Lucía Hiriart, viuda del dictador chileno Augusto Pinochet y primera dama durante los 17 años de régimen cívico-militar, murió este jueves a los 99 años. Hiriart había sido internada en agosto en el Hospital Militar de Santiago por una complicación respiratoria, un problema de salud que la aquejaba desde hacía tiempo. Nacida el diez de diciembre de 1922, su figura cobró protagonismo en tiempos de dictadura (1973-1990). Era investigada desde hace años por apropiación indebida de fondos públicos, producto de su oscuro paso por la ya extinta Fundación CEMA (Centro de Madres). Tras conocerse la noticia de su muerte, medios locales reportaron que se escucharon bocinazos y festejos por las calles de la capital chilena.
Hiriart, de la alta burguesía chilena, contrajo matrimonio con el dictador en 1943, cuando era subteniente de Ejército, con quien tuvo cinco hijos. Historiadores y periodistas aseguran que Hiriart ocupaba un lugar activo en las decisiones de Pinochet y que lo alentó para que diera el golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973 contra el entonces presidente de Chile, Salvador Allende. También se le atribuye una relación de amistad con el exjefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Manuel Contreras, quien murió en 2015.
A nivel oficial, durante la dictadura ocupó el rol de primera dama, desde el cual lideró la formación de instituciones como la Corporación Nacional del Cáncer y el Comité Nacional de Jardines Infantiles, pero su rol más importante fue al frente del CEMA, desde 1974 y hasta 2016. Con una mirada paternalista y asistencial, los CEMA buscaban acompañar a las mujeres en tareas de cuidado del hogar y de sus familiares.
La actividad del CEMA en ese entonces es todavía objeto de investigación judicial. La fundación, que llegó a tener a más de 230 mil "socias" que recibían atención de unas seis mil "voluntarias", enseñaba a las mujeres de pocos recursos a hacer productos que luego vendía a organismos del Estado (por ejemplo, uniformes militares), quedándose con la mayor parte del dinero.
Pero la investigación más grande tiene que ver con inmuebles públicos: entre 1973 y 1991 el Estado cedió gratuitamente a la fundación 113 inmuebles para que llevara adelante sus actividades. La mayoría de esas propiedades fueron vendidas por la fundación y el dinero obtenido no ingresó ni a CEMA ni al Estado chileno. En varios casos las propiedades fueron compradas por el propio Estado.
Sin que se llegara a un dictamen judicial final antes de su muerte, Hiriart ha sido procesada y absuelta en varias oportunidades por estos presuntos delitos, así como por la gestión de la herencia de Pinochet y el reparto entre sus familiares. La última polémica en torno a su figura fue en 2017, cuando el diario La Tercera reveló que estaba recibiendo una pensión mensual de unos 3.500 dólares desde la muerte de Pinochet.