El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación realizó la 5ta Encuesta Nacional de Percepción Pública de la Ciencia. Tras consultar a casi dos mil personas de diferentes regiones del país, uno de los principales resultados se vinculó con que la pandemia reforzó la confianza de la población en la ciencia como institución, y en los científicos y científicas como actores que desempeñaron un rol de relevancia. Si bien la cartera de CyT suele realizarla cada tres años, la encuesta que debía realizarse en 2018 no se llevó a cabo. Una vez más, el macrismo interrumpió una iniciativa que desde 2005 sirve como insumo para recabar información y contribuye al proceso de toma de decisiones.
“Un trabajo como este nos sirve para confirmar con datos algo que preveíamos: el desempeño de la comunidad científica fue valorado de forma muy positiva por la sociedad. Los kits, los barbijos y las vacunas son ejemplos que muestran que, para la gente, el trabajo que realizaron fue muy efectivo y oportuno”, señala Eduardo Mallo, Subsecretario de Estudios y Prospectiva del MINCyT. Luego agrega: “También exhibe que, al momento de buscar información sólida, la ciudadanía concibe que la palabra de la ciencia es una palabra autorizada. Lo mismo sucedió con los médicos como fuente de confianza. El compromiso de estos actores fue muy importante, sus opiniones no son inocuas”, completa el funcionario que estuvo a cargo del estudio.
La 5ta Encuesta fue realizada entre el 8 y el 30 de julio de 2021, e incluyó las respuestas de 1.936 personas (mayores de 18 años), que habitan las distintas regiones del territorio nacional (los participantes fueron del AMBA, la región pampeana, Norte, Cuyo y Patagonia). El trabajo fue estructurado en base a diversos puntos de interés: hábitos informativos y participación social en temas de CyT; imagen de los científicos, la ciencia y las actividades del sector; actitudes frente a riesgos y beneficios de la CyT para la sociedad; y conocimiento y valoración de instituciones relacionada al área en Argentina.
Buena imagen
Si bien es cierto que, en lo que va de la pandemia, no faltaron los científicos y científicas con presencia mediática que discutieron todas y cada una de las políticas de cuidado propuestas por el gobierno, que realizaron vaticinios exagerados, o bien, que utilizaron su prestigio y sus credenciales para confundir aún más a la población; afortunadamente, la mayoría de los expertos comunicaron los resultados a los que la ciencia arribaba con cautela y rigurosidad, a partir de la última evidencia disponible.
En efecto, de acuerdo a la encuesta, la imagen de los científicos y las científicas mejoró en un 55 por ciento desde que inició la pandemia. Asimismo, el 72 por ciento de los individuos consultados se mostró entre muy y bastante conforme con la actuación de los hombres y mujeres de ciencia durante el período 2020-2021 y el papel que desempeñaron al afrontar la crisis sanitaria. La ciudadanía valora ampliamente el esfuerzo de los investigadores e investigadoras locales al desarrollar barbijos, métodos de testeo y el involucramiento en el diseño de plataformas vacunales.
El mismo porcentaje de las personas consultadas espera que el país ocupe un sitio de relevancia en el campo de la investigación científica y tecnológica. Con esto, “se puede extrapolar y pensar que la sociedad argentina, en su mayoría, es consciente del lugar clave que puede ocupar la producción del conocimiento científico en el modelo de desarrollo productivo”, comenta Mallo.
Las vacunas, lo más importante
De la encuesta realizada, también se puede observar que, para la población, la comunidad científica debería enfocar sus esfuerzos en el diseño de vacunas; así lo refirió un 45 por ciento de las personas encuestadas. Mientras que una porción menor, aunque considerable (un 26 por ciento) cree que los académicos deberían colocar el eje en el desarrollo de tratamientos médicos. También se mencionaron otros aspectos como el análisis de los impactos sociales y económicos de la pandemia (8 por ciento) y el desarrollo de equipamiento tecnológico para el diagnóstico médico (6 por ciento).
Para Mallo, “este punto claramente tiene que ver con la situación coyuntural, aunque nos permite sacar alguna conclusión y es que, en la actualidad, para la gente la salud pública y la participación de la ciencia argentina en ese rubro es central”. En efecto, en un contexto de conflicto sanitario como el que se atraviesa, resulta esperable que las necesidades de la población se relacionen con el desarrollo de conocimientos científicos vinculados a un campo tan sensible como la salud. Cartera también degradada a Secretaría durante el gobierno anterior.
El principal aportante
Se les consultó a los participantes por los actores que, desde su punto de vista, creían que más recursos económicos aportaban al sector CyT. Un 42 por ciento de las personas respondió que el Estado era el aportante principal. También se destacaron a las fundaciones privadas (un 15 por ciento), las empresas (11 por ciento) y, por último, se ubicaron las universidades nacionales y las compañías extranjeras (ambas con el 8 por ciento).
En este marco, Mallo apunta un dato que sirve como antecedente. “Este punto es llamativo. En las primeras encuestas de la década pasada, las personas no creían, en su mayoría, que el Estado era el actor que más recursos aportaba. Hoy en día no existen dudas, la sociedad confirma que es el principal financiador”, subraya. De hecho, la población está de acuerdo con que el presupuesto aumente, aún a costa de recortar la inversión en otras áreas. El 76 por ciento piensa que debe aumentar, el 13 por ciento cree que debería mantenerse como está, el 9 por ciento no sabe y solo el 2 sostuvo que debería disminuir.
La Ley de Financiamiento de la CyT, aprobada por el Congreso de manera unánime, prevé un incremento progresivo de la función CyT del presupuesto nacional hasta conquistar el 1 por ciento del PBI en 2032. Como resultado, el año que viene pasará de 0,28 a 0,31 por ciento: en vez de recibir 7 mil millones de pesos, la cartera percibirá 23 mil millones.