El presidente de Irán, Hasan Rohani, fue reelecto para un nuevo mandato de cuatro años tras imponerse en las elecciones. De tendencia moderada, cosechó 23 millones de votos, el 57 por ciento del total, frente al 38 (15 millones de sufragios) del clérigo conservador Ebrahim Raisi.

Unos 56 millones de iraníes estaban convocados para votar, y la participación llegó al 70 por ciento del padrón, en unas elecciones marcadas por las amenazas de Donald Trump de revisar el plan nuclear de Irán, avalado hace dos años por Barack Obama y el resto de las potencias occidentales. Justamente, mientras los iraníes concurrían a las urnas, el presidente norteamericano llegó a Arabia Saudita en el comienzo de su primer viaje tras su desembarco en la Casa Blanca.

El éxito diplomático de Rohani en el tema nuclear fue determinante para su reelección. El plan de enriquecimiento de uranio que había iniciado su antecesor, Mahmoud Ajmadinejad, recogió críticas a granel y amenazas de sanciones. La llegada al gobierno de Rohani permitió encarrilar un asunto muy complejo, un camino que hoy Trump amenaza con desandar. También tuvo incidencia en la votación la reactivación económica del país durante sus cuatro años de gobierno. El levantamiento de las sanciones que pesaban sobre Irán permitió que el país pudiera salir de la asfixia en sus finanzas. Durante la campaña reivindicó las libertades civiles, dando a entender que el país podía retroceder en ese terreno si se producía un triunfo del ala conservadora de la Revolución Islámica. De allí que el amplio respaldo pueda servir para profundizar en reformas dentro del régimen teocrático.

"Hoy es un gran capítulo de honor en la historia de Irán. El pueblo iraní mostró al mundo que somos defensores de la Revolución Islámica y estamos unidos", afirmó el ministro del Interior, Abdolreza Rahmani Fazli, al anunciar los resultados en rueda de prensa. Agregó que el pueblo iraní protagonizó "una epopeya con su gran participación" y de esta forma determinó "su destino".

En la misma línea se expresó el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo del país, al asegurar que "el ganador de las elecciones son ustedes el pueblo y el sistema de la República Islámica, que aún con las conspiraciones de los enemigos logró captar la confianza de este gran pueblo". Consideró que "el Irán islámico de nuevo arrasó a los malquerientes, los envidiosos y los rencorosos", y mostró al mundo su "voluntad nacional".