“Cuenta la historia de un mago que un día…”. El comienzo del clásico tema de Rata Blanca podría ser parte de la sumatoria pop que es The Witcher. La serie, cuya segunda temporada estrenó Netflix el pasado viernes, recurre a una rimbombante adición de elementos en el que hay lugar para sagas novelísticas, cultura gamer y productos bien reconocibles como Game of Thrones y la presencia de quien encarnara por última vez a Superman en la pantalla grande. El sujeto en cuestión es Geralt de Rivia (Henry Cavill), un cazador de monstruos que lucha por sobrevivir en un lugar que desprecia a los de su tipo y tiene la tutela de una poderosa damisela (Freya Allan).

En su propósito, la entrega creada por Lauren Schmidt Hissrich es tan explícita como impertinente. Se ajustaron las perillas estéticas en las escenas de batallas y conjuros como para simular el punto de vista de quien tiene un comando en sus manos. Es que, aunque las andanzas del brujo nómade estén basadas en los relatos de Andrzej Sapkowski, su fandom se debe al suceso de los videojuegos que lo tienen como protagonista. En este tramo de la historia (con tercera temporada confirmada), Geralt debe recalar en los pagos de su infancia. En ese rincón del Continente -el “Westeros” de este universo- se topará con un viejo compañero de andanzas. Nivellen (Kristofer Hivju) es un aristócrata con aspecto monstruoso que vive aislado en un castillo. Quien aparece bajo esa gran mota de pelo rojizo y enormes colmillos es bien conocido para los seguidores de esta clase de historias. Se trata de quien le diera vida al Matagigantes de Tormund en GOT. “Es fácil entrarle a alguien así con toda su carcaza. Es como meter la mano en un guante. Ok, puedo hacer a este tipo. Pero luego hubo que sumarle su andar pesado, que la nariz fuera su carta de entrada, pero usar sus modos distinguidos. Así que tuve que trabajar bastante en esa dualidad, especialmente en el movimiento. No me podía mover muy rápido ni muy lento. Tenía que ser muy preciso. Fue como ser marioneta y marionetista a la vez”, dice el actor noruego entrevistado por Página/12 vía Zoom.

-¿Cuál fue la clave para encarar a esta bestia que parece sacada de un cuento de hadas macabro?

Kristofer Hivju: -Lo gracioso es que cuando leí el guion me confundí y pasé por alto de que era una bestia. Así que entré a él pensando que era un ser humano: un tipo solitario que vivía en una mansión. Y cuando caí en que era un hombre maldito, terminé por entenderlo. Pero eso me sirvió para dar con el núcleo del personaje. También leí el libro El último deseo para hacerme una idea del contexto y su vida por detrás, los detalles, definitivamente lo usé como fuente. Luego fue añadirle el resto. Aunque fue un lindo desafío desde lo corporal. Y soy alguien que ama los desafíos. Lo disfruté muchísimo.

-¿Cómo describiría el vínculo de Nivellen con Geralt? ¿Tuvo esa camaradería con Henry Cavill?

K.H.: -Nivellen y Geralt son dos viejos compadres que se vuelven a ver en un momento crucial para ambos. Cuando eran jóvenes, Nivellen tenía esta necesidad de demostrarle todo a su padre que lo consideraba una decepción. Geralt fue clave para cambiar eso. Tiene esa conexión del pasado y tras trece años vuelven a verse. No todo va a salir como lo esperado, pero es un lindo reencuentro. Con respecto al trabajo con Henry Cavill, debo decir que fue un placer. Como todo lo grabamos en un set cerrado, fuimos como un ensamble. Es un gran compañero y disfruté muchísimo mis escenas con él. Se compromete mucho con el material y con el proyecto en el que está trabajando. Soy un gran fan de Superman desde la época de Christopher Reeve, así que me encantó toparme con el que se carga el personaje en estos días.

-¿Qué sucedería de un encuentro entre Tormund y Nivellen?

K.H.:- Harían una gran fiesta, son de esos personajes que todo lo hacen en grande, son de esas duplas que, realmente, harían un descalabro. Se emborracharían muy rápido, no lo dudo.

-¿Ve algunos puntos en común?

K.H.:-Tienen su fallas pero tratan de disfrutar la vida alrededor. La esencia de Nivellen es su vergüenza y esta oscuridad por lo que hizo, y se siente culpable. Tormund, al contrario, vivía día a día. No cargaba con nada de lo que le pasó. En eso se distinguen. Nivellen es más sensible. Me gusta mucho entrar en universos oscuros y expresar cierta luminosidad. Lo aprecio.

-En su cuenta de Instagram posteó un video donde cuenta sus inicios en la actuación y además se lo puede ver construir un bote con sus propias manos. ¿Se ve como un artesano?

K.H.:-Como actor soy un artesano y me gusta construir cosas con mis manos. De no haber tenido suerte con la actuación podría haber trabajado como albañil. Si querés tener una habilidad, sea cual fuera, te transformás en un artesano. En el camino fabricás algo.

Programados

* Apple TV Plus lanzó una catarata de anuncios para el inicio de 2022. En el primer mes del año llegará la tercera temporada de Servant (con M. Night Shyamalan al mando) y la comedia de asesinatos The Afterparty. Hacia febrero se podrá ver el thriller laboral Severance (dirigido por Ben Stiller) y Suspicion, drama protagonizado por Uma Thurman. En este último, la chica Tarantino encarna a una madre cuyo hijo es secuestrado.

* Europa Europa despide a la máxima estrella de su programación: El Comisario Montalbano. Se trata del capítulo 36 de la entrega original de la RAI basada en las novelas de Andrea Camilleri. La última chance para ver al personaje encarnado por Luca Zingaretti será el viernes a las 19.45. ¡Arrivederci, Comisario!

* Paramount+ mañana estrenará Cecilia. El proyecto estuvo concebido por Daniel Burman, terminó adaptándose en México, y cuenta con Mariana Treviño (La casa de las flores) en el rol principal. El dramedy sigue la vida de la mujer del título tras sufrir un derrame cerebral. Una madre, hija, dos veces ex esposa, hermana y empresaria, obligada a reorganizar su mundo.

El personaje

Alfhildr Enginsdottir de Beforeigners (Krista Kosonen). “No soy una pensadora, soy una luchadora”. Frase de la primera “extranjera de antes” en sumarse a la policía noruega. Vikinga en un sentido estricto que se trasladó hasta el siglo XXI por una fuga temporal enigmática y resuelve crímenes en las calles de Oslo. Odín no podría estar más orgulloso.