20/20 

1969

¿Dónde está Brian? A juzgar por el gesto de oración de Al Jardine, en algún lugar cerca de las estrellas. Pero poco y nada dentro de este disco. Ignorado olímpicamente en la portada, el mayor de los Wilson solo metió un par de baladas y la suite de “Cabbinessence”. El resto es menos un disco que el último rejunte de singles para Capitol. Versiones de Phil Spector, “Cotton Fields” y el célebre robo a Charles Manson. Editado en el mismo año que Woodstock, este álbum es una celebración de la falta de oportunismo. Si el zeitgeist estaba aquí, los Beach Boys estaban allá.

Sunflower 

1970


Aunque prácticamente nadie se enteró, los Beach Boys volvieron a pisar la cima de su propio Everest. Cuatro años después de Pet sounds, la banda respondió a su crisis de la mediana edad con una sutilísima transformación interna: Sunflower es Pet sounds, pero compuesto por todos. Dennis deja a todos con la boca abierta (“Slip On Through”) y hasta el nuevo de Bruce Johnston entrega dos rotundas canciones de orden crepuscular y levemente british (“Deirdre” y “Tears in the morning”). Para el final, ¿qué tal una canción sobre un vaso de agua?

Surf’s Up 

1971

Todo está al revés. Asociados para siempre al imaginario oceánico, los Beach Boys pusieron un jinete abatido en la portada y abrieron el disco con una invectiva inesperada: “no te acerques al agua”. Por un lado, Surf’s up es la tranquilidad después de la paliza. Por el otro, un intento desesperado por subirse al barco radicalizado y progresivo de los setenta. Nadie en su sano juicio podía suponer que esos ingredientes darían como resultado un álbum tan sólido como exitoso. Excepto el mánager Jack Rieley.

Holland 

1973

¿Y qué tal un mánager megalomaníaco para gastar mucho dinero? En la primavera de 1972, Rieley decidió que Brian tenía que salir a dar un paseo para inspirarse. Como el mayor de los Wilson no quería salir de su casa, tomó el toro por las astas y llevó su hogar hasta Holanda. Viajaron 27 personas, dos perros y, en sucesivos envíos, todo el estudio de grabación. Expandidos con la incorporación de Blondie Chaplin y Ricky Fataar, los Beach Boys –paradójicamente– grabaron un disco de esfuerzos individuales. Así, mientras pensaban que abrían una puerta, en realidad estaban cerrando otra: la del palacio de la indulgencia.