Cuando lo inevitable se acerca, apretamos los dientes, los labios y los puños. Aunque el llanto, tal vez lave, sólo tal vez, esa sea impotencia de la pérdida. Se nos fue quien nos ayudaba a pensar mejor, aquel que nos acercaba a los grandes pensadores a quienes divulgaba con una notable sencillez, y a la vez con una profunda pedagogía. 

José Pablo Feinmann era un intelectual inmenso, de esos que tienen a flor de piel una broma, un recuerdo de la infancia, el barrio. Nos llevaba a épocas de su adolescencia, allá por los 50, y su relato era tan certero, que nos hacía reflejar en nuestros propios espejos juveniles.

Hubo un antes y un después. Llegaste a la tele, para que la filosofía sea didáctica y para que todos pudiéramos entenderla, aprenderla, y tener una mirada crítica sobre estos tiempos. Llagaste a la radio, donde tus relatos nos envolvían.

Escribiste novelas, hiciste cine, ¡fuiste todo José! Desafiaste al status quo y nos habilitaste para abrir provocadoras puertas de conocimiento. 

Cuando conocimos a la bella Virginia, tu hija, nos habló con tanto amor por ese padre, único, como todos los padres, pero ese no era cualquiera, era uno de los más grandes pensadores argentinos. Desde Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas saludamos con inmenso afecto a sus cercanos y querides.

Te extrañamos José. Siempre te extrañaremos. Fuiste nuestra guía en el mejor pensar.