General Idea, un colectivo de artistas canadienses que compartieron arte y vida, y hasta cambiaron sus nombres tras empezar a trabajar juntos, crearon un singular mito. AA Bronson (Michael Tims, Canadá 1946), Felix Partz (Ronald Gabe, Canadá 1945 -1994) y Jorge Zontal (Italia, 1944 - Toronto, 1994) conformaron un trío artístico, sexual, y en la vida. Crearon una ficción sobre sí mismos y sobre su obra, que, con distintos artilugios, elude la lógica cronológica temporal, la socava una y otra vez hasta quebrarla.
Con curaduría de Agustín Pérez Rubio, director artístico del Malba, Tiempo Partido es la primera exposición retrospectiva en América latina de General Idea. Entre performances, videoarte, fotografías, publicaciones e instalaciones, se presentan 120 obras provenientes de diferentes colecciones privadas y públicas como la National Gallery of Canada y la Art Gallery of Ontario (AGO). Se incluyen desde las primeras piezas conjuntas en 1969 hasta sus trabajos de 1994, cuando murieron Partz y Zontal a causa del sida, tema clave en los trabajos del grupo. “General Idea es la reconstrucción de un mito donde el tiempo no es lineal sino ficcional”, sostiene Pérez Rubio.
General Idea realizó 123 exposiciones individuales y participó en la Bienal de Venecia y en la Documenta de Kassel. En 1998, en la Bienal de San Pablo presentaron la instalación Fin de siècle, que ahora se exhibe en una sala del Malba. Con diferentes soportes y formatos, realizaron obras con eje en los medios de comunicación masiva.
El arte correo con artistas amigos de todo Canadá fue central en su producción artística. En una oportunidad, enviaron una grilla para que cada uno anotara cuántos orgasmos había tenido en el mes; en otra de las obras, cada artista debía tomarse una foto de su sexo que luego se integró a una obra conjunta. “La diversidad sexual, el amor libre, la conciencia de género y sexual, son temas centrales de muchos de sus proyectos”, señala Pérez Rubio.
Compartieron la vida y el arte (con una marcada autorreferencialidad). Disolvieron la idea de autoría al renombrar, en 1970, como General Idea todas las obras que habían hecho individualmente. Desataron una ficción contante: uno de sus principales proyectos fue la creación de El Pabellón Miss General Idea 1984, un sitio ficcional donde se haría el concurso de belleza Miss General Idea, también ficcional. Para dar por tierra con el tiempo lineal y previsible, en 1977 presentaron la instalación Reconstruyendo futuros, donde el pabellón Miss General Idea aparece totalmente quemado siete años antes de su construcción. Nueva ficción: la ruina del pabellón que se levantaría en 1984. En este momento los proyectos de General Idea dan un giro estético de lo conceptual, efímero o performativo a lo escultórico, pictórico y videográfico.
“Con elementos del arte popular como el uso irónico de concursos de belleza, de periódicos y programas de tevé, intentaron poner en cuestión el sistema del arte: se cuestionaron qué es realmente el arte, cuál es su marco institucional y quién hace el arte. El juego del glamour y de los concursos de belleza es una ironía respecto al mundo de arte: quién es el más guapo, quién el más famoso y quién tiene más dinero”, apunta Pérez Rubio. Y agrega que la obra del grupo a partir del 1977 se puede leer como los resquicios arqueológicos de lo que supuestamente sería El Pabellón de Miss General Idea.
General Idea mostró y evidenció un gran abanico de temas silenciados, apuntó el foco sobre ellos para visibilizarlos y lograr cambios sociales, nuevas formas de analizar nuestro contexto y la institución artística. Cuando en 1992 los invitaron a una galería en España para exponer sus obras, no festejaron el “descubrimiento de América”. Como un puñetazo echaron por tierra cualquier mirada naif. Presentaron una obra que incluía la definición de distintos tipos de mestizaje como coyote, albino, lobo, morisco, mulato, cambujo. Y la lista sigue. “No vendieron ni una pieza. Detrás de estas obras estaban las violaciones de los españoles a las indias, y el derecho de pernada con las mujeres negras”, dice Pérez Rubio.
Pharma©opia es una instalación con tres píldoras gigantes infladas con helio que se ven en el techo del hall del Malba y que se refieren a la medicación que tomaban los enfermos de sida. Compuesta por 1825 pastillas colgadas de la pared, Un año de AZT es un calendario hecho con ese cocktail de infinitas píldoras que se debía tomar para el tratamiento del HIV, cuando apenas se conoció la enfermedad. AIDS es un empapelado que cubre la pared de la última sala y que reemplaza la palabra Love de la serie de serigrafías, carteles y la famosa escultura de Robert Indiana por AIDS: es un virus que arrasa en una obra pensada para colocarse en distintos sitios y que se viralice ficcionalmente. En sala se puede ver, por dar un ejemplo, cómo contamina una pintura de Piet Mondrian.
“En las obras de General Idea, la ficción se convierte en realidad para alterar la realidad que es convertida en ficción” dice Pérez Rubio de este colectivo que devino una entidad única, una célula indivisible. En alusión a la pintura El mar de hielo (1823) de Caspar David Friedrich, Fin de siglo es una instalación hecha con cientos de capas superpuestas de telgopor. Con economía de recursos, crearon un espacio de ensueños con luz fría, irreal. Cuando se hizo esta obra, en Canadá las focas se cazaban y mataban a palazos para no dañar su piel: la imagen de la sangre sobre la nieve se convirtió en un ícono mediático. Fin de siglo fue realizada cuando dos miembros de General Idea, Partz y Zontal, fueron diagnosticados como portadores de HIV. En ese paisaje gélido del romanticismo nórdico, ahora habitado por tres focas blancas, hay un nuevo abismo: la enfermedad terminal que avanza.
Tiempo partido de General Idea se puede ver en Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. Sala 5 (nivel 2) y sala 3 (nivel 1). De jueves a lunes, de12 a 20; miércoles, de 12 a 21; martes cerrado. Feriados: abierto de 12 a 20. Hasta el 26 de junio.