El gobierno italiano decidió volver al uso obligatorio de barbijos en espacios abiertos y cerrar las discotecas para tratar de contener la nueva oleada de coronavirus, infundida por la variante Ómicron, que amenaza con desbordar la Navidad. El primer ministro, Mario Draghi, esperó hasta último momento para tomar una decisión, pero ante un elevado nivel de contagios no tuvo más remedio que convocar a sus asesores científicos para pensar medidas contra la pandemia y luego al Consejo de Ministros para aprobarlas.
El resultado fue el bautizado como "Decreto Festividad", una serie de restricciones y disposiciones para cortar la circulación del virus en situaciones de ocio o asueto, conscientes de que la Navidad y sus reuniones masivas no ayudarán en el combate a la pandemia. "Nos encontramos ante una variante que dobla el número de sujetos infectados y con una contagiosidad marcadamente superior a lo que habíamos aprendido", avisó en rueda de prensa el científico Franco Locatelli, junto al ministro de Sanidad, Roberto Speranza.
En primer lugar se decidió imponer el tapaboca al aire libre en todo el país independientemente de la categoría de riesgo de cada región y además se reforzará en cines, teatros, eventos deportivos y en los medios de transporte, donde habrá que usar la mascarilla de protección máxima, la FFP2. De todas formas, no se aclaró a partir de qué fecha regirán esas medidas.
En paralelo, Italia dirá adiós a las grandes celebraciones de Año Nuevo, porque queda prohibida hasta el 31 de enero toda fiesta que pueda provocar aglomeraciones en las calles y plazas del país, y se cerrarán las discotecas y salones de baile.
A partir del primero de febrero de 2022, el certificado sanitario que demuestra la vacunación tendrá una validez más breve, de seis meses y no de nueve como hasta ahora. Las nuevas medidas del gobierno italiano llegan el mismo día en el que se registró el mayor número de contagios desde que se desatara la crisis en febrero de 2020: 44.595 nuevas infecciones en las últimas 24 horas. Se trata de un récord que no se vislumbraba desde los 40.902 contagios del 13 de noviembre de 2020.