En lugar de la celebración de una victoria, el rechazo del Presupuesto 2022 desató en Juntos por el Cambio un sinnúmero de discusiones internas, algunas expuestas públicamente, otras más solapadas. Durante el fin de semana, Elisa Carrió tronó a través de un comunicado en el que la Coalición Cívica les recordó a sus aliados que "voltear el presupuesto no era una opción". También circularon rumores de que descubrió negociaciones entre algunos de sus socios y Sergio Massa. Los radicales, partidos en dos bloques, terminaron aportando al rechazo, pero su flamante presidente del Comité Nacional, Gerardo Morales, se mostró en desacuerdo con la estrategia. En privado, planteó que hay radicales con responsabilidades de gobierno y que no se puede manejar de esa forma la discusión del presupuesto. La mesa nacional de Juntos por el Cambio sigue suspendida y sin fecha.
La turbulenta sesión en la que se rechazó el presupuesto dejó un sinfín de heridos en JxC. Algunos se mostraron preocupados por la forma disfuncional en la que se manejó el interbloque, que no tiene presidente (dado que está en disputa ese lugar) y está dividido en una decena de bloques y monobloques que lo integran, donde los intentos de ponerse de acuerdo son parecidos a una reunión de consorcio. En ese clima se dieron una serie de cambios de posición repentinos (había una cierta idea de abstenerse que terminó en el rechazo) y traiciones veladas que dejaron sus marcas.
La primera señal de que la votación no cerró bien vino con la declaración de la Coalición Cívica, en el que Carrió le apuntó directamente al presidente del bloque del PRO, Cristian Ritondo, a quien hace tiempo viene queriendo desplazar del cargo. "Durante toda la jornada del debate presupuestario trabajamos y agotamos todas las instancias posibles para que el proyecto vuelva a la comisión y no para rechazarlo como finalmente ocurrió. Voltear el presupuesto no era una opción”, remarcaba el comunicado, que advertía que la forma de oponerse al Gobierno debía ser más astuta.
"Con ciertas cosas no se joden. Digan lo que quieran de Lilita, pero nunca jugó a cuanto peor, mejor", decían en el entorno de Carrió en una crítica a sus socios. Internamente, evaluaban que el PRO apostó a la sobreactuación y al rechazo, mientras que los radicales fueron consumidos por su propia interna (la sesión fue el día previo a que acordaran una conducción unificada de la UCR y empezaran a discutir volver a unir los dos bloques). También advirtieron que el bloque que conduce Mario Negri estaba más cerca de la posición de Carrió, que era abstenerse y pedir el pase a comisión del proyecto.
Hay versiones más opacas de lo que hizo enfurecer a Carrió. "Cuando su gente fue a una reunión con Massa el día previo, se enteran por boca de Massa que hubo una negociación paralela con Emiliano Yacobitti y Ritondo, en donde se habló de plata para la UBA y para los municipios del PRO. Ahí se recalentaron los lilitos", comentaban en los pasillos del Congreso. Los diputados de Carrió vieron tal nivel de sobreactuación y griterío, que llegaron a retirarse de un encuentro del interbloque.
El debut de Morales
Gerardo Morales, en tanto, tuvo sus primeros días como presidente de la UCR: se reunió con Mauricio Macri y piensa hacerlo con Horacio Rodríguez Larreta y con Maximiliano Ferraro, que es el presidente de la Coalición Cívica. Con ellos tiene que acordar la reorganización de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, que desde que empezó la interna radical suspendió sus reuniones sin fecha. Ahora tienen que negociar una nueva conformación. La propuesta de Morales es que cada partido designe a sus integrantes.
El gobernador de Jujuy también mostró reparos públicamente ante el rechazo del presupuesto. “Tengo un pensamiento diferente respecto de cómo pararnos frente a leyes que son tan importantes”, fue la forma elusiva de decirlo. En privado, es más categórico: sostiene que con tres gobernadores y cientos de intendentes, la UCR no se puede dar el lujo de hacer este tipo de jugadas, que implican restarles recursos a sus propios gobiernos. Además, Morales se imagina candidato a presidente en 2023 y busca que el escenario económico llegue ordenado. Lo mismo, se supone, quiere Larreta, por eso algunos se sorprendieron ante la vehemencia de integrantes de su sector para rechazar el presupuesto.
Entre el PRO y la UCR hay otro problema en puerta: para reunificar los dos bloques radicales (el de Negri y el que se abrió bajo el ala de Martín Lousteau y Yacobitti, conducido por Rodrigo De Loredo), Morales piensa proponer en febrero del año que viene que De Loredo sea el jefe del interbloque de JxC en Diputados. Pero esto tiene un pequeño problema: el PRO reclamará para sí ese lugar y no tiene previsto solucionarles la interna a los radicales cediendo los cargos que Ritondo y los suyos consideran propios. Algunos imaginan que, sin esa ofrenda de paz, la mentada reunificación de los bloques de la UCR está más lejos que cerca.
Otra vez Macri
En medio de las críticas cruzadas, reapareció el ex presidente Macri, uno de los pocos que se mostró satisfecho con lo ocurrido: "El presupuesto es impresentable, no cierra por ningún lado. Este presupuesto no sirve, tienen que traer algo que cuadre. Sin improvisación, ineptitud, mentiras, inmoralidad", dijo Macri, en alusión al proyecto presupuestario que tenía una previsión del 33 por ciento para la inflación. El Presupuesto 2018 de Macri preveía una inflación del 15,7 por ciento y fue del 48,8. El de 2019 preveía una inflación del 34,8 y fue del 53,8. No obstante, Macri no se preocupó por esos detalles, y describió el accionar de su bloque de la siguiente manera: "Igualmente, nosotros hemos tenido una actitud, como siempre, responsable y democrática". Lejos está la época en la que Macri le gritaba en un inicio de sesiones a los diputados que respetaran la voluntad popular.
Las disputas internas seguirán sin ordenarse, al menos, hasta la próxima reunión de la mesa nacional, donde muchos esperan que se encaucen las discusiones de aquí en más.