El 2 de diciembre pasado, solo cinco meses después de haberse sumado a la bolsa de Nueva York, Didi, el "Uber chino", decidió retirarse. Así finaliza un infructuoso intento por no someterse a las presiones del gobierno, preocupado por la eventual filtración de datos de ciudadanos chinos hacia los inversores extranjeros.

El caso es un ejemplo del, al menos por ahora, exitoso esfuerzo de las autoridades chinas por mantener a sus grandes corporaciones en línea con los objetivos nacionales de seguridad y reducción de la desigualdad.

Salir a vender

Didi, creada en 2012, tiene financiamiento de grandes monstruos tecnológicos como Alibaba, Tencent y Uber, a la que terminó vendiendo acciones luego de una intensa batalla por el mercado del gigante asiático. 

La aplicación realiza cerca de veinte millones de viajes diarios en dieciseis países, entre ellos Argentina, Rusia, México, Australia, además de China. Con la expectativa de seguir creciendo, los inversores se ilusionaron con dar el salto a la Bolsa de Nueva York, algo que anunció finalmente en junio.

La movida era riesgosa ya que unos meses antes, en noviembre de 2020, el gobierno chino había detenido el intento del poderoso Ant Group, el brazo financiero de Alibaba, de cotizar en ese mismo centro financiero. 

Ant Group pensaba alcanzar un record histórico para un lanzamiento, pero pese a que su empresa madre, Alibaba, ofrece sus acciones en New York desde 2007, las autoridades chinas detuvieron el plan. Luego lanzaron una serie de controles que terminaron con una multa de más de 2800 millones de dólares por prácticas monopólicas y severos controles para Ant Group. 

Su fundador Jack Ma, el hombre más rico de China, bajó su alto perfil de una manera vertiginosa. Algo similar ocurrió con las acciones de su empresa que cayeron casi un 30 por ciento.

Advertencias y protección de datos

La Administración del Ciberespacio de China (ACC) ya había advertido a Didi que no ofreciera sus acciones en Nueva York sin antes ofrecer mayores garantías para los datos de los ciudadanos, pero la empresa decidió dar el paso igual. El 30 de junio ofreció sus acciones a 14 dólares y recaudó 4400 millones de dólares.

Sin embargo, luego de una breve subida la cotización comenzó a caer por las penalizaciones que comenzó a recibir en China. Las autoridades iniciaron una investigación centrada, sobre todo, en la acumulación de datos que la empresa hace de sus usuarios. Entre otras cosas circuló el rumor de que Didi registraba los viajes de los funcionarios chinos y que los accionistas estadounidenses podrían acceder a esa información.

A los pocos días de la salida de Didi a la bolsa, se estableció que la ACC debía hacer una revisión de ciberseguridad a cualquier empresa que quisiera cotizar en la bolsa. Poco después la misma agencia pidió que se bajara la aplicación de los app stores y prohibió el registro de nuevos usuarios. Mientras Didi prometía adaptarse a las exigencias de la ACC, las acciones siguieron cayendo.

Finalmente, a comienzos de diciembre la empresa pidió a las autoridad financiera de Nueva York retirar sus acciones y anunció sus planes para mudarse a la bolsa de Hong Kong. Para hacerlo tendrá que acomodar su situación legal ya que no cuenta con permisos en todas las ciudades en las que opera y no todos sus choferes están registrados como tales.

La empresa ofrecería algunas alternativas como cambiar las acciones de la bolsa neoyorquina por otras de Hong Kong, recomprarlas directamente y, en caso de hacerlo, ofrecer más que los 6,45 dólares que vale en la actualidad y que representa una pérdida enorme para los primeros inversores.

El futuro

Las presiones por razones de seguridad no solo provienen desde China: tanto desde la administración de Donald Trump como la de Joe Biden se trabajó para retirar a distintas empresas del mercado bursátil estadounidense por supuestos vínculos con su aparato militar. Así fue que a comienzos de este año se retiraron China Mobile, China Unicom y China Telecom. Las empresas de ese país que quedan están sufriendo en sus cotizaciones.

La opacidad, celeridad y vehemencia con la que actúan las autoridades chinas no permiten tener claro cómo seguirá la historia. Existen rumores de que las autoridades chinas quieren que un banco del Estado invierta en Didi para tener el control sobre la empresa y de esa manera terminar con el escrutinio constante al que está siendo sometida. Por lo pronto, el retiro de la bolsa abriría la posibilidad de volver a poner la app a disposición de nuevos usuarios en China, algo que la empresa necesita con urgencia.

Lo que queda claro es que el gobierno chino considera que las empresas deben ser parte del proyecto nacional. Didi es una de las pocas que intentó resistirse y su caso no pasará desapercibido para las demás.