“Los extrañamos”, afirmó Santiago Motorizado. Aunque esta vez lo hizo al momento de despedirse. La banda que lidera, El Mató a un Policía Motorizado, regresó este sábado a los escenarios porteños. Por eso no dejó de repetir una y otra vez esa palabra a lo largo de las dos horas que duró el recital. La última vez que actuaron en Buenos Aires sucedió en el estadio Malvinas Argentinas, en diciembre de 2019. Después apareció el coronavirus, y el quinteto platense, al igual que el mundo entero, entró en una pausa. Pero en su caso fue muy larga. Si bien giraron por España en 2020, en una de las escasas ventanas sanitarias que hubo en la pandemia, tocar frente a su público se tornó en una situación complicada.

Durante esos meses, en cada hueco que encontraba, el frontman aprovechó para presentar su proyecto solista. Y en ese ejercicio recibió la propuesta para hacer la banda de sonido del relanzamiento de Okupas. Ese repertorio derivó en un disco solista, mas no solitario: Cuatro canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro. Santiago avisó que lo tocaría en vivo una sola vez, y lo hizo en un Teatro Coliseo colmado y emocionado. Sin embargo, el disparador de ese proyecto quedó registrado en un álbum previo, Unas vacaciones raras, donde El Mató revisitaba algunas de sus canciones. Era el primero del grupo en dos años, tras poner a circular La otra dimensión, por lo que aprovecharon para estrenar un tema nuevo: “La otra ciudad”.

Justo con esa canción abrieron esta vuelta, en un GEBA con sabor a celebración. Aunque la antesala en la sede de Figueroa Alcorta del predio estuvo tensa, debido a que las puertas se abrieron más tarde de lo anunciado y el grupo salió a escena una hora y media luego de lo estimado. A las 22.30. Según los organizadores del show, la demora se produjo por “inconvenientes de logística del proveedor del servicio de cobertura médica”. Algo que escapaba de sus manos y de los de la banda. Una vez que se pudo garantizar la cobertura del público, la logística se puso en marcha. Al mismo tiempo que esto sucedía, llegaba el rumor de que a unas cuadras de ahí el Gracias Totales de Soda Stereo también venía demorado.

Después de tocar “La cobra”, canción de su disco La Dinastía Scorpio, Santiago Motorizado saludó al público, pidió disculpas por el retraso y preguntó: “¿Están molestos con nosotros?”. A lo que luego añadió: “Fueron dos años sin tocar”. Entonces siguieron poniéndose al día. Y esta vez apelaron a uno de sus temas más populares entre incluso la gente que los descubrió recién: “La noche eterna”. Siguieron con la canción que le da título al disco que lo contiene, el instrumental "La síntesis O’konnor", así como el vals “Alguien que lo merece” y “Las luces”. Igualmente, de esa misma etapa. En medio de todo eso, desempolvaron el raudo “El héroe de Navidad” y le inyectaron más capas atmosféricas y texturas a “Nuevos discos”.

Tras repasar todo lo que sucedió desde su último recital en Argentina hasta ese reencuentro, y de pedir disculpas nuevamente por la demora del inicio, el líder de El Mató advirtió: “Estamos tocando estas canciones para ustedes”. Lo que se sintió con fuerza en la urgente “Mujeres bellas y fuertes”. Si en esta ocasión presentaron por primera vez en vivo la flamante “La otra ciudad”, en su show del Malvinas Argentina hicieron lo mismo con “El perro”. A partir de ese momento, el quinteto salió al frente con el pasaje distópico de ese cancionero. Arrancó con “Amigo piedra” y siguió con el pop onírico “Destrucción”, para darle paso al épico “Chica rutera” y a esa suerte de ADN grunge que recorre “Día de los muertos”.

A medida que pasa el tiempo, “El tesoro” no sólo demostró ser el hit del grupo sino una tema que ya ocupa un lugar importante en el imaginario del rock argentino. De lo que dio fe apenas se fue asomando. En tanto que “Yoni B” evidencia el trabajo de construcción para llegar a esa instancia. Y es que el álbum que lo contiene, La dinastía Scorpio, fue un punto de inflexión para el grupo. Cierto. Pero asimismo para la música popular contemporánea local, porque, sin pretender revolucionar la tradición, instaló una alternativa al momento de contar historias y esbozar sus personajes. Lo épico a través de una lectura terrenal. Teniendo como soporte, aparte, un sonido de nicho hasta ese momento.

Luego de avisar sobre “esa hermosa noche de luna llena”, Santiago Motorizado presentó “Excalibur”. Que el músico pudiera dar cuenta de esa postal no es poca cosa. GEBA representa el primer estadio al aire libre del grupo, en lo que a show propio se refiere, tras pasar por el Malvinas Argentinas y debutar en esas lides en Tecnópolis, en 2018. Siempre con diciembre como mes cábala. Cuando apareció “Mundo extraño”, el público entró en éxtasis. Lo que no decayó en el provocador “Sábado” y en la mezcla del krautrockero “Prenderte fuego” con el psicodélico “Noche de los muertos”. Ahí la banda salió de escena, y regresó al toque para que no se perdiera ese estado afectivo en “El magnetismo” ni en su himno “El día del huracán”.

Cuando sonó la intro de “Vienen bajando”, que tomó un segundo aire gracias a Okupas, las casi 5 mil personas que agotaron GEBA exclamaron un “Ufff” que retumbó. Eso estuvo secundado por la aparición en escena del Negro Pablo y del Chiqui, provocando la ovación. Y es que al igual que Luca, el “Chiqui Not Dead”. Si bien el Mató se juntó para ensayar por primera vez en meses para la presentación del festival Primavera Sound, a comienzos de diciembre, el cierre de su show dio la sensación de que nunca pararon de tocar. Esa contundencia quedó envuelta en una ráfaga de temazos que largó con “Fuego” y terminó con “Mi próximo movimiento”, y que en el medio tuvieron en “Más o menos bien” y “Chica de oro” un poco de munición gruesa. O será que se los extrañaba.