Vermucito al atardecer
“Mi papá venía mucho con sus amigos, cuando esto era el bar de Carlitos, un clásico con 30 años de vida. Carlos falleció, el negocio lo continuaron la hija y el nieto, hasta que lo cerraron. Ahí mi papá me cuenta que el local estaba en alquiler. Y nació Las 40 Viejo Bar”, cuenta Joaquín Teixido, socio y a cargo del día a día de esta propuesta abierta en abril de 2019.
En Las 40 Viejo Bar confluyen al menos tres historias. La de Carlitos y el local histórico; la del propio Joaquín, que desde hace cinco años elabora fiambres y embutidos artesanales y buscaba un lugar donde ofrecerlos; y la de un grupo de ocho amigos del secundario que solían juntarse a jugar al tute. “Por el tute le pusimos las 40”, aclara Joaquín.
Manteniendo la estructura, sillas y mesas, con una limpieza a fondo y propuesta vermutera renovada, Las 40 Viejo Bar logró retener por un lado a viejos clientes de la casa, sumando además a una nueva generación enamorada del aire clásico y eterno del espacio. Una vereda con un par de mesas, un salón pequeño, un fondo de barra con varias fotos (Maradona, Gardel, el Polaco, Fontanarrosa), las botellas de Cinzano: todo forma una postal reconocible que se completa con un menú conciso. La especialidad son las picadas (desde $550) que podrán tener leber, salame, mortadela, cantimpalo, jamón y otras delicias hechas por Joaquín, junto con quesos que acompañan; se suman un par de platos calientes, como la chistorra a $590 o la salchicha Frankfurt con chucrut a $460. Para beber, hay cervezas industriales en lata o botella de litro, algunos vinos de bodegas grandes (arrancando en los $400), pero la mayoría va por el lado del vermú: ofrecen uno de elaboración propia (se llama Rodo, en homenaje al padre de quién lo hace); también tienen Cinzano con soda y sale mucho el Ferroviario, la inclaudicable mezcla de Fernet con Cinzano.
Es fácil amar a Las 40 Viejo Bar: buenos precios, ricos fiambres, ambiente de amigos y una buena historia por detrás. Un gran lugar donde descansar del turismo veraniego.
Las 40 Viejo Bar queda en Primera Junta 2637, Mar del Plata. Horario de atención: lunes a viernes de 18 a 23; sábados de 11 a 15. Instagram: @las40viejobar.
Cocina de mar
El puerto de Mar del Plata, tanto en su centro comercial como en las calles de enfrente, está dominado por muchos de los clásicos restaurantes que son un ícono de la gastronomía marplatense. Esos lugares que mezclan la idea de cantina con bodegón español, con sus largos menús ofreciendo una cocina bien argentina repleta de rabas y de paellas, de pescados salseados y de cazuelas de mariscos. En medio de todo eso, casi como una provocación de tintes políticos, hace ya un par de años Francisco Rosat abrió Lo de Fran, un restaurante especializado en una cocina de mar mucho más contemporánea que pronto se convirtió en uno de los mejores del país.
Rosat cuenta con mucho currículum a sus espaldas: tras unos primeros pasos en Mar del Plata, siendo todavía muy joven viajó y vivió en España y en Alemania, trabajando allí junto a grandes cocineros del mundo (entre ellos el vasco Martín Berasategui). Con ese conocimiento a cuestas decidió volver a su ciudad natal, convencido de que tenía algo propio para ofrecer. Así armó Lo de Fran, donde prioriza la frescura de las materias primas en recetas simples que esconden en sus detalles su mano y su técnica cuidadosa.
La carta es breve pero completa. Se puede arrancar con unos perfectos chipirones a la plancha ($2500), seguir con un tiradito de pescado blanco ($1800) o elegir unos langostinos que de tan frescos parecen irreconocibles ($2200), entre más opciones. Luego una buena idea es apuntar a los arroces, donde se nota la experiencia española del cocinero: en platos para compartir de a dos hay arroz socarrat, arroz negro y también una fideuá, esa simil paella hecha con fideos delgados ($3200 cualquiera de los tres). La pesca cambia según lo que traen pescadores artesanales cada día ($1800) y como best value aparecen los lingüini con mejillones y langostinos a $2400 para compartir.
Ricos vinos con buena presencia de blancos y espumantes (desde $1300; vale la pena pedir el Costa y Pampa de la cercana Chapadmalal) terminan de armar una de esas propuestas que están cambiando –para bien– la gastronomía de la costa argentina.
Lo de Fran queda en Av. de los Trabajadores 171, Mar del Plata. Reservas: 223-538-5034. Horario de atención: lunes de noche; martes a sábado mediodía y noche; domingos mediodía. Instagram: @lodefrancocinademar.
Dumplings, ramen y ricos vinos
Mar del Plata tiene férreas tradiciones gastronómicas, con sus pastas caseras y medialunas, sus pizzas y rabas, sus cornalitos, lechones y parrillas populares. Pero, para felicidad de los propios marplatenses, en los últimos años están surgiendo lugares nuevos que escapan a la caricatura obligada: desde cafeterías de especialidad a restaurantes con firma de sus cocineros además de pequeñas joyas como Asian Ghetto, autodefinida como la primera cantina asiática de la ciudad feliz.
Creado por un grupo de amigos, con tres de ellos que trabajan día a día en el lugar (la cocinera Eugenia Krause, la sommelier Victoria Ortemberg y Diego Lawrie), Asian Ghetto le da brillo a la esquina de San Lorenzo y Rioja con su nombre escrito en neón y un pequeño salón repleto de iconografía oriental, carteles alegóricos y lámparas de papel. Relajado e informal, el lugar cuenta con unas pocas mesas y barra en el interior, una vereda aprovechada y un sótano con cava de vinos, escondido de la vista.
Asian Ghetto apuesta a sabores asiáticos en formato callejero, suerte de fast food bien entendido: hay dumplings (al vapor y terminados a la plancha para ese dorado final), como los clásicos de cerdo y akusay ($640 las cinco unidades); hay ricos baos (sándwiches en un esponjoso pan al vapor) como el de langostinos rebozados con panko, mayonesa de wasabi y cilantro a $690; y hay platos que van de un arroz chaufa (versiones con cerdo, con langostinos, con tofu, desde $900) al pad thai ($1250), pasando por curries y las milanesitas tonkatsu, aptas todo público. Lo mejor: aprovechar las frescas noches marplatenses para zambullirse en los ramen de la casa ($980), con tres sabrosas opciones con distintos caldos e ingredientes.
Asian Ghetto es un lugar para ir y relajarse; para terminar el día de playa con una cerveza o uno de los gin tonic de la carta, y seguir luego picando cosas ricas, charlando entre amigos y disfrutando alguno de los vinos elegidos por Victoria, incluyendo criollas frescos, naranjos intensos y blancos afilados.
Asian Ghetto queda en San Lorenzo 2991, Mar del Plata. Horario de atención: lunes a sábados de 20 al cierre. WhatsApp: 223-697-0507. Instagram: @asianghettocantina.