Una mujer denunció públicamente maltrato y demoras en la intervención que sufrió mientras estaba con contracciones porque estaba en tiempo de parir y ya complicada de salud por una afección que la mantuvo internada por tres días. Tras alumbrar por parto normal, pese a que se le debía realizar cesárea, su beba vivió solo 15 horas más y falleció. Sucedió el domingo en el Hospital San Vicente de Paul, de Orán, y por el relato se podría entender que se trató de un hecho de violencia obstétrica.

El relato que dio Micaela Hernández a medios oranenses parece la crónica de una tortura. La mujer había sido internada el miércoles 8 de diciembre debido a que sufría de hemorroides y fue tratada hasta el viernes 10 de diciembre, cuando le dieron el alta. Por esta condición médica, se le programó la cesárea de su embarazo ya a término para el martes pasado.

Hernández había sido controlada todos los meses en el centro de Salud del barrio Aeroparque, en donde vive junto a su madre y a su hijo de 8 años. El sábado pasado empezó con las contracciones cada 20 minutos, “pero como tenés que ir cuando hay contracciones seguidas, esperé”, contó la mujer entre llantos. El domingo a la medianoche las contracciones empezaron a ser cada 7 minutos, avisó a su médica, y le dijo que fuera al Hospital.

Entró, un enfermero la atendió y esperó a los médicos que le hicieron el primer tacto. La mujer explicó que no podía hacer fuerza a raíz de las hemorroides, pero le dijeron que debía esperar, pues tenía “tres de dilatación”.

Antes de cualquier intervención la conminaron a hacerse los análisis de sangre. Ya eran las 2 de la mañana cuando logró acceder al pedido. “Les pedí que me hagan la cesárea. Les dije que ya no daba más. Pero el médico insistió con tener el resultado de los análisis”, que estarían recién en dos horas. Hernández afirmó que el profesional médico que la atendió sugirió que su caso no era de urgencia. “Mientras me retorcía en una banca, vi a otros dos médicos que me habían tratado que habían salido a fumar”, contó.

La llevaron a una cama al lado de otra mujer y ella estaba con dolor. Pero una enfermera le pidió hacer silencio porque su compañera de cuarto estaba por perder a su bebé: “Me mordía los labios y le pedía perdón a la chica porque no daba más del dolor”. La mujer, que había ido al Hospital con su madre, Sonia, no tenía quien la acompañara en ese momento, entonces una pariente de la otra paciente se acercó y la ayudó en medio de la oscuridad. Ella empezó a sentir que perdía líquido espeso. Cuando la chica que estaba de acompañante salió a buscar ayuda “no había nadie”, contó la mujer.

Recién a las 3.15, y ante la insistencia de Sonia, una médica ingresó a revisar “en la oscuridad”, y solo vio que lo que se había perdido era sangre al prender la luz del celular. Del relato de la parturienta surge que su desesperación era diametralmente opuesta al andar de la médica. En ese momento sintió que había iniciado el alumbramiento. “Pero ella me pedía que no pujara porque si no iba a caer la bebe al piso”. Tuvo que bajarse de la camilla, subirse a una silla de ruedas y “escalar” a la cama del quirófano para tener a su hija. Finalmente la nena nació a las 4.15 con más de 3 kilogramos, pero solo tuvo un llanto y ante su débil condición la llevaron a neonatología.

“Le dije a mi mamá ‘andá con ella’”, contó al sostener que se había quedado sola en medio de intervenciones posteriores al parto sin que nadie le informara sobre la situación y escuchando a Sonia que gritaba a los médicos que habían matado a su nieta.

“Estaba toda sucia y así me pusieron el pañal”, continuó luego al dar detalles de la mala atención y el silencio ante las consultas sobre qué había ocurrido con su niña. Aunque tenía otros padecimientos propios de lo que había atravesado se acercó a neonatología, de donde destacó la labor del personal médico y de enfermería. Pero finalmente a las 19 le informaron que su beba había fallecido.

Según se pudo saber, la fiscala penal de Orán, Claudia Carreras, ya solicitó el secuestro de la historia clínica y Hernández espera poder formalizar la denuncia la semana que viene. Por su parte, la gerenta del Hospital de Orán, Gladys Laime, dijo a Salta/12 que su abogada se contactó con la familia pero hasta ayer no habían acercado la denuncia. Sin embargo, añadió que por medio del Servicio Legal del Hospital se están realizando las averiguaciones correspondientes e instruyendo las actuaciones para el sumario y medidas disciplinarias.

Para hoy a las 19.30, se organizó una marcha, desde la Plaza San Martín, de Orán, hasta el Hospital, para reclamar por este y otros casos que apuntan contra la atención de la salud en ese centro sanitario.

La naturalización de la violencia obstétrica

La Ley Nacional Nº 26.485 sostiene que la violencia obstétrica “es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929”. 

Maia Funes, de la organización de Doulas Salta y del Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) de la provincia, consideró que las situaciones que atraviesan quienes va a parir implican que “es igual o peor que una violación a una mujer y su bebe. Porque se vulneran derechos de mujeres y de ese niño o niña y no se cumple con la ley de parto respetado”.

Funes afirmó que en la provincia se avanzó con dos denuncias de violencia obstétrica en la Justicia y se ordenaron acciones a seguir para evitar el desconocimiento de los derechos. Pero en cuanto a política pública, dijo que no existen acciones concretas para cumplir con el parto respetado.

La frase tantas veces repetida de “parirás con dolor”, termina abonando el terreno de la naturalización de situaciones irregulares que no deberían acontecer durante el alumbramiento. “Eso se naturalizó mucho y sobre todo en aquellas mujeres que no tienen suficientes recursos económicos” para contar con una mejor atención, dijo Funes; pero indicó que tanto en el sistema público como privado de la salud la violencia obstétrica está a la orden del día.

Según el Informe Anual 2021 del Observatorio de Violencia contra la Mujer (OVM), en una encuesta que se realizó a nivel nacional, de 102 consultas aplicadas en Salta el 33.3 por ciento de las parturientas indicaron que “no fueron informadas sobre el progreso del trabajo de parto de manera clara y sencilla”. Además, del total de mujeres a quienes se les practicó la rotura artificial de la bolsa “a un 60 por ciento no se les consultó sobre su autorización para realizar el procedimiento”. Entre otros datos, también se destaca que la maniobra de Kristeller, una técnica desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1996), fue realizada en el 31,4 por ciento de las encuestadas y que sólo al 16,3 por ciento de estas se les pidió autorización para realizarla.

Si bien no surge espontáneamente, al hacer otro tipo de denuncias por distintas violencias suele detectarse la obstétrica. Es así que el informe especifica que “la violencia obstétrica se da en actitudes de no escucha, de no dar explicaciones, de no permitir que la persona gestante se encuentre acompañada sin llegar a la muerte del feto o de la persona gestante, y estos constituyen actos violentos”.

Mientras, este tipo de violencia no escapa al conocimiento de profesionales que deben hacerse cargo de los partos, aunque algunas veces, como surge en las denuncias realizadas, la ignoren al atender este tipo de procedimientos.