Cuando el mundo parecía dejar atrás la pandemia y ya se comenzaba a respirar cierta normalidad, Ómicron frustra las mejores esperanzas de tener un fin de 2021 más amable. En Argentina, aún no se reportó su transmisión comunitaria aunque, por la dinámica que exhibe en otras partes del mundo, podría informarse en cuestión de días. Mientras tanto, el Ministerio de Salud lidia con Delta, hoy predominante en todo el planeta, que sumada al relajamiento de la ciudadanía y al retorno de todas las actividades antes restringidas, provoca una suba considerable en las nuevas infecciones.
Como en las olas pasadas, además de los reportes diarios con los datos objetivos e inapelables, hay un termómetro subjetivo y nada desdeñable; ese que proviene de las experiencias individuales, familiares, laborales y amorosas de cada quien. En la actualidad, lo cierto es que todos y todas tienen a algún conocido con coronavirus, o bien, saben de alguien que debe aislarse por ser contacto estrecho. Bajo esta premisa, con un escenario económico que busca recuperarse y que difícilmente podría soportar restricciones de algún tipo, el gobierno confía en el pase sanitario (que se pondrá en marcha a partir del 1° de enero) como una herramienta que podría dar sus frutos, para fomentar la vacunación entre aquellos que aún no completaron su esquema. Desde la cartera sanitaria que administra Carla Vizzotti, mientras tanto, insisten en reforzar las medidas de cuidado: el barbijo, el distanciamiento y la ventilación llegaron para quedarse. Parecía un eslogan, pero no lo es.
¿Qué dicen los números? Si el 2 de diciembre el Ministerio de Salud informó 2.681 casos; dos semanas después, la cifra reportada fue de 5.301. La ocupación de camas UTI creció de 617 a 756 en el mismo lapso. En Provincia de Buenos Aires, si el 2 de diciembre se comunicaron 989 contagios, el 16 de diciembre fueron 1.961; CABA, durante el mismo período, pasó de contabilizar 382 a 1.097. El resto de las jurisdicciones, con matices, poseen curvas que realizan más o menos las mismas coreografías: todas marchan en ascenso.
“Delta predomina, representa el 95 por ciento de lo que circula en el país y es más transmisible que sus antecesoras. Hay más movilidad y más relajación, por lo que es esperable que se incrementen las infecciones. La buena noticia es que las vacunas funcionan: la incidencia en vacunados es mucho más baja que en no vacunados”, señala Analía Rearte, Directora Nacional de Epidemiología e Información Estratégica. En la misma línea, observa Juan Manuel Castelli, titular de la Subsecretaría de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud: “En todos lados hubo segunda, tercera y muchas olas. Nosotros tuvimos la última en mayo/junio de este año, y con el aumento de movilidad que sabíamos que íbamos a tener, contar más casos estaba dentro de lo que se podía prever, pero no podemos relajarnos bajo ningún punto de vista”.
A excepción de algunos países europeos en los que ya se comienza a advertir la incidencia de Ómicron en la generación de nuevos brotes, el mapa internacional de contagios continúa monopolizado por Delta. En Argentina, su propagación se consiguió retrasar hasta octubre/noviembre, entre otras cosas, gracias a las medidas de seguridad migratoria y políticas de cuidado sanitario impuestas. No obstante, en el presente, la realidad parece modificarse. “Como se suma la amenaza de Ómicron nos mantenemos en alerta por partida doble, por un lado para monitorear lo que sucede y, por otro, para identificar lo que ocurrirá en las próximas semanas”, explica Rearte.
El tsunami de Ómicron
Aunque en el presente los datos que se recogen en cuanto a la evasión de la respuesta inmune de Ómicron son preliminares, la premisa del Ministerio de Salud es continuar inmunizando, completar las segundas dosis para aquellas personas que no accedieron al segundo pinchazo y los refuerzos con terceras dosis para el resto de la población. La nueva variante que emergió en África tiene una tasa de transmisibilidad mayor que Delta. A diferencia de todas las reportadas hasta el momento (que tardaban en propagarse a través de los continentes), con Ómicron, la dinámica fue diferente: en apenas una semanas se expandió con velocidad y ya está presente en más de 80 naciones.
“Si las anteriores daban algún respiro y tiempo para reacomodarse, Ómicron se parece más a un tsunami”, expresa con preocupación Rearte. Córdoba es muestra de ello: según Rodrigo Quiroga, doctor en Química y bioinformático del Conicet, en cuatro días, la provincia pasó de 140 casos a 678 y, si se consolida esta tendencia, en 7-10 días llegaría a más de 2 mil nuevas infecciones. En poco tiempo, la cartera sanitaria podría declarar su transmisión comunitaria.
“Claramente Ómicron posee mutaciones que hacen que evada parte de la respuesta generada por las vacunas. Afortunadamente, lo que estamos viendo en los casos de Córdoba, por ejemplo, es que las infecciones son asintomáticas o leves. Del mismo modo, creemos en que las tecnologías seguirán siendo muy efectivas para evitar enfermedad grave y muerte”, apunta Rearte. Y remata Castelli: “Necesitamos más tiempo para saber cuál es su capacidad para producir enfermedad y si será una enfermedad más leve o más grave que la que se generaba con las variantes previas”.
Heroínas anónimas
Las vacunas son heroínas anónimas: a diferencia de los medicamentos, cuyos efectos benéficos son advertidos al instante, actúan de manera silenciosa. Según los datos provistos por el Ministerio de Salud, los beneficios de la inmunización masiva para covid son contundentes. En las últimas cuatro semanas, la tasa de infecciones registradas en la población con dos dosis fue de 62,2 mientras que en la población no vacunada fue de 177,1, ambas cada 100 mil habitantes. Mientras que la mortalidad, en los grupos inoculados con esquema completo fue de 3,17 cada millón; y los no inmunizados fue de 9,28. En la misma línea, un análisis realizado por el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires exhibe que, al 10 de diciembre, el 62 por ciento de las personas que se encontraban internadas con diagnóstico de covid-19 no estaban vacunadas, y que el 14 por ciento solo se había aplicado una dosis.
“Las vacunas nos brindan una protección al disminuir la probabilidad de morir por covid. Hay una diferencia muy clara entre inmunizarse y no hacerlo. Basta con ver las cifras, tanto aquí como en cualquier país del planeta”, asegura Castelli. Después, continúa su explicación con una advertencia: “Nos vamos a encontrar con que fallecen personas vacunadas, pero eso no debe hacernos pensar que las vacunas no funcionan. Hay individuos que, por sus características, por su historia clínica, su edad y otros factores, tienen más riesgos que otros”.
En el mismo sentido, lo plantea Quiroga: “Cuando se tiene una gran cantidad de vacunados en la población es totalmente esperable que se tenga también una cantidad considerable de infectados y fallecidos vacunados. Las vacunas no previenen infección grave ni fallecimiento al 100 por ciento. Es una cuestión meramente estadística; quizás resulte anti-intuitivo y a nosotros nos cuesta explicarlo”, señala. Luego completa: “De hecho, los antivacunas hacen circular este tipo de datos, pero es que lo que ocurrirá en poblaciones como la nuestra que inmunizó muchísimo. En simultáneo, eso no es muestra de que las vacunas no funcionen; todo lo contrario, las muertes serían muchísimas más si no las tuviéramos”. Y en el presente más que nunca porque los casos suben.
Completar esquemas
En el país, el 83 por ciento recibió la primera y el 69 por ciento ambas, con lo cual existe un 14 por ciento de individuos que respondieron a la primera cita pero no accedieron al segundo pinchazo. Al respecto, Rearte indica: “Tenemos muy buena cobertura, nos falta completar esquemas, sobre todo en los menores de 40 años. Es gente que no tiene ningún problema en vacunarse, solo que al disminuir la percepción del riesgo, quizás se relajaron. O bien, no acudieron a los centros cuando se los citó por otros motivos”. Y agrega: “Necesitamos volver a poner en agenda la importancia de vacunarse”.
A nivel nacional, una de las estrategias para atender este problema y reducir esa brecha es la implementación del pase sanitario que comenzará a utilizarse a partir del 1ro de enero en todo el país. En Tucumán, donde ya está en funcionamiento, se observó “buena adherencia” y Salud espera obtener “resultados similares” en el resto de las jurisdicciones. Para complementar la disposición nacional, cada provincia pone a punto acciones específicas y dirigidas. Rearte lo puntualiza con dos ejemplos. “Semanas atrás estuvimos en Salta y hay muchos changarines que trabajan de noche y duermen de día. De manera que habrá que buscar la manera de inmunizarlos por las noches, que es cuando están en actividad. Por otro lado, Buenos Aires piensa en la instalación de vacunatorios libres en centros turísticos”, relata.
“Desde hace semanas insistimos en la importancia de completar los esquemas, porque contamos con una elevada disponibilidad de dosis para que todos puedan acceder. Las provincias, de hecho, trabajan con intensidad para que ocurra. El pase sanitario servirá para contribuir a que diciembre sea un mes fundamental: si ya decidiste vacunarte, es lógico que decidas completar la protección”, subraya Castelli. Según el monitor de vacunación, se aplicaron 73 millones de dosis, se distribuyeron más de 90 millones y se donaron más de tres millones.