No es que no hubo mujeres en el mundo del tango, lo que pasó fue que se las quiso hacer invisibles: escribieron letras con pseudónimos de varones, fueron minimizadas cuando dirigieron orquestas, criticadas al hacer arreglos e infantilizadas al subirse a los escenarios. Hoy La Empoderada Orquesta Atípica, nacida en 2018 por una autoconvocatoria en una red social, hace del tango un territorio de mujeres y diversidades. “Nacimos por un disparador de una compañera que tiró la idea de hacer una orquesta de mujeres en un grupo de una red social que se llamaba Banco de mujeres músicas. De esa primera idea nacieron varias orquestas, entre ellas, La Empoderada. Creemos que fue producto de una necesidad colectiva de cambiar el paradigma y generar nuestro propio espacio”, dice Pamela Victoriano, la directora y arregladora de la orquesta.

La Empoderada está formada por 26 músiques mujeres, lesbianas, trans e identidades no binarias. Son elles quienes hacen los arreglos, cantan y tocan todos los instrumentos: cuatro voces, flautas, viola, piano, chelos, violines, bandoneones, clarinete, saxo barítono, guitarra y contrabajo. “El público nos abrazó desde el primer momento. La gente que viene a nuestros conciertos no necesariamente escucha tango. Hay mucha gente que no se siente representada por este género musical porque durante muchos años se lo utilizó para dar sólo un punto de vista que deja afuera a un amplio sector social. Creemos que el tango en sí mismo no es machista, sino que fue el reflejo de una sociedad, y lo sigue siendo. Históricamente, fue y es una herramienta para contar historias, para hacer una crónica de lo que se vive, de cómo se vive, de cómo se habla en nuestra región. Nosotres tomamos esta herramienta, porque amamos el tango, para contar nuestras historias y nuestras verdades. Así que el público que viene a vernos tiene la posibilidad de encontrarse en un espacio que les abraza y no les expulsa”, dice Pam.

La Empoderada recuperó además las voces y las historias de las mujeres que revolucionaron el tango dentro del ambiente machista y patriarcal de principios y mediados del siglo XX como Tita Merello, Azucena Maizani y Eladia Blázquez. En el tango clásico, las historias de amor de mujeres fueron contadas por hombres, por eso se cantaron y escucharon canciones como la costurerita que dio el mal paso, la mariposa de un día, la mujer sola, fané y descangallada o la solterona, sin ilusión y sin fe. Pero cuando cada une empezó a poder contar su historia, la narración fue tiñéndose de igualdad, como lo demuestra esta orquesta en cada presentación.

Estableciendo una firme ruptura con estereotipos patriarcales, La Empoderada irrumpe en la escena para ocupar activamente espacios, con una propuesta fresca, urbana y potente. Así presentan La revuelta, un espectáculo dedicado a visibilizar el trabajo de compositoras, arregladoras e intérpretes. Es la primera vez que una orquesta de tango realiza un repertorio de tangos, milongas y valses actuales escritos íntegramente por mujeres y géneros disidentes; es además un espectáculo que atrapa al espectador desde el primer minuto hasta el final: es dinámico, sorprende y entusiasma con una puesta en escena en la que confluyen música y arte audiovisual.

En el escenario y en los ensayos, en sus puños visten los pañuelos verdes y en sus instrumentos se ven banderas arco iris. Pero no es una puesta en escena, es una construcción cotidiana: hace poco, en uno de sus shows cantó como invitada Ferni de Gyldenfeldt, que ganó en el pre Cosquín porteño y logró, mediante una denuncia en el Inadi, que se anularan las categorías de “voz femenina” y “voz masculina”.

Durante estos dos años, La Empoderada se presentó en varias salas de la Ciudad de Buenos Aires, como Hasta Trilce, Caras y Caretas, Vuela el pez, Feliza, la Biblioteca Nacional, y participaron en festivales de tango como el de La República de La Boca y el de Tango y Criollismo, también formaron parte del Primer Encuentro de Mujeres y Disidencias en el Tango en la Sala Zitarrosa de Montevideo. Bajo la consigna Nosotras Movemos el Mundo, tocó en el Centro Cultural Kirchner, para celebrar el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, en el marco de la semana de actividades organizadas por el Ministerio de Cultura de la Nación junto con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Ese día, Julieta Laso cantó con la orquesta.

Foto: Carolina Pedace.

Después del debut de La Empoderada en 2018, que fue en Feliza, un espacio de la Comunidad LGTBIQ de la Ciudad de Buenos Aires, les músiques de la orquesta se dieron cuenta de la cantidad de cosas que tenían que preparar para un concierto y desde entonces se organizan en comisiones. “Dos compañeras formaron un mapa cooperativo y armamos un par de comisiones importantes que sentíamos que teníamos que tener para poder organizarnos, como la de Producción para que alguien de nosotres hablara con las personas responsables de los espacios, Prensa y Difusión para difundir las fechas y así de a poquito se generaron cada vez más comisiones; en este momento son 14 comisiones, como las de Puesta en Escena, Tesorería, Transcripciones y Archivo, Musical, Comunicación Interna para comunicarnos dentro del grupo, Becas y Subsidios, Giras, etc”, explica Pam.

El corazón del proyecto, dice su directora, es la cooperativa. “Además de la parte práctica de organización, hay una cuestión antipatriarcal de poder dividir las tareas, de poder tener voz para opinar, sugerir, crecer, para aportar y que todo sea como un gran engranaje en donde cada una de las piezas son fundamentales para que funcione la máquina”, explica.

Entre lo atípico de La Empoderada se encuentra que arreglan y ponen en escena canciones y música que no habían sido nunca tocadas por una orquesta: “En 2019 arrancamos con un repertorio nuevo con temas actuales de compositores de mujeres y disidencias del tango de hoy. Hay un 99 por ciento de repertorio de hombres en las orquestas entonces es muy difícil que una composición tuya se toque en una orquesta que es el formato más grande y más amplio que tiene el tango. En principio fue una búsqueda, buscamos a esas compositoras y los temas que íbamos metiendo en el repertorio son temas que nunca habían sido tocados por una orquesta, entonces las partituras de nuestros 26 instrumentos los tenemos que preparar especialmente porque no existe el material para orquesta y el desafío es total, es empezar de cero”.

Como anécdota, Pam recuerda que hay uno de los temas que fue enviado por una compositora a través de un audio del celular, cantando el tema y grabado por una guitarra acompañándola. “De ese audio, nosotres armamos el arreglo general de esa canción así que el proceso es artesanal, muy minucioso, lleva muchísimo trabajo pero es hermoso y se genera un ida y vuelta con gente del tango que escucha sus temas tocados por primera vez por una orquesta. Por eso, lo que va a suceder cuando tengamos el disco es algo lamentablemente único, porque no hay ninguna orquesta de tango que tenga un repertorio equitativamente igualitario entre hombres, mujeres y disidencias”, dice Victoriano.

Pero Pamela encuentra otra cuestión más atípica todavía: “y es nuestro público, que es un público joven transfeminista y LGTIBQ. Un sector que no suele escuchar tango ni ir a milongas, a no ser el tango queer con quienes nos amamos y nos acompañamos. Se da una situación de bancar al otre y esto es una gran conquista porque le queremos devolver al tango lo popular que perdió al convertirse en un sector de poquita gente”.

Los shows de La Empoderada se caracterizan por invitar gente de otros géneros musicales y artísticos. En 2019, cuando tocaron en el ND Ateneo invitaron a les compositores a subirse al escenario y cantar, a algún que otro varón del tanto y a otres músiques que no vienen del mundo del tango, como Lichi. “Hoy tenemos una canción suya en nuestro repertorio. Nos gusta mucho el intercambio con gente del tango y con gente que no es del tango”, dice Pam.

Esta orquesta le pone voz y música a historias propias y es por eso que desde que nació, es seguida y escuchada por miles de personas en todo el país. “El tango feminista, o en nuestro caso transfeminista, es posible si arriba y abajo del escenario se plasma el grito verdadero de lo que nos pasa. Por supuesto se puede hacer un tango disidente que saque del lugar al estereotipo de la mujer que venimos escuchando en los tangos: hoy somos nosotres quienes contamos esa historia y venimos a decir nuestras verdades, sin estereotipos para nadie”, explica Victoriano.