Científicos de la Universidad de Sevilla han localizado los rastros de un gran edificio romano y fenicio que coincidirían con las del mítico templo de Hércules Gaditano. El edificio, también denominado Melqart, fue un gran centro de peregrinación de la Antigüedad. Milenios después de su construcción, el desconocimiento de su situación geográfica se convirtió en un santo grial para historiadores y arqueólogos, que llevan siglos buscándolo.
Ricardo Belizón, un estudiante de doctorado de la Universidad de Sevilla, parece haber haberle puesto fin al misterio. Junto con un equipo de científicos de la misma casa de estudios y del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Belizón descubrió, gracias a fotografías aéreas, los restos de un edificio monumental en el canal de Sancti Petri, una zona costera de la bahía española de Cádiz entre Chiclana de la Frontera y San Fernando.
La combinación entre fuentes antiguas, hallazgos arqueológicos del pasado y datos del Modelo Digital del Territorio facilitados por el Instituto Geográfico Nacional y su análisis dio como resultado el descubrimiento de una mancha rectangular de gran tamaño en Sancti Petri que encajaría con las trazas del mítico templo. “Los investigadores somos muy reacios a la arqueología espectáculo, alimentada por los mass media, pero en este caso nos encontramos de unos hallazgos espectaculares. Son hallazgos de primer nivel”, explicó el director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Francisco José García, presente este miércoles en la presentación en Cádiz.
Los indicios de la localización de este espacio sagrado, que sin duda existió y fue importante, son datos preliminares que han sido refrendados por incursiones no invasivas en el territorio. Sin embargo será necesario realizar nuevos estudios y campañas para confirmarlo.
Si este hallazgo se confirmara, el templo construido como mínimo en el siglo IX antes de Cristo y por donde pasaron personajes históricos como Julio César o el conquistador cartaginés Aníbal Barca, estaría ubicado en el área donde varios descubrimientos arqueológicos lo situaban desde hace siglos, aunque sin tantas pruebas concretas.
"¿Quién sabe hasta donde se extendía la tierra dentro del mar por la banda de mediodía y cuántos espacios de estas tierras habrán sido mar particularmente en lo que ahora llaman marismas?", se preguntaba ya en 1794 el historiador Antonio Ponz al contemplar los laberintos de mar y tierra que componen la bahía de Cádiz.