La pandemia que se instaló en el país en marzo del año pasado, sin dudas llevó a que se modificaran las prácticas habituales que se tenía. Poder adaptarse a esa nueva realidad, siempre dependió de cada uno de los territorios, pues las dinámicas sociales eran diferentes. Más aún cuando se tratan de comunidades indígenas, donde, en su gran mayoría, prima la construcción comunitaria.
Ese fue el caso de las mujeres del Pueblo Kolla del municipio de Nazareno, en el departamento de Santa Victoria, al extremo noroeste de la provincia de Salta. Las warmis (mujer en quechua) decidieron organizarse para mantenerse unidas. La forma más cercana que encontraron fue a través del tejido. Primero tejían en sus casas, luego comenzaron a reunirse, y hoy son, al menos, 15 mujeres kollas las que optan por tejer colectivamente.
No sólo eligieron mostrar la práctica del tejido como parte de la cultura kolla, sino que se decidieron a contarlo en un podcast, al que llamaron Mujeres de Nazareno: Tejiendo historias, saberes y prácticas del Pueblo Kolla, y que estuvo financiado por el Fondo de Mujeres del Sur. Una de las voces que aparecen en el relato es la de Purificaciona Pisco, quien dialogó con Salta/12, y contó que ante la imposibilidad de juntarse, "cada una empezó a hacer los tejidos en sus casas".
A medida que se les permitió volver a reunirse, aunque en números reducidos, las mujeres comenzaron a juntarse en pequeños grupos. Uno de esos lugares, era el hogar de Adelaida Torres, una reconocida dirigente de la Asociación de Comunidades Indígenas de Nazareno (OCAN). "Empezamos a preparar la lana y cada uno de los tejidos", relató Pisco. El proyecto les permitió la compra de grandes telares, por ejemplo.
Nazareno, es un pueblo que se encuentra a más de 3.600 metros sobre el nivel de mar y a casi 500 kilómetros de la ciudad de Salta, y que mantiene una rutina distinta en comparación con las grandes urbes, dado que la gran mayoría de las personas se dedica a la siembra y cosecha de sus propios alimentos.
Aquello que empezó como un forma de reencontrarse afectivamente y colectivamente, tuvo mayor formalidad y peso cuando llegó una convocatoria del Fondo de Mujeres del Sur, que buscaba fortalecer el liderazgo político, económico y social de las mujeres. La invitación se dio a través de la antropóloga Paula Milana, quien viene acompañando un proceso comunicacional en el lugar. Las warmis se sumaron con el fin de obtener financiamiento para la compra de herramientas materiales que permitan una mejor producción de los tejidos y, en paralelo, la creación de piezas comunicacionales.
Pisco aseguró que ese trabajo combinado les permitió "difundir lo que nosotras sabemos hacer" y "lograr que no se pierda". Entre las actividades, pudieron realizar un taller de tejido y teñido con capacitadoras de las comunidades de Alfarcito y Cieneguillas, que compartieron con mujeres de la comunidad de Kondorwaira, del departamento de La Caldera. "Ahí pudimos difundir nuestros saberes y aprender de los de afuera para poder combinarlos", agregó Piru, como todos la conocen.
Milana, quien también es becaria posdoctoral de Conicet en ICSOH, de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), contó a Salta/12, que el tejido fue una demanda de la warmis desde un principio. "Eso en el proyecto fue encarado como una forma de generar autonomía económica, otra de sus preocupaciones", señaló, pues en un futuro también anhelan recuperar esos saberes heredados y consolidarlos como fuentes genuinas de ingreso para ellas y sus familias.
"Aún queda mucho por hacer, sobre todo, lo que se relaciona con la promoción de derechos de las mujeres, niñas y disidencias", agregó la antropóloga, quien adelantó que el proyecto continuará con el propósito de fomentar y generar las articulaciones con organismos públicos y otras organizaciones. "Esperemos que este próximo año se pueda avanzar en ese aspecto", sostuvo.
No obstante, se presentaron los desafíos pues la práctica del tejido era conocida para ellas, pero no así la grabación de podcasts. Por eso, su realización se dio de la manera más cercana que tienen: juntarse entre todas. Fue en agosto que comenzaron las grabaciones, aprovechando que se había ampliado el número de personas en las reuniones. Cada proceso de grabación fue acompañado por Milana y la doctora en Ciencias Políticas, Emilia Villagra, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Les restaba definir cómo y por dónde arrancar. Y si la pandemia las había reunido y fortalecido como grupo, consideraron que era desde ese lugar que debían empezar a contar. Eso llevó a que en el primer episodio del podcast, se escucharan los relatos de cómo transitó cada una las medidas de Aislamiento Social (ASPO). "Vamos a contarles cómo surgió nuestro grupo, qué objetivos y sueños perseguimos, qué temas trabajamos y cómo los hemos llevado adelante desde el año 2020", describieron en los audios que se subieron a la plataforma Spotify.
"Había situaciones tristes porque no podíamos salir", dijo Piru, aunque sostuvo que ameritaban ser contadas porque cada una lo vivió diferente. Allí también se dejó relucir uno de los principales motivos de lucha: la defensa del territorio, que enarbola la pelea por los derechos indígenas. En ese sentido, Milana afirmó que el proyecto les "permitió sostener algunos espacios donde se podían compartir ciertas inquietudes y problemáticas", como la falta de terrenos para sembrar, ya que las comunidades kollas de Nazareno aún están en la búsqueda de los títulos comunitarios.
Este primer proyecto, les abrió una puerta que les permite plantear otras demandas en favor de las mujeres y las diversidades del colectivo LGBTIQ+, y que son exigidas al propio municipio, al gobernador Gustavo Sáenz y al presidente Alberto Fernández. Un pedido claro es incrementar los espacios de capacitaciones para que las mujeres puedan desenvolverse y trabajar, además de poder "socializar diferentes problemáticas de géneros y también hacer valer su voz". Si bien, un número de mujeres pertenece a la OCAN, lo cierto es que se empezó a conformar un grupo autónomo de mujeres, afirmó la antropóloga.