La tensión acumulada parece similar a la de una elección nacional. Los radicales le están poniendo todo a lo que será la definición del próximo presidente de la UCR a manos de algunas decenas de delegados provinciales del partido. En las semanas previas, hubo de todo: reuniones que terminaron con vasos rotos, acusaciones cruzadas por los medios, intentos de unificar posiciones que fracasaron. Finalmente, este viermes al mediodía comenzarán a discutir quién conducirá el partido. Hasta ahora el único que se presentó es el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, que asegura contar con votos más que suficientes para imponerse. En tanto, Martín Lousteau sigue sin definir si lo enfrentará o no. El encuentro promete ser picante y puede que siga hasta que las velas no ardan.
Desde que se rompió el bancada de Diputados de la UCR, y el sector de Lousteau y Emiliano Yacobitti armó su propio bloque con doce bancas, que las cosas están caldeadas en la UCR. Si bien el partido tuvo internas picantes, esta viene ganando niveles de dramatismo inusitados para lo que, en definitiva, se discute. Uno de los puntos más álgidos fue la reunión de la semana pasada donde, según algunos de los presentes, Lousteau y Morales estuvieron a punto de irse a las manos y, según otros, Morales rompió un vaso contra la mesa y las esquirlas le llegaron al gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez. Lo que se dice fuego amigo. En el medio hubo diálogos edificantes, como éste:
Morales: - Yo sé cómo termina esto. Ustedes están jugando para Larreta.
Lousteau: - ¿Vos me venís a decir eso? Vos fuiste el más macrista en los cuatro años de Macri y hace dos años que lo venís apoyando a Alberto Fernández. Le votan todo en el Congreso.
A eso hay que sumarle una elección de la Juventud Radical donde el sector de Yacobitti perdió la conducción que tenía hace décadas: el encuentro terminó entre trompadas y empujones y con la elección impugnada. La intención es que la elección del presidente de la UCR no termine también judicializada. Pero la posibilidad claramente existe.
Es que el sector de Lousteau irá a plantear que hay delegados provinciales que no pueden votar en esta elección: son los de dos provincias donde el partido local está intervenido (Santiago del Estero y Tucumán), de otras dos con mandatos vencidos (Santa Cruz y Formosa) y una judicializada (la provincia de Buenos Aires). Si llegaran a votar estos delegados, es de cajón que habrá una judicialización por parte del sector de Lousteau del resultado electoral.
Morales, en tanto, se muestra confiado en ganar: sostiene que ya reunió a más de 60 delegados a favor entre los 96 que votarían. Pero el presidente saliente de la UCR, Alfredo Cornejo, estuvo buscando sin éxito que la votación fuera unánime, con todos los sectores adentro. Le fue mal: hasta Morales le jugó en contra y lo criticó sotto vocce por haber sido el que convocó a la famosa reunión que terminó con vasos rotos. Desde el sector de Lousteau tampoco lo acompañaron: vieron su movida como un intento de alinear a todos detrás de Morales.
La reunión del plenario constitutivo de la UCR está convocada en la sede del Comité Nacional para este viernes a las 12, pero no tiene hora de finalización: según cuánto se complique la discusión, podría durar hasta la madrugada. Otro dato es que no hay plazos para presentar candidaturas, por lo que Lousteau podría decidir ahí mismo ser candidato y enfrentar a Morales. No tiene ninguna necesidad de adelantar la jugada. De hecho, el senador estuvo bastante silencioso en estos días con respecto a la interna. Mientras tanto, Yacobitti y Enrique "Coti" Nosiglia siguen tejiendo detrás de ese silencio: hay quien dice que podrían reunir hasta 42 delegados.
Morales hizo lo contrario: acusó a Lousteau de ser un "empleado de Larreta" y le tiró al jefe del gobierno porteño por la ruptura del bloque. Sostuvo que lo iba a encarar a Horacio Rodríguez Larreta para pedirle explicaciones en la siguiente reunión de la mesa de Juntos por el Cambio (que iba a ser este jueves y, milagrosamente, se suspendió por la sesión de Diputados). En líneas generales, hizo lo opuesto a lo que le pedía Cornejo: no tendió puentes, ni buscó cerrar con sus adversarios. Si finalmente resulta electo, sostuvo que intentará volver a integrarlos al bloque que conduce Mario Negri. Eso sí, llegado el caso, tendrá que trabajar bastante para recomponer los vasos rotos que dejó.