Los habitantes de Ruan, Francia, eligieron a través de una votación online mantener frente a la alcaldía la estatua de Napoleón Bonaparte, instalada en 1865, en vez de reemplazarla, como había propuesto el alcalde, por una efigie de Gisèle Halimi, una famosa feminista francesa.
En la consulta participaron un total de 4080 personas, en una ciudad que tiene 110.000 habitantes.
El alcalde socialista, Nicolas Mayer-Rossignol, destacó, sin embargo, que "se trata de la participación más elevada en los mecanismos de democracia participativa" de la región.
Tras el resultado de la consulta, cuando finalice el proceso de restauración la efigie de Napoleón, que fue temporalmente trasladada a un taller, será devuelta a su emplazamiento original, frente al ayuntamiento.
Así se vio frustrada la iniciativa de recordar a Halimi, feminista, activista y ensayista franco-tunecina muerta en 2020.
El retiro temporal de la estatua de Napoleón, en proceso de restauración, indignó a la derecha francesa, que se opuso al eventual desplazamiento de uno de los iconos tradicionales de Francia.
Para la izquierda, en cambio, las estatuas que celebran al Emperador representan una afrenta para los pueblos colonizados y esclavizados por la Francia imperial del siglo XIX.