La excursión de pesca con la que comparó su investigación el juez Rodolfo Canicoba Corral cuando dictó el sobreseimiento de Gustavo Arribas, arrojó como resultado el pique de un tiburón. El jefe de la AFI no puede salir del pantano de sospechas en que está sumergido. Su acusador en el Lava Jato, el arrepentido brasileño Leonardo Meirelles, ratificó que le pagó coimas ante la Justicia argentina. Pero además, el contexto de su actividad profesional como agente de futbolistas durante los años que vivió en San Pablo está muy lejos de ser transparente. Un periodista paulista que lo investigó y consultó PáginaI12, sostiene que el ex presidente del club Corinthians, Alberto Dualib, le dijo en una entrevista que Mauricio Macri y su amigo y funcionario del área de Inteligencia, cobraron para sí sumas millonarias cuando Boca transfirió a Carlos Tévez en 2005. El también inquilino del presidente de la Nación mantuvo una relación estrecha con Andrés Sanches, diputado federal del PT vinculado a aquel equipo y acusado de recibir sobornos por empresarios de Odebrecht y JBS.
Arribas es un hombre del fútbol que acumuló su fortuna en ese ambiente y no disimula sus simpatías. Es hincha de San Lorenzo y se mostró como tal la noche del miércoles en el partido por la Copa Libertadores contra Flamengo. Gritó el gol que le dio la clasificación a su equipo, aplaudió y acompañó los cantitos de la hinchada desde la platea cubierta. El mismo día había sido citado por la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos de Inteligencia para que brindase información sobre las graves acusaciones que recibió de Meirelles. Prefirió ir al Nuevo Gasómetro, donde no pasó inadvertido porque lo filmaron. Arribas estaba acompañado por Hernán Nisenbaum, un ex RR.PP. que ahora es su asesor en la ex SIDE. Lo conoce desde antes de que fuera funcionario y forma parte del grupo más cercano al Presidente Macri, con quien juega al paddle en su quinta Los Abrojos.
El jefe de la AFI tampoco pasa desapercibido por estos días en Brasil. Sobre todo, en el ambiente futbolero de San Pablo, la ciudad donde residía hasta que volvió a la Argentina para hacerse cargo del espionaje. Allá dejó muchas relaciones y también más de una pista de sus negocios. Tratándose de un millonario (declaró una fortuna de 94.448.840,60 pesos cuando asumió en la AFI) por el volumen de sus operaciones en el fútbol corría el riesgo de quedar muy expuesto.
Dos fuentes brasileñas consultadas por este diario lo recuerdan muy bien. Ambos son periodistas. El prestigioso Juca Kfouri, columnista de Folha do San Pablo y Espn comparó la designación de Arribas en la AFI como “una cosa semejante a que aquí, en Brasil, José Hawilla (el empresario dueño de la empresa Traffic que aceptó haber pagado sobornos en el escándalo de la FIFA) fuera designado director de la Agencia Brasilera de Inteligencia”. El bloguero Paulinho maneja buena información del fútbol y la política vinculada a Corinthians: “Yo conversé con el ex presidente Alberto Dualib y me contó que él le pagó a Arribas. Él dice que Macri recibió, que Arribas recibió. Hoy tiene 97 años y puede ratificarlo”.
Kfouri y Paulinho recibieron todo tipo de amenazas y demandas judiciales por sus pesquisas relacionadas con los negociados del fútbol. El primero se mueve en un auto blindado y tuvo que responder en Tribunales de su país a decenas de juicios promovidos por dirigentes corruptos como Ricardo Teixeira y Marco Polo del Nero. Ambos están imputados en el escándalo de la FIFA. El bloguero tiene prohibida la entrada al Corinthians y fue expulsado del club por sus investigaciones.
Otro personaje clave y muy cercano a Arribas durante su pasado en Brasil es el diputado del PT Andrés Sanches. Acaba de conocerse en el marco de la denuncia que realizó la empresa alimenticia JBS que el ex presidente del Corinthians cobró cinco cheques de esa compañía por 550.000 reales en 2014. “Arribas y Andrés Sanches son muy próximos. Su relación viene de la época del MSI. Sanches era el director de Corinthians y hacia negocios con Kia Jorabchian, el iraní que se asoció con Arribas cuando compraron a Tevez para venderlo de Boca a Brasil”, describe Paulinho, quien asegura que el titular de la AFI sigue operando en el ambiente del fútbol.
Sus inconsistencias exceden el marco del fútbol donde durante años se movió con el mayor sigilo. Cuando el arrepentido Meirelles declaró la primera vez que le había pagado 600 mil dólares, adujo que solo había recibido un giro de 70.475 dólares por la venta de un inmueble en San Pablo. Más tarde se desdijo y atribuyó esa suma al cobro por unos muebles que había colocado a la venta. El delator premiado brasileño, después del fallo de Canicoba Corral, volvió a contradecirlo este mes, pero para afirmar que le había transferido 850 mil dólares. Arribas se defendió con el argumento de que el mobiliario de su lujoso departamento cercano al Parque Ibirapuera paulista, se lo había vendido al excéntrico millonario de Minas Gerais Atila Reyes Silva por aquellos 70.475 dólares.