José Pablo Feinmann dejó una marca tan profunda como variada en la vida cultural y política argentina del último medio siglo. Algunos libros ya clásicos como Filosofía y Nación o El peronismo y la primacía de la política fueron textos de cabecera de varias generaciones de militantes e intelectuales. Sus novelas abarcaron un arco temático muy amplio desde el policial hasta textos tan inesperados como su ficcionalización de la vida y obra de Heidegger. En todos los casos era polémico y brillante y afrontaba el riesgo de la crítica con una audacia poco frecuente.
Desde Envido en los 70 hasta PaginaI12 siempre sus artículos periodísticos alumbraron la reflexión sobre las coyunturas más diversas. En momentos tan complejos como el de hoy, las notas de José Pablo rescataron la épica popular y no renunciaron a la crítica, haciendo foco sus denuncias en quienes endeudaron el país, a los que sin eufemismos llamó “ladrones de guante fino”.
Nunca dejó de ser peronista, aunque haya renunciado al Partido Justicialista. Hizo, sin duda, aportes fundamentales para una reflexión histórica desde la tradición nacional popular, pero al mismo tiempo tenía una mirada universal que descubría al filósofo aún en el texto más coyuntural o menos pretencioso.
Lo vamos a extrañar mucho.