El 1 de diciembre de este año Flavia Rodríguez Castro y Pablo Martínez iniciaron una huelga de hambre (es la tercera) en el pabellón trans de la Unidad Penal Nº 8 de Los Hornos, La Plata, que duró 7 días. Denunciaban “insalubridad y confinamiento”, así como también la limitación de la comunicación con sus familiares.
Al iniciar la medida de fuerza Flavia pesaba 88 kg y hoy está pesando 76kg, mientras que Pablo pesaba 70 y hoy su peso es de 62kg.
Para entender este reclamo necesitamos remontarnos 12 meses atrás cuando Flavia y Pablo fueron trasladados a los “buzones”, que en la jerga tumbera refieren a las celdas de aislamiento. Teóricamente estas celdas son para quienes se encuentran detenidxs en tránsito con destino a otras unidades o para comparecer ante los estrados judiciales. En la práctica responde al castigo que disponen las autoridades ante alguna falta a los reglamentos. Éste consiste en estar encerradx 23 horas al día en una celda diminuta y la prohibición de visitas. Este tipo de aislamiento es considerado extremo cuando pasan más de 22 horas en la celda o no se tiene acceso a espacios libres o duchas. Y prolongado, cuando esto se extiende en el tiempo. Flavia y Pablo se encuentran en buzones hace un año.
Según el informe anual 2021 El sistema de crueldad XV elaborado por la Comisión Provincial por la Memoria son gravísimos los efectos por no recibir visitas ya que “En el plano afectivo, las familias contienen los padecimientos propios del encierro y representan la conexión con el mundo exterior al que esperan volver. En el plano material, son las principales proveedoras de insumos alimentarios, medicamentos, elementos de higiene, entre otras necesidades básicas no provistas por las autoridades.”
Dentro del penal funcionan varias instituciones educativas, y esta semana hubo una entrega de diplomas dentro del Centro Universitario, Flavia y Pablo tendrían que haber recibido su diplomas sin embargo no pudieron asistir.
Por otro lado, Pablo está recibiendo su tratamiento hormonal, la última inyección tendría que haberla recibido el 9 de diciembre, pero debido al castigo ha sido reprogramada.
Flavia y Pablo exigen que se realice una nueva reunión con las autoridades del penal y el Ministerio de Justicia, pero que todo conste en un acta labrada. Demandan el fin de lo que definen como un estado de sanción permanente. Esta nota pudo ser realizada porque Flavia y Pablo cuentan con un celular y una de las amenazas reside en retirarles ese permiso, que es un derecho adquirido. También piden que se cumpla efectivamente la readecuación del espacio como pabellón trans: que puedan acceder a sus estudios, salir de la celda, recibir visitas. Y que se arreglen las inmediaciones: hace menos de un mes Pablo sufrió una descarga eléctrica.
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