Allá lejos y hace tiempo, indica el comienzo de tantas historias; así también con West, el grupo que pisó el escenario del heavy metal rosarino, a lo largo de los años de la década de 1990. Concretamente hasta el año 1998, cuando la formación que entonces integraban Gonzalo Martín (voz), Gato Colombini (guitarra), Turco Basilone (guitarra), Dani Perrotti (batería) y Chiriko Cardinali (bajo), decidía separarse. Aun cuando el territorio local y provincial, a la par de giras por las provincias de Buenos Aires y Córdoba, ya los reconocía, el grupo terminaba su recorrido y hubo una razón de peso. También se trató de un motivo un tanto maldito, de suerte esquiva.
En otras palabras, todo indicaba que era el momento de dar un salto importante, y ése era el del primer disco. Grabado durante los meses de junio, julio y agosto de 1996 en los estudios Big Audio, con producción de Omar Pogonza y West, Lejos del Cielo era el álbum que el grupo necesitaba. Pero por problemas con la cinta, la masterización no fue posible y el disco no sólo quedó trunco sino que precipitó el final de la banda. Ahora, con las décadas transcurridas y a partir de un casete fortuito, West revive su épica y también, valga el juego de palabras, toda una época. Lejos del Cielo finalmente encontró su esperada edición, de manera independiente y sólo en físico, nada de plataformas digitales. Sólo en disquerías.
“La banda estaba empezando a funcionar bien y fue entonces que decidimos grabar el disco. Estuvimos tres meses laburando. Y cuando llegamos a la parte de la masterización, la cinta abierta había desaparecido. Nosotros teníamos dos casetes, en uno nos habían grabado sólo la música, sin las voces, para practicar los coros y después grabar. Después se agregó una mezcla, y cuando finalizó pedimos una copia, para saber cómo se escuchaba en un equipo normal, en casa o en el pasacasete del auto. Ese casete sobrevivió y apareció en una caja. Imaginate, me habré mudado unas 6 o 7 veces, así que ese casete fue de un lado para otro. Ahora que ya estoy instalado, me puse a mirar y apareció”, comenta Gonzalo Martín a Rosario/12.
“Lo que nos sucedió con la grabación fue injusto, porque después de eso la banda quedó tan mal anímicamente que terminamos por separarnos. Arrancamos en 1990 y tuvimos cambios en la formación, pero éramos una banda que venía tocando por todos lados, y teníamos un piso de gente como para poder tirarnos a la pileta. En ese momento, sacar un disco era un hecho importante. Pensé en todo eso cuando escuché el casete. Se lo di a un amigo, lo escuchamos juntos y él le quitó el ruido a cinta. Por supuesto, no está masterizado, pero quedó un producto que es como un demo de muy buena calidad. ¡No es el Álbum Negro de Metallica! (risas), pero el sólo hecho de ofrecerlo en las redes sociales ya hizo que la primera edición esté vendida”, prosigue el músico.
-Es la posibilidad de completar un capítulo importante en la historia de la banda.
-La gente de aquella época se quedó ansiosa, esperando el disco, y ahora que se pudo mezclar aparecieron pidiendo que les guardara una copia. No lo vamos a subir a ninguna plataforma digital, va a salir solamente en formato físico.
-Un registro de época, que vale recuperar y guardar.
-Empiezo a ver ahora que se trató de algo importante en aquel momento, y quienes nos seguían quedaron sorprendidos de que saliera a la luz. También para reivindicar un tipo de rock que siempre fue muy complicado de hacer, hoy hay otros lenguajes, y a excepción de que se trate de hijos de quienes nos fueron a ver, es toda gente grande la que nos pide el material. Es como un souvenir, un lujo que nos damos; y es lo que humanamente se pudo hacer usando la tecnología actual, para que sonara de una manera linda.
-¿Éste es entonces el único disco o registro que grabaron?
-La banda tenía un par de discos, pero editados directamente en casete. Éste iba a salir en CD oficial, por un sello. Ahora tenemos que recurrir a las herramientas tecnológicas que hay, que por suerte y en muchos casos son muy buenas y nos permiten reflejar fielmente el sonido de una época, con letras que vienen de otro tiempo.
-Pleno menemismo, ya el título del disco –Lejos del Cielo– parece dar cuenta de lo que se vivía.
-Siempre el rock pesado y el heavy metal aparecen de la mano de la gente. Generalmente, quienes lo hacen son de barrios alejados y se los tiene a un costadito. Por eso, el rock es un refugio. Además, aun cuando mucha gente no se dé la oportunidad de escucharlo porque consideran que se toca muy fuerte o con mucho ruido, para tocar heavy metal hay que saber mucho. En esa década, nosotros ya veníamos de los ’80, del leitmotiv “sexo, droga y rock and roll”, y el disco es un testimonio de esos momentos, de aquellas angustias. Uno de los temas, “Muerte en TV”, está dedicado a un canal muy conocido, en donde mostraban a un tipo desangrándose en la calle o cómo se tiró una modelo por un balcón; y el tema “Lejos del cielo” da cuenta de algo que se relaciona con lo que ahora estamos viviendo en Rosario, a nivel balaceras y ese tipo de cosas, ya que habla sobre un tipo que se dedicaba a la venta de droga. Hay un poquito de todo. También cómo vivíamos las noches en esa época, a mediados de los ’90. El disco es un dato histórico de ese momento, y aun cuando el rock pueda tener letras pasatistas, ¡nunca llegamos al reggaetón! Siempre le dimos importancia a las letras, que daban cuenta de lo que pasaba entonces y de lo que ya venía sucediendo, desde los ‘80.
El rescate de Lejos del Cielo es una celebración compartida, para músicos y seguidores, con el ritual implícito de ir a la disquería. Como dice Gonzalo Martín: “para escucharlo y guardarlo en casa, porque la gente quiere volver a vivir esa época y viajar un poquito en el tiempo, para acordarse cuando se era parte de todo aquello. Para nosotros es una alegría y un placer. Yo no me veía hace 20 años con algunos de los integrantes de la banda. Básicamente es reivindicar una época, y para el que no estuvo y se quiere informar, ¡compren el disco! ¡Así sonaba una banda de hard rock en los ’90!