Se cumplen 20 años de la edición de Buenas, el primer disco de Cielo Razzo y, como dice Pablo Pino, “lo que más sorprende es el paso del tiempo, porque en algún momento uno empieza a ser consciente de que esto pasó hace poco, pero no es así; decir que 20 años no es nada no es cierto”. Número redondo que bien vale celebrar y así será hoy a las 20 en La Sala de las Artes (Suipacha y Güemes), donde Cielo Razzo festejará también sus 28 años de trayectoria.
“Son muchos años y es una mezcla de todo; creo que recién ahora, al hacer las notas y al escuchar a la gente y sus mensajes, tomamos conciencia del paso del tiempo y recordamos aquella época. Aquel viejo sueño de cantar, de tocar un rato largo y que fuera para siempre, que se volviera nuestra forma de vida más allá de lo laboral, tal vez se realizó cuando sacamos Buenas. Lo único que tengo que hacer es posicionarme sobre aquel pibe que era y entender lo que tenía en la cabeza, así como las cosas hermosas y horribles que nos pasaron y que son parte de la vida misma. La celebración tiene que ver con ese comienzo, con aquel arranque y esa línea de partida. Son muchas cosas dando vueltas pero en verdad no se trata de otra cosa más que de un show musical, para nosotros y nuestros fans. Desde luego, es muy fuerte y es alucinante, pero entiendo también que para otra gente no sea entendido de igual manera”, explica el músico a Rosario/12.
Cielo Razzo es uno de los referentes musicales de la escena rosarina/nacional, de un trabajo sostenido y siempre creciente, a partir de la sintonía fina que ejercen los talentos de Pablo Pino (voz), Diego Almirón (guitarra y coros), Fernando Aime (guitarra), Cristian Narváez (bajo) y Javier Robledo (batería y coros). Buenas, aquel disco debut, se editó en 2001, un año parámetro y bisagra para lo que sucedía en el país. Según Pino: “Lo recuerdo desde el hecho de ser muy joven, aun cuando no lo era tanto, pero no tenía la conciencia que tengo ahora. Pienso y recuerdo el caos del país, la falta de posibilidades que había y nosotros saliendo con un disco. Estábamos muy eclipsados por eso, y es lo que se me viene a la mente. El recuerdo viene por el lado musical, aun cuando la situación del quilombo la tengamos muy presente. Fue algo muy fuerte para nosotros haber hecho el disco y salir de la manera que salimos. Desde lo musical, para nosotros la salida del disco y la música fue algo que amainó todo aquello, de igual manera con la muerte del flaco, más adelante (NdR: se refiere al baterista Pablo Caruso, fallecido en un siniestro automovilístico en 2003). En un punto, la frase que dice que la música termina siendo lo que te salva, contiene una verdad”.
-Este ida y vuelta temporal, de alguna manera se relaciona con el videoclip de la reciente “Alucinante Cuento”, en donde se los ve jugar a ser más viejos pero haciendo música.
-Creo que “Alucinante Cuento” habla un poco de lo que estamos diciendo, del concepto del tiempo, pero no sé si de su entendimiento, porque eso es algo que no vamos a lograr; de todas maneras, lo hacemos desde nuestro lugar, desde el corazón. En algún momento a uno le cae esa ficha y está bien. Ahora volvemos para atrás para pensarnos y entender dónde estamos y todo lo que pasó bajo el puente.
-¿Y cómo te encuentra el presente, en lo personal?
-En lo que a mí respecta, cuando uno es de un lugar eso es así para siempre. Es un momento de replantear muchas cosas. Quizás las discusiones que tengamos en el grupo no sean tan acaloradas pero tienen una profundidad mayor. Estamos distintos, no somos los pibes de aquella época, todo tiene otra intensidad, otra velocidad, tal vez no tan impulsiva como antes. Las cosas se ven de otra manera, pero seguimos siendo la banda que somos, confluyendo en el mismo lugar.
-¿Qué proyecta Cielo Razzo para lo que viene?
-Ahora se trata de sentarnos y ver hacia dónde seguir, si vamos a hacerlo con un puñado de canciones. Más allá de todo, son momentos de repensarnos y confirmar el camino, más aún al haber atravesado la pandemia, que todavía sigue y hay que estar en la misma sintonía. Me parece que lo interesante está en sentarnos y charlar algunas cosas, son 20 años del primer disco, hay que reconfirmar ciertos valores y sacar de la mochila lo que hemos aprendido. Es algo interno, y es lo que tenemos que hacer si queremos seguir siendo la banda que la gente quiere. Creo que si algo tenemos es una honestidad un poco brutal, como dice el gran Salmón: arriba del escenario se nos ve desnudos, somos nuestras canciones. Estamos bien y seguimos, pensando de qué manera y hacia dónde, con qué música y qué decir. Esto es algo muy importante a esta altura de nuestras vidas.