciendo vínculos amorosos, que es la parte que me toca como artista. Yo hago política, milito, pero desde mi lugar como artista, con el impacto en lo consciente e inconsciente que tienen mis imágenes. Y me pareció fundamental un regalo con el aro de la abundancia, que tiene muchos significados, positivos, mágicos, de valores. Por el aro de la abundancia entramos todos los que sintonizamos con estos valores. Entonces era el cuadro perfecto para poner la bandera de cada país. Y en este caso, regalárselo a Lula.