Mauricio Macri quiere terminar el año con una buena noticia en los tribunales. El expresidente procura apurar una definición en la Cámara Federal de Casación que pueda ayudarle para anular todo lo que resolvió el juez Martín Bava en la causa sobre el espionaje a los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, incluso su procesamiento.
Pablo Lanusse, el defensor de Macri, desistió de su pedido para hacer una audiencia en la Cámara Federal de Casación para tratar la primera recusación que el expresidente presentó contra Bava y fue rechazada por la Cámara Federal de Mar del Plata. En su escrito, el letrado explicó que era “para permitir a esta distinguida Sala acelerar los tiempos para el dictado de una resolución de fondo”.
La suerte de Bava –y de Macri– está en manos de la Sala II del máximo tribunal penal del país, integrada por Alejandro Slokar, Carlos Mahiques y Guillermo Yacobucci. Es la misma Sala –aunque con una conformación distinta– que entiende en todas las causas de espionaje que tramitan en Dolores.
Es probable que los integrantes de la Sala antes tengan que resolver otra cuestión: la abogada querellante Valeria Carreras pidió que se aparte a Mahiques de la causa. La letrada apuntó a que el juez llegó a ese tribunal por decreto del propio Macri –sin pasar por el concurso necesario– y que uno de sus hijos, el actual fiscal general de la Ciudad Juan Bautista Mahiques– fue denunciado como integrante de la mesa judicial del macrismo.
Juan Bautista Mahiques fue subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios y el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura durante casi la totalidad de la presidencia de Macri. Hacia finales de 2019, dejó el cargo para asumir en la fiscalía general de la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, quien apuntó contra Mahiques fue la camarista Ana María Figueroa, que declaró que fue a verla, al principio del gobierno de Macri, para preguntarle por un fallo vinculado a la causa del Memorándum con Irán.
Qué busca la defensa de Macri
La defensa de Macri busca que la Casación diga que Bava debió haber sido apartado del caso porque no era imparcial. De darse ese escenario, Lanusse podría pedir la nulidad de la indagatoria del expresidente y de su procesamiento.
El 1 de diciembre, Bava procesó a Macri por haber ordenado el espionaje que la delegación Mar del Plata de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) hizo sobre los familiares de los tripulantes del submarino de la Armada Argentina que se hundió en 2015. Para Bava, las tareas de inteligencia ilegal perseguían un objetivo último: adelantarle a Macri cuáles serían los reclamos de los parientes en un tema que suscitaba la atención nacional e internacional. Macri, por el contrario, sostiene que nunca ordenó tareas de espionaje ilegal y dice que la investigación es parte de una persecución en su contra.
El expresidente ya apeló el procesamiento que dictó Bava. También impugnó la prohibición de salida del país –que es probablemente el tema que más lo irrita a Macri, que, en los últimos tiempos, sacó patente de trotamundos– y el embargo.
A diferencia de Lanusse en Casación, Carreras le dijo a Página/12 que presentó un pedido para que la audiencia ante la Cámara Federal de Mar del Plata se haga por la gravedad institucional del caso. Allí debería analizarse la apelación al procesamiento. “La más interesada en esa modalidad debería ser la defensa. Esta querella no solo ha contestado los argumentos del procesado sino que ampliará cada uno de ellos ante el tribunal”, resaltó Carreras.
Macri tiene dos jugadas que sigue con atención. Por un lado, la Casación podría abrirle la puerta a la nulidad de todo lo que hizo Bava desde el 20 de octubre. Por otro lado, Macri apuesta a que la Cámara Federal de Mar del Plata diga que Dolores no es competente para investigar el espionaje y que mandé las causas a los tribunales de Comodoro Py, donde el macrismo tiene conocimiento e influencia.